Veintiuno

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Escondió su rostro con sus manos, podía sentir como sonaba su nariz. MinHo mordió su labio, no debió gritarle.

—JiSung... ey, está bien quitaré la música, pondremos la que quieras—Apagó el reproductor—No... no, no llores. Lo siento por el tono, Sung.

Le dolió verlo así, secó sus lágrimas negando con la cabeza. Seguía llorando aún más, deja de hablar MinHo.

Conectó sus miradas, tenía los ojos rojos y la cara enrojecida, le gustaba pero no cuando lloraba. Intentó consolarle.

—Sung, ¿qué pasa, alguien te dijo algo en la fiesta?—Acarició su cabello y lo atrajo a su pecho, el chico solo seguía llorando con más deseo—Dime, para golpearle hasta que se le olvide su nombre.

MinHo estaba preocupado y nervioso, no entendía, se aferraba a que era la borrachera que traía. El menor se acurrucó y escondió su cabeza en el cuello del pelinaranja, sin cesar las lágrimas.

Se sentía bien tenerlo cerca, era toda una locura abrazarlo y pensar estar en las nubes, estaba seguro con él. Por unos segundos olvidó todo, todo lo que el alcohol no podía hacer.

Se quería quedar ahí para siempre, en los brazos del chico que tanto adoraba, apesar de ser el que más problemas le traía.

—Sung...—Habló MinHo con la voz entrecortada, se maldecía a sí mismo por si alguna vez lo trató mal—¿Qué sucede? No te preocupes si no puedes contarme, ¿pero fue algo que dije o hice?

Negó, rodeando su cuello, la posición era incómoda, para ambos, tener una palanca en medio era raro, además de que tenían la columna volteada con respecto a sus piernas.

Pero estaba bien.

—No, no, no fuiste tú, tú no hiciste nada malo, ni nadie de la fiesta—Respondió y se alejó para mirarle a los ojos—Fue esa mujer... D-darlene...

Se quebró otra vez, casi no podía mencionar ese nombre, lloró más al hacerlo, pero sentía resentimiento en el más profundo.

¿Quién era ella?

—Me dijo cosas horribles, llama solo para decirme cosas horribles, ella me detesta. Me culpa a mí como si fuera el responsable de nacer.

Oh no.

Esa mujer era su madre.

—Nunca olvida mencionar que no sirvo para nada y que soy igual que mi padre, un inservible—Sentía cómo se dedicó a soltar todo lo de dentro, como si se sacara fuego de la boca—La odio Min, quiero que se muera, ella m-me hace mucho daño...

Cerró sus ojos, rodeando sus rodillas con los brazos, ahogándose con las lágrimas y las palabras en la garganta.

—No la quiero cerca de mi, ¡ya sé que le arruiné la vida!—MinHo la detestaba también, era ahora consciente de la tristeza del menor, cómo le costaba hablar del tema, pero aún así decidido abrirse.

Las lágrimas trazaban senderos en las mejillas que contaban historias por sí solas. No hacía falta que dijera nada más.

—MinHo... ¿Realmente soy así?

Musitó, buscando auxilio en su mayor.

—¿Así cómo?

—Egoísta, envidioso, que solo le importa lo superficial...—Respondió sollozando, deseando escuchar una afirmación negativa.

—Lo eres JiSung—Un cubo de agua fría le cayó encima. MinHo no dudó en decirle la verdad—No conozco ni un cuarto de ti para decirte esto, pero por el poco tiempo que llevo viéndote, tal vez un poco cerca, sé que puedes cambiar.

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora