Cinco

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—Cuando dijiste que iba a ser trabajo voluntario no pensé que sería caminar dos kilómetros cuando ¡Perfectamente podrías llevarme en tu auto!—Vociferó y JiSung detuvo el auto, que seguía mirando con asco el suelo, porque según él, el polvo le hacía mal.

El sólo miró por la ventana y bajó sus gafas con una sonrisa burlona.

—¿De qué te ríes?...¡Abre!—Golpeaba la ventana, intentando que el pelinegro abriera y lo dejara sentarse.

—Deja de quejarte, te pareces a mí. Tienes que fomentar tu humildad—Le mostró su lengua, haciendo enojar a MinHo, que intentando calmar su estrés, agarró unas piedras y las lanzó a montón de basura.

¿Qué sabía él de humildad si ni siquiera podía hacer esas simples tareas? Pero de verdad se dejaba de quejar o perdería la única oportunidad.

—Está bien, ya me callaré, ¿pero cuánto falta para llegar al estacionamiento de los infiernos?

—Oh, en realidad lo pasamos hace rato, pero estoy buscando uno en el que quepa perfectamente mi bebé. No me interesa si sabes o no, pero él no puede quedarse en cualquier lugar—Bajó del carro con las llaves, cerrando la puerta tras sí. Ignorando el notable cansancio de MinHo.

¡Este niño estaba realmente loco!

—Estás de broma Han JiSung, creo que te mataré, eso ¡te mataré!

El nombrado solo se carcajeó y se dió la vuelta, para dirigirse a aquel comedor, dejando al pelinaranja con un tic nervioso en el ojo. Continuó diciendo que MinHo se quería parecer a él, porque no dejaba de resoplar y a regañadientes caminar.

—¡Deja de decir eso, niño!—Han frenó en seco—¿Qué me miras? Es la verdad, solo a ti se te ocurrirían estas cosas, primero me dejas caminando por kilómetros ¡y luego me enseñas la lengua como si fuera la peor ofensa del mundo! Pero que puedo esperar de alguien como tú.

El menor acortó la distancia entre ambos y tomó a MinHo por el cuello de su camisa, en el punto de sentir sus respiraciones muy cercanas y quedar conectados por las miradas.

—Escúchame zanahoria, a mi no me conoces y jamás tendrás el lujo. Te dije ya que no sabías cómo era, mantente alejado de mi vida. Qué conste que estamos compartiendo los mismos metros cuadrados en este momento porque los dos necesitamos ayuda, y si te elegí a ti, es para calmar tu desesperación, porque los conocidos me sobran—JiSung lo empujó y salió caminando apresurado, con tal de que no vieran su sonrojada cara pero si alguien le preguntaba era por el sol, no por el hecho de que hubiera estado a centímetros de la persona que le gustaba.

Porque él venía reprimiendo sus sentimientos por tres años, por alguien que no lo notaría nunca porque tiene novia, y él es un hombre. Lo odiaba, odiaba que le gustara.

Nadie lo sabía, nadie tenía por qué saberlo.

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En el comedor habían muchas personas. El acuerdo era simple, MinHo tendría que ser Han JiSung por unas dos horas, decir sí y estar de acuerdo con cualquier cosa, no hablar nada de la familia solo que su padre les mandaba saludos y los quería mucho. Simple.

Simple una mierda.

Las señoras, apesar de ser agradable, lo apretujaban, y agarraban sus mejillas. Una hasta llegó a tocar sus partes íntimas, de esas que llegan a tu casa y dicen que te cambiaron los pañales.

—¿Pero dónde están tus mejillitas regordetas? Recuerdo que eran más llenitas. Tienes que pasearte más seguido por aquí para que pruebes de nuevo la comida que te gustaba—Una mujer de un delantal de flores, tejido a mano, con un cucharón apuntaba su cara, como si fuera una pistola

—Míralo UnYeong, es todo un hombre ya, tu papá estará muy orgulloso, me dijo que estudias arte en la universidad. Siempre te gustó dibujar, estás tan apuesto. Cuantas chicas tendrás detrás, eh—Golpeó de broma un hombre adulto ya. La mayoría eran ancianos y usaban lentes, así que no lo descubrirían tan fácil.

Pero se estaba muriendo por dentro, no le incomodaba estar allí para nada, sino las atribuciones que tenían esas personas, porque claramente se tragaron el cuento de que era JiSung.

—¡Basta de platicas cacatúas! Sé que estamos emocionados por verlo aquí, te lo agradecemos—De la cocina salió una señora delgada, con un corte bob, también con delantal tejido, notó que era el sello del lugar, que por cierto era bastante acogedor, no entendía porque al pelinegro no me gustaba para nada y por eso decidió quedarse fuera con unas gafas y una gorra—Sunggie, estás precioso cariño y te verás aún mejor con este delantal, yo misma lo hice, ahora sí manos a la obra.

Era simplemente servir la comida, el agua, y al final limpiar las cosas usados. Esto lo hacía todas las noches en su casa, seguía sin comprender por qué no podía hacer esto tan sencillo. De hecho lo sabía, pero ya se sintió mal por decirlo, así que solo lo pensaría.

Los comensales eran rápidos comiendo, y no había una fila grande así que terminaron más rápido de lo esperado, o eso dijeron las señoras, él no tenía ni la menor idea de cuántas iban a diario.

Ahora había hecho nuevas amistades, que para volver a verles tendría que venir como otra persona, pero no importaba y también tenía un delantal que le obligaron a quedarse, no era de él o más bien, no de este Han JiSung.

Se despidió feliz y los trabajadores agradecieron mucho nuevamente, ellos eran muy buenos. Conoció que la comunidad había decidido fundar el comedor cuando el papá de Han, JinSee estaba en la universidad, y cuando se graduó fue el primero en hacer la primera gran donación y actualmente lo era.

Han padre y Han hijo tenían el mismo apellido, pero no sé parecían en nada, según lo que escuchó allí.

Al salir, vió al estudiante recostado a un árbol, le sorprendió que no le gritara en la cara que si salía más tarde se lo comerían vivo las hormigas, pero no fue así, estuvo todo el rato callado.

—Esto es tuyo—Le extendió el delantal, JiSung encarcó una ceja confuso, lo tomó y lo pudo observar mejor—Deberías saber que esas personas “humildes” te quieren mucho, estan agradecidas  contigo Han.

Como si hablarle a la pared, el chico esquivó las palabras y se encogió de hombros demostrando que no le importaba para nada.

JiSung observó a MinHo mirar el cielo buscando paciencia, y embobecido miraba su perfil y volvió a vivir una experiencia.

Cuando en Australia, veía a un chico de diecisiete años recién debutar en la Fórmula Uno, con un perfil hermoso y unos ojos soñadores. Fue ahí donde supo que era sentir las manos congeladas y que el corazón se quisiera salir.

Desde ese momento quería evitar todo lo que tuviera que ver con Lee MinHo, pero  ahí estaba siempre, observándolo desde atrás, admirándolo.

—He terminado por hoy, mañana pasa a buscarme donde ya sabes donde estaré Han JiSung.

Se alejó poco a poco, por supuesto que no pensaba llevarlo a su casa para saber donde vivía, pero le molestó que ni siquiera lo acompañará a buscar su auto.

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Hola quería escusarme con respecto a mi desaparición. Realmente estaba (que aún lo estoy) ocupada con los exámenes de ingreso, ya solo me queda uno, pero era mucho contenido para poco tiempo por irresponsabilidades de mi escuela, pero equis no los voy a atormentar con cosas insignificantes. Aquí está el capítulo. 💝

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora