Diecinueve

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HaeMin quería matar a todos, hasta había despedido al chico que le traía el café, al señor que atendía su calzado y a otras personas que no creía importantes.

¿Cómo era posible que estuviera ahí sonriendo como si nada? ¡Literalmente casi iba preso! Nada salió de acuerdo a su plan, quiso ir ella misma a pegarle un tiro en el riñón, pero Park la detuvo.

Diciéndole que era una puta locura y que si hacía eso se podía despedir de su equipo, además de la buena vida.

Ella sabía que HyunJin no iba a sobrevivir solo. El mundo era demasiado cruel para un niño como él de corazón de pollo.

Los entrenamientos iban dando frutos, poco a poco se convertía en lo que tanto quería; el mejor piloto.

En la carrera de Mónaco, quedó en octava posición, excelente, aunque no suficiente. Necesitaba más. No le importaban ni tomaba en cuenta los descansos de su hijo.

Solo lo hacía entrenar sin pausas, tenía una dieta extremadamente vigilada y ni hablar sobre la ropa que usaba, lo que decía, todo debía de ser perfecto.

Le había dejado claro todo lo que tenía que hacer en esta carrera.

Todos subieron a sus monoplazas.

Aquellos motor rugían como si no hubiera un mañana, la victoria estaba en sus planes, anhelaba esa primera posición.

Se lamentaba tanto haber faltado a la anteriormente carrera, lloró en el inodoro como un bebé. No iba a decepcionarse ni a decepcionarlos esta vez.

No tenía puntos sumados, en la clasificación obtuvo segundo lugar, así que debía ponerlo todo allí.

Arrancaron, disparados como balas, a trescientos kilómetros por hora. Su mente solo pensaba en la pista y en ganar, porque el sabor de ganar no se compara con muchas cosas.

Henry de Néctar, ese muchacho español de pelo rubio, manejaba la pista muy bien, la conocía mucho.

Se acercaba a los dos primeros, separados por una milésima de Christopher y MinHo.

Quedaban al rededor de quince vueltas. Llevando la delantera.

Safety Car salió a pista, debido al accidente entre tres conductores. Casperino Rossé se estrelló contra el belga Daniel Husserzone, enviándolo directamente a la cola del canadiense Jamier Tryone.

Habían piezas por toda la pista, por lo cual tardarían en limpiarla, ya no habría ventaja entre pilotos, como comenzar una nueva carrera. Existiría batalla y tensión entre MinHo y Cristopher en esas últimas vueltas.

La pista ya limpia, se relanzó la carrera.

El pelinaranja lo tenía a su costado izquierdo, pero el australiano le ganó la posición.

Con una nueva línea de carrera tenía dos opciones, o alargar esa frenada en la curva, o perder la única oportunidad de lucir en ese escalón.

Tomó la primera.

Entonces alargó la frenada, arriesgando su propia vida, como si en esa curva estuviera su horrible profesor de química, derribándolo como un bolo.

¡Él era el responsable de tener una nota baja! Esta era su rara venganza.

Iba poco a poco, llegando a la recta final. Henry, quién iba detrás con un buen ritmo se perdió por una décima.

Lideraban Chris, MinHo. El público festejaba por el regreso del pelinaranja, aliviados de que esos rumores y esa acusación fueran falsos.

Déja vú.

Nadie sabe lo que pasó con el australiano, se alejó simplemente, perdiendo dos décimas, dejando la pista libre para el coreano.

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora