Siete

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No sólo la ciudad amanecía conmocionada sino también el mundo entero. En horas de la madrugada se había anunciado que corredor ahora formaba parte de otro equipo y la información de un nuevo debut en la fórmula uno.

Los canales no hacían nada más que hablar sobre eso. Las búsquedas en Google era millones y las descargas en Youtube aún más.

Lee MinHo ahora formaba parte de Zenith, porque ya estaba en la página oficial de Instagram y un chico llamado Hwang HyunJin debutaría en Nebula. Las especulaciones no tardaron nada en llegar, porque nunca se anunció su salida del anterior equipo y más aún cuando se supo que unos periodistas le preguntaron acerca de la renovación de contrato y lo único que hizo fue esquivar las preguntas.

—Un excelente piloto, con el auto más veloz del repertorio. ¿Mientras tanto qué nos deparará el nuevo debut? Sigan en sintonía. Vayamos a la sección de cultura, July, te dejamos.

Habían celebrado, reído, cantado. Todos estaban felices, la base de fans de MinHo, los “Knowis” estaban más que encantados porque el joven saliera del equipo, todos conocían de las injusticias que allí cometían con él, las veces que lo pasaron por alto sobre todo sabiendo que era el mejor de allí o cuando ignoraban su enorme potencial. Querían saber más del nuevo, comentarios mal intencionados como “El reemplazo de MinHo” o “Es simplemente una cara bonita” llenaban los comentarios con revuelo.

MinHo ya había firmado, y tenido su primera reunión con JinSee, que resultó ser un hombre empático y divertido, aunque parecía serio porque al principio lo miraba de arriba a abajo pero luego, al tener una conversación acerca de su futuro como corredor sacó su lado bromista. Ellos allí eran conscientes de sus tantas habilidades.

JinSee le agradecía a su hijo que hubiera pensado en su equipo primero que nada.

Por otro lado la señora Hwang, se retorcía de la rabia en la silla de su oficina, y se la desquitaba insultado a su pobre asistente.

—¡¿Qué estás esperando, inútil?! Tráeme el maldito vaso de agua—Miró llena de odio al joven esperando a que los dejara solos para hablar con su mano derecha—¡Ahora qué, ya no tengo ideas!

—Cálmate un poco BabyCat, al menos ya no lo tienes en tu equipo, no tendrás que lidiar con él más.

La pantalla de su laptop reflejaba a un hombre un poco joven, unos treinta años. Él conocía los secretos más oscuros de la mujer, se conocían aproximadamente desde la primaria, hace bastante tiempo.

—¡Ya lo sé! Pero ahora el muy tonto está en la competencia—Estaba realmente estresada, se revolvía su cabello a cada rato y le arrebató el vaso de agua el chico que acababa de llegar y lo bebió de una.

—Cariño, eres Hwang HaeMin, una diosa, eres inteligente, ya se te ocurrirá algo lo suficientemente bueno.

—Eso también lo sé, sin embargo no solo eso me preocupa, es que también hay rumores y están odiando a mi chiquito. Eso no se puede detener así como así, sé que es muchísimo mejor pero cómo probarlo—Frotó su frente buscando alguna situación.

—Solo prepáralo bastante, tienes tiempo, aún faltan tres meses para que comience la temporada. Además ilegal es nuestro tercer nombre, BabyCat, yo por supuesto quiero ver a Jinnie triunfar.

—Eres asombroso, Park, por eso eres mi amigo—Lanzó un beso a la pantalla y la cerró, ahora tenía bastantes ideas que no dudaría en llevar a cabo.

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Tenía que perseverar siempre y no desistir de sus ideas. Cuando algo se le metía en la cabeza era más fácil pintar  tres veces la Mona Lisa que quitarle la idea.

Ahora su cara adornaba el feed de la cuenta de instagram oficial de la F1 y de Zenith. La noche anterior había salido con Momo a una cena especial los dos solos. Para luego terminar mirando las estrellas en la azotea de su edificio y le agradeció por su apoyo.

Esa mañana llamó a su padre, el primero en la lista para decirle tal logro. El hombre contento gritó con orgullo el nombre de su hijo ya que el también estaba extremadamente preocupado por su futuro. Luego llamó a su madre que en lugar de ella respondió su hermano menor.

Estaba muy feliz, tenía quince años y en la escuela ya había hecho dos trabajos mostrando lo feliz que era de tener un hermano deportista, demostraba siempre su admiración. Lo felicitó y recordaron cuánto se querían y extrañaban.

Más tarde, en su casa se apareció ChangBin con pizza y refrescos, podría salir la adolescencia de ellos, pero ellos no saldrían de la adolescencia.

Todo esto se lo debía a una persona. Así que luego del delicioso almuerzo contactó con alguien muy conocedor en el tema y fue a una de las mejores tiendas.

Casi eran las cinco de la tarde y estaba allí en la universidad esperando por un chico de cabellos negros. Había visto salir a toda la universidad y ni rastro de él. Iba a irse cuando escuchó esas irritantes voces hacer presencia en la puerta para irse.

—Han JiSung.

Los tres muchachos buscaron de dónde provenía aquel llamado hasta ver a MinHo esperando junto a un árbol.

—Chicos, váyanse ustedes juntos, veré qué necesita ahora también—Susurró para sus amigos y se acercó al pelinaranja. El campus estaba vacío, ellos dos solamente.

Caminaba lentamente, sintiendo como el perfume del mayor hacía un círculo a su alrededor. Al menos tenía buen gusto en eso, no como en la ropa que parecía comprar en tiendas de segunda mano. Quién sabe, a lo mejor era reenvasado y comprado en una tienda online por debajo del precio original.

—Gracias JiSung, al final sí cumpliste con tu palabra.

—No soy un mentiroso, Lee—Rodó sus ojos y suspiró cruzando sus brazos.

—Guarda las garras, bonito, vine a agradecerte—¿Por qué jugaba a coquetear? Solo le hacía tener ideas erróneas en su cabeza—Y a entregarte esto, si no te gusta pues saca tus dotes de artista y hazme creer que sí porque soy sensible—Tocó su pecho y simuló un dolor ahí con una expresión de angustia, que hizo reír al menor.

MinHo lo había hecho sonreír de verdad, nada de sarcasmo o ironía de por medio, era una sonrisa real y sincera.

—Deberías hacerlo más, en serio.

—¿El qué?

—Reírte.

JiSung hizo una mueca para alejar el imposible sonrojo. Tomó la bolsa, que estaba algo pesada, no quiso mirar todavía, no era el momento.

—Pues espero verte en alguna carrera, Sung, hasta pronto—MinHo le regaló una sonrisa y se dió la vuelta para subirse a su auto para marcharse.

Dejó a JiSung hecho un lío, él mintió con respecto a que sería la última vez que se verían porque haría todo lo posible para estar cerca y ya estaba en el equipo de su papá.

Subió a su auto, para averiguar lo que traía la bolsa.

FlussoColori.

Era su marca favorita de acuarelas en todo el mundo, en Corea no vendían los ejemplares, ni siquiera en tiendas virtuales. Siempre que viajaba a Italia compraba doce paquetes, pero hacía cinco meses que no iba y ya se habían terminado. Se preguntaba cómo acertó con la marca, tal vez pura casualidad.

Habían pinceles, lápices y pequeñas cajas de crayolas. Realmente estaba agradecido por el enorme detalle. Eso no era para nada barato.

Ya sabía exactamente qué pintaría esa noche.


Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora