Once

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Junto a las victorias venían las derrotas, lo aprendió hace mucho. No fue humillante quedar en segunda posición en la siguiente carrera, de los errores se aprendía bastante y lo tenía bien claro.

MinHo estaba feliz con lo que hacía y eso importaba, lo suficientemente como valorar tanto hasta la peor posición.

Con su trabajo venían sumadas cosas iguales de importantes: entrenar, las entrevistas, sesiones de fotos, además de pequeñas tareas adicionales. Todas le gustaban, eran parte de su proceso, jamás se quejó.

Aunque a veces tuviera que usar pantalones demasiado raros acompañados de abrigos muy extravagantes. Todo lo que sabía de poses y expresiones faciales, se lo debía, además, a su novia. Solían practicar mucho los gestos juntos, por eso las las fotos espectaculares en internet que circulaban de MinHo.

Pero este encuentro estaba siendo realmente difícil. El chico piloto no colaboraba, y las ideas de poses sin sentido de la mujer lo volvían loco.

—Hagamos una pausa de diez minutos, debo atender unas llamadas. Lee, no te muevas—Dijo la mujer encargada de aquella sesión mientras le hacía un gesto “te estoy vigilando”. Lo conocía bien, sabía que intentaría de todo para llegar al vaso de jugo del otro lado del estudio.

Le alcanzaron su celular para entretenerse con algún juego tonto, o simplemente tomarse algunas selfies para sus fans. En el lugar solo estaban dos asesores de imagen y él.

Sumido en el brillo de la pantalla, bajo los reflectores y luces, sentado en la silla en medio de aquellas telas multicolores que estaban de fondo una vocecita lo sacó de su trance.

—¿No habían unos más grandes?—Se refirió a los enormes pantalones.

Levantó su vista, la persona que menos esperaba ver, no después de aquella noche de año nuevo. Él mismo se alejó, para no hacer las cosas más incómodas, pero al parecer el pelinegro era bueno disimulando.

—No lo sé Han, yo no sé un carajo de moda, solo pongo mi mejor cara y supongo que eso es lo necesario—Le sonrió forzado y continuó moviendo lo único que podía en aquella silla, las manos, porque su cuerpo estaba tieso por la ropa.

JiSung lo observaba, tenía el pelo peinado hacía un costado, lleno de gel, llevaba un maquillaje sutil. De no ser por aquel conjunto horrible, sería perfecto.

Le chocaba el hecho de que la zanahoria le tratara así, tomando en cuenta que era siempre al revés lo encontró extraño y no le gustaba.

—Esos periodistas fueron realmente malos con tu cabello. Después de todo es tu sello personal—MinHo apagó su celular.

—¿Viste la carrera?

JiSung se desentendió de la situación.

—Mi papá es tu jefe de equipo, Lee Know—Mencionó el nombre por el que le llamaban sus fans, solo se le escapó—Gracias, ahora no deja de hablar de ti y de lo maravilloso que eres.

Nótese el sarcasmo. La verdad era que, no sabía por qué el estudiante estaba allí. Qué quería hacer.

—Pero no vine a aquí a eso, vine a ¿felicitarte?—Esquivaba la mirada atenta de Lee—...Eso, después de todo eres bueno y si no alcanzaste primer lugar en Jeddah, pues en la otra será.

El mayor mordió su mejilla interior. Con ganas de reírse de la actitud, como si fuera una falsa disculpa.

—Gracias por el cumplido que no sé cómo dijiste, pensé que en el SungDiccionario no existía la definición de elogiar a alguien.

¡¿SungDiccionario?! ¿De dónde le salen esas ideas tan estúpidas a MinHo?

—¿Podrías de dejar de actuar así?

Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora