Veintisiete

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—Vuelves a intentar algo así y no me acordaré de quién eres, ¿me escuchaste Han JiSung?—Tenía sus dos piernas a los costados del cuerpo del menor, se habían molido a golpes, una pelea que nunca pensó tener, uno de esos puñetazos hizo que los lentes del menor salieran disparados a una esquina del lugar.

Estando arriba, podía ver el rostro del menor, aún estando magullado, seguía siendo hermoso, y qué lío pensar así justo ahora.

El muchacho no respondió, en su lugar, fue directo a los labios del pelirrojo, estando allí, los unió con los suyos. Con fuerza, mordió el de arriba y luego lo chupó. MinHo dejó escapar un quejido, le había clavado los pequeños dientecitos.

Se apartó de aquella cosa incómoda y le dió una cachetada.

—Eso... fue muy excitante—JiSung rió por lo bajo. ¿Qué especie de ser masoquista era? MinHo volvió a pegarle buscando otra reacción, el menor gimió esta vez.

El mayor se levantó de allí asqueado, ese niño está muy mal. Escuchó unas carcajadas, JiSung seguía en el suelo, este lo miraba negando con la cabeza.

—Te lo has creído, oh por Dios, tenía que haber grabado tu cara—Imitó la expresión, aún no paraba de reírse—Silly...

¡¿Silly?! JiSung de verdad le había dicho tonto. Frunció su ceño, diría algo que fue interrumpido por algo que hizo el contrario.

Quitó con lentitud su camisa, debajo llevaba una camiseta color celeste, se deshizo de esta también. Desabrochaba poco a poco su cinturón, poco a poco desapareció sus pantalones, para más tarde ni siquiera quedarse con sus bóxers.

A JiSung se le quemaba la piel bajo la mirada encendida y curiosa de MinHo, este se mantuvo tranquilo, esperando por lo siguiente.

—Si quieres terminar con esto entonces peca por última vez, vamos MinHo—Sus mejillas se enrojecieron, sabía que lo que estaba haciendo, que era literalmente rogar por atención—Me gustas con ese traje.

MinHo se acercó a pasos lentos, con extremo cuidado, rodeó su cintura con aquellos exploradores dedos. Trazó un camino de besos suaves en su clavícula. El menor registro su cabeza hacia atrás, con el corazón latiéndole a mil.

Volvió a encontrarse con los ojos hinchados del mayor, se enorgulleció un poco al saber que había sido él quien le puso morado uno de ambos.

Podría tener muchas en cosas en su cabeza ahora mismo, la iba a cagar de nuevo, le daría la razón a Momo más tarde, y sería la última vez que se acercaría a ambos, así que iba a disfrutar al menos, se llevaría un recuerdo dulce del jugo ácido que tendría que tomar luego.

Así fue como esa mañana, las paredes fueron testigos de esa aventura atrevida y peligrosa. JiSung adoraba esas sensaciones que solo le podía dar MinHo, aquel placer que le regalaba era único, al menos le gustaba que terminara así.

—Luego de esto, no nos busquemos más, ¿no entiendes que nos hacemos daño?—Respiraba con dificultad luego haber tenido su segundo orgasmo, sus piernas dolían, tenía además sangre seca en su nariz—¿Eres consciente de que solo te uso?

Lo era, y mucho. Sus ojos se cristalizaron, iba por fin a renunciar a eso. Lo entendió, no tenía derecho a amenazarlo, tenía la capacidad de ver a través de los ojos inexpresivos de MinHo, y JiSung sabía que no tenía ni idea de cómo se sentía el mayor.

Era su pequeña despedida de algo que jamás debió a existir, se limitaría a verlo a través de una pantalla, como lo hizo durante años, pero está vez, teniendo algunos recursos felices. Se había acostumbrado demasiado rápido a lo bueno.

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora