Catorce

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—Yo te creo, escúchame. No sé quién carajos haya hecho esto, pero sé que tú fuiste—Decía muy alterado, tenía su celular en la mano, llamando a su abogado.

Alguien de forma anónima había llamado a la policía. MinHo estaba siendo investigado por tráfico de drogas. JinSee sabía que su muchacho estaba limpio y que jamás haría algo así.

¿Cómo deberían probar aquello?

Estaba frito. Dos paquetes de cocaína habían aparecido mágicamente. Según él no tenía enemigos que quisieran ponerlo en esa situación.

Intentaba siempre ser agradable, no entendía porque desearían verlo así. Momo siempre decía que era envidia, le había sugerido que llevara un hilo rojo consigo en su pie izquierdo, poco caso le hacía.

Ya la noticia había circulado por todo internet. Le importaba un carajo eso, le importaba que iba a faltar a la carrera en Mónaco, la más prestigiosa.

—MinHo, la policía quiere hacerte unas preguntas—Aquellos agentes llenaban todo el lugar, se metieron incluso a su habitación sin una orden y no pudo detenerlos. Revisaron hasta en los bolsillos de sus pantalones.

Hasta que encontraron esos paquetes envueltos en cinta adhesiva. No habían encontrado huellas digitales suyas ahí, ni huellas digitales ajenas en ningún otro lugar, excepto por la marca de una pisada en la entrada.

Examinaron sus zapatos y no encontraron algo parecido. JinSee estaba enojado porque era una pérdida de tiempo y por las faltas de profesionalidad que estaban cometiendo.

—Detenido.

No era justo, no. ¡Por qué no aceptaban que le podía ir bien en algo! JinSee intentó calmarlo y retener esa acción que no tenía respaldo. No podía evitarlo.

Porque esos policías se lo habían llevado.

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SeungMin disfrutaba de su almuerzo mientras llevaba una conversación algo extraña con Felix; un debate sobre si los hot dogs son sándwiches.

—¡Pero es lo mismo que comerse un pan con salchicha!—Gritó, SeungMin negaba seguro, levantó sus cejas con ironía.

—Felix, no es lo mismo, no puedes decir eso. Primeramente, son alargados, el pan está parcialmente cortado ¡y son pequeños! ¡Bam!—Estaban teniendo su momento Padre de Familia, cuando Lois y Peter peleaban por aquella cosa tonta y sin sentido.

La noche anterior habían tenido una pijamada “para estudiar” pero terminaron yendo a su lugar feliz, ese show de televisión, y desde ese entonces estaban discutiendo.

—¡Tienen ingredientes similares!—Se refugió en su celular para mostrarle una encuesta hecha en los Estados Unidos—El trenta y ocho por ciento creen que no lo son, ¿qué crees que piensa el otro cincuenta y nueve por ciento?, ¡eh!

Feliz sonrió victorioso, tocó con sus cubiertos un redoble en la mesa, molestando mucho a su amigo SeungMin, que por supuesto también adoraba tener la razón. Los dos eran porfiados.

Como si no tuvieran nada más importante que hacer, estudiar, o buscar un trabajo.

—¡¿Y el otro dos por ciento tramposo?! Ey, eso está totalmente desactualizado además, el único que tiene la última palabra es JiSung—Los dos miraron al ondulado—Sung, ¿crees que los hot dogs son sándwiches?

El nombrado no prestaba atención, estaba sumido con sus audífonos en su libreta, nadie sabía qué hacía allí, pero a sus amigos les molestó el hecho de que cuando quisieron averiguar en qué andaba, rápidamente la cerró, ocultando más cosas.

—No los estaba escuchando—Volvió a sus audífonos y retomó su pintura.

Siempre era así, un amigo presente pero ausente, suspiraron derrotados. Esta vez a SeungMin le tocó aceptar que Felix ganó, pero una batalla, la guerra final estaba por verse cuando conferenciaran con sus compañeros de clase.

JiSung notó las muecas casi inexistentes en los rostros de sus amigos, aunque poco le importaba, había algo más recurrente en su vida.

Esa acusación de MinHo sobre tráfico de drogas, él jamás haría algo así.

¡MinHo era muy bobo para ese mundo! No lo conocía lo suficiente para pensar con seguridad eso, pero simplemente no le cabía en la cabeza que anduviera en esos pasos.

El ondulado había regresado ya a su país, estaba entonces lejos del piloto y de su padre, todo por un tonto exámen a última hora que no le pidieron posponer.

Le había dolido en el alma ver el puesto vacío de su monoplaza en la carrera de Mónaco. Sobre todo, porque una vez lo escuchó decir que le encantaba, que era un sueño.

¿Y qué cosa tan misteriosa hacía en esas blancas hojas?

Lo pintaba a él y a su perfecta cara. Su preciosa nariz, su blanca piel, sus labios rosados esponjosos y sus expresivos ojos negros de largas pestañas.

Pero en ese arte reflejaba esa tristeza y miedo que tenía, por los tonos azules y monocromos. Como si se ahogara en un mar de incertidumbre y desesperación sin consuelo. Pero había también peligro, por las lágrimas rojas, no era sangre.

No quería que lo vieran dibujando a Lee MinHo, o tan siquiera que lo supieran. Lo verían entonces como una doble cara, que por detrás lo difamaba y por delante...bueno.

Suficiente pensamientos, se dijo para distraerse, pero más bien fue que su papá lo llamó para que observara un archivo que se había presentado como prueba de que realmente MinHo estaba en ese ámbito. Detuvo la música y puso toda su atención en ese audio de treinta segundos.

Esa no era su voz.

Estaba editado.

Se había grabado en un estudio.

JiSung tenía excelente oído musical, esos pocos ruidos de fondos no eran del hotel, como si lo hubieran arreglado, además de que se notaba, aunque con poca claridad, cómo se interfería la voz, tratándose de un truco, de otra persona o de inteligencia artificial.

Vió la hora y la fecha de aquel archivo.

Diez de la mañana con cinco minutos. Eso era una mentira, lo último que le faltaba para confirmarlo. Él estaba limpio.

¿Que por qué?

JiSung estuvo con MinHo a esa misma mañana, la mañana más caótica de su último año.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, pensando en cómo probar eso. Llamó a su padre.

—¿Cuándo es el juicio?—Felix y SeungMin levantaron sus cabezas mirando con confusión al pelinegro.

—Dentro de tres días, porque aún tienen que reunir a algunos testigos que están fuera del país y-

—Está bien, gracias—Colgó la llamada, guardando el celular estrepitosamente en su mochila.

Se levantó de su asiento, recogió sus cosas poco a poco con cuidado, aunque siendo realmente rápido, tenía que serlo con razón.

No se despidió de los chicos presentes, solo les dejó dicho que los veía en cuatro días y que si podían le dijeran a su profesor que él lo llamaría lo antes posible.

SeungMin rodó sus ojos, pensando en quién sabe qué locura tenía en la cabeza el lentes.

Salió corriendo de allí, tenía que tomar un vuelo lo antes posible y si no podía ¡pues llegaría en un pie! Pero nadie le iba a impedir hacer lo que tenía en mente. Nadie podría nunca incriminar así a MinHo, no mientras él existiera.

No me gusta este capítulo ngl, pero bueno, ahora sí viene lo kul. 😜😜

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora