Veinticinco

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Tomó la sombrilla desde muy arriba, para que ni una gota le tocara, odiaba mojarse, estar enfermo y tener que quedarse en casa por un resfriado. Además cuando tenía algún virus así, bajaba de peso porque no le apetecía comer.

Eso no estaba bien.

Intentaba ver através del diluvio, pero casi no podía por las gotas fuertes, sus cristales estaban empañados y además tenía la sombrilla pegada a su cabeza. Tropezó en el camino, mordió su labio al ver a sus lindos zapatos empapados y sucios, se quedaría en el lugar así que comenzó a llamarle.

No podía ver casi nada, escuchar tampoco. Solo gritaba el nombre del muchacho, se imaginaba que a este tiempo tendría el tinte corriéndole por el cuello.

En su mente de veía sexy, pero puag ahora no era el momento de pensar en la otra cabeza de MinHo.

Llevaba rato parado en medio de la acera, sin saber de él. Se daría la vuelta para entonces regresar a su casa, donde estaría seco, tomándose un té con su padre sin preocuparse por cubrirse.

—Hola Sunggie.

El nombrado pegó un grito del susto, soltando la sombrilla, la cual ya se la había llevado la ventolera fuerte.

Ahora ya tendría más bacterias formándose en su interior, creando una bola de virus que ni sus anticuerpos podrían detener.

—¡No me vuelvas asustar así, dame tu chaqueta, qué esperas!—Casi le corta los brazos a MinHo para tomar la prenda y ponerla sobre sí.

—Cálmate, estás histérico, es solo agua—Le lanzó un beso al aire, cosa que JiSung no vió porque la manga le cubría el rostro desde su perspectiva.

—¡No estoy histérico! Mi sistema inmunológico es una mierda comparado con el tuyo, que tienes tinte rojo corriendo por tu cuello y estás tranquilo mientras andas descalzo en el concreto frío-Caminaba deprisa para estar bajo techo, MinHo lo seguía riéndose, pensando en qué ese chico realmente era otra cosa-Enfermarse es de pobres.

MinHo rodó los ojos, tenían que darle un premio por soportar esa actitud sin pegarle un puñetazo en la boca por decir tantas tonterías.

Entraron nuevamente al centro, vacío. Al parecer ninguno de los dos vió cuando el bus recogió a todas las personas de allí, la recepcionista seguramente se había ido a su casa también aunque era bastante despistada como para dejar sin seguro las puertas y ventanas.

—¿Si enfermarse es de pobres por qué estás aquí, ah?—Intentaba no mojar las cosas que tocaba, se recostó a la mesa.

—¡Un compromiso que no te interesa!—Quitó sus lentes y los puso cerca del sillón, del bolso que ahí estaba sacó una toalla, luego un secador de pelo. Se preguntaba también como traía tantas cosas ahí.

MinHo intentaba mantener la calma, el grito que le dió JiSung lo logró estresar además tenía un frío que le helaba las bolas y verlo usar todas esas cosas sin compartir nada lo hacía enojar.

—Habla bajo porque estoy frente a ti, ¡no soy sordo!—Le devolvió el grito, dió unas pisadas algo fuertes, acercándose al menor—No hice nada más que una pregunta, que yo sepa no es un delito.

—¿Pero sabes qué sí lo es? Seguir a alguien—Se levantó para enfrentarlo—Yo no me entrometo en tu vida, has lo mismo tú, no te metas en la mía. Bien podría hacerme amigo de tu novia, todas las chicas quieren un amigo gay que se maquille, con lo que me pesa decirle la verdad.

MinHo no podía entender el por qué de esa defensa que había adoptado Han. Había algo ahí que escondía, no le estaba diciendo la verdad, pudo ver cómo su humor cambió enseguida.

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora