Movía su pie inquieto en la sala de su apartamento, había hecho como diez discursos mentales sobre qué decirle, pero la verdad no tenía idea de cómo romper con alguien, porque jamás había tenido otra relación que no fuera ella.
En esos minutos que pasó sentado en el sillón, su cerebro hizo lo mismo que según dice la ciencia antes de morir, recordó toda la vida que pasó a su lado. Se rompió cuando vió pasar como espuma la vez que fueron a su primera cita.
Ese día de Halloween en 2019, que se disfrazaron de ovejitas en la fiesta de su pequeño pueblo. O la vez que la presenció por primera vez en vivo modelando, haciendo suya la pasarela, dejándolo boquiabierto. Todo, podía sentirlo de nuevo, el olor de su perfume, el cómo se formaban sus adorables hoyelos en la espalda baja.
No estaba listo para dejarla ir, no estaba listo para dejar tampoco que el daño siguiera creciendo, para continuar siendo partícipe de la pesadilla de la chica.
Había terminado una relación de cinco años. El lugar quedó en silencio, estaba vacío y roto, sin la muchacha vivir allí no tenía sentido, juntos habían decidido la decoración, juntos cocinaron ahí por primera vez.
Todo se esfumó en un segundo. Había tocado fondo, pero después de tanto sufrimiento podía sentir algo de felicidad, que ya no le mentiría, ya no le ocultaría nada más, estaba dejándola ser libre.
Lloraba y sus labios ardían de morderlos, ella estaría curándolos con cariño, poniendo alguna pomada en sus heriditas. La estaba extrañando incluso antes de terminarle. Lloraba como un niño, porque no había sido nada más que un inmaduro que jugó con sus sentimientos.
Cuando llegó allí, todo ya estaba fuera de lugar, habían maletas en la sala, y ella estaba en lo que alguna vez fue el cuarto que compartieron. No estaba enojada, no estaba triste, no se notaba ni siquiera abatida por lo sucedido.
Conectaron miradas, miradas perdidas y llenas de culpas. La muchacha se acercó a él y tomó sus manos con todo el amor del mundo, aún sin sonreír o mostrar alguna emoción en su rostro.
Pestañeó repetidas veces, sin despegar su vista de los ojos del contrario, él pudo ver cómo tragó saliva para decir algo.
—Te amo.
Fueron esas dos sílabas que lograron que sus ojos se cristalizaran, MinHo hizo más fuerte el agarre, la chica miró sus manos entrelazadas, levantó de nuevo su vista, tratando de por última vez encontrar esperanza, o algo que le dijera que estarían bien, de qué pasaría, de que eso no era real.
Cerró sus ojos y retrocedió, soltando a Momo.
—Las extrañaré, extrañaré tus manos calentitas, tu aroma, extrañaré tus besos y caricias—La respiración agitada del muchacho era palpable, todo se sentía helado, era como si las paredes hubieran sido congeladas—Solo espero que algún día sepas decirme un porqué, Teddy.
No dejaba que una sola lágrima se escapara, pero fue imposible detener a esa solitaria que cayó al suelo, mojando como una pequeña gota de lluvia.
Respiró, sabía que él no diría nada, estaba aceptando que era su fin, ni siquiera luchó por mantenerla cerca, estaba rompiéndose más cuánto tiempo se quedara allí.
Ahora eran solamente una melodía perdida en una caja de canciones desechadas. Siendo incapaz de moverse salió de ese lugar, miró por última vez la puerta principal. Renunció a una vida a su lado, con tal de no renunciar a ser ella misma, a olvidarse de que el bienestar personal era muy importante.
No tenía idea de lo que pasaba por la cabeza de ahora, su ex novio. Dolía tener que mencionar esa palabra, los recuerdos estaban abiertos, como si los hubiera visto en una película, se reproducían una y otra vez.
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Verde, Amarillo & Rojo - MinSung
RandomAún con pocos años de experiencia tenía un futuro prometedor, pero necesitaba un equipo. Uno que solo le podía proporcionar Han JiSung. El arrogante estudiante de Ilustración de diecinueve años. . . . . . . . . . 🍁Portada creada por IA. 🍁Lenguaje...