Deseos Cumplidos (Sasuke y Tú)

NUEVE

Una noche no tan agradable

—¿Ir a cenar por fuera?

Mi pregunta hizo asentir a medio salón.

Puse una mueca.

—¿No prefieren pedir a domicilio? —sugerí como último recurso.

—Yo sí —me apoyó Shikamaru.

—Pero yo no. Yo quiero salir, distraerme, aunque sea yendo a un restaurante —intervino Naruto —. Y no creo ser el único.

Eh inmediatamente buscó apoyo en Sakura.

—No nos vendría mal salir un poco de la rutina diaria —aseguró.

—Y que mejor que ir a comer por fuera —agregó Kiba.

—Además, a ti también te haría bien olvidarte por un momento de tu proyecto —se unió Ino.

Bueno, no voy a negar que esta semana ha sido pesada y lo único que quiero es un descanso.

Además, desde que llegaron al único lugar que los eh llevado a sido al supermercado. Entiendo que deseen salir con tanta urgencia. Solo había un problemita. En mi ciudad, los restaurantes cerraban temprano todos los viernes, por lo que no sabía si encontraría uno que no estuviera a una hora de cerrar.

—Miren, trataré de buscar uno que todavía se mantenga abierto, pero no prometo nada ¿okey?

Aún con esa advertencia a Naruto y a Lee se les iluminó el rostro.

Tenía a más de la mitad de ellos sobre mi mientras tecleaba en el móvil. Y estaban tan ansiosos que me iba a doler mucho romperles la emoción. Pero como dije antes, la mayoría estaban por cerrar dentro de poco. Estuve a punto de perder la esperanza cuando finalmente di con uno que aseguraba cerrar a las nueve. Estaba a media hora de distancia, pero eran las cinco de la tarde, así que no había de qué preocuparse.

Solo del transporte, pero eso ya lo solucionaría.

—Bueno, hay uno que estara abierto hasta las nueve, quizás se encuentra un poco lejos, pero si se alistan rápido llegaremos antes de que cierren.

Solo necesite decir eso para que todos salieran corriendo al pasillo.

Como pude me hize paso entre todos y pase a mi habitación. Colocándome bajo el marco de la puerta para impedirles el paso.

—A ver. Entren en orden, elijan la ropa que se van a poner y esperenme en el pasillo hasta que yo salga.

Sin soltar protestas de por medio, hicieron lo que les pedí y en fila se apoyaron en la pared del pasillo.

—Salgo en cinco —les asegure.

Puse pestillo a la puerta y me apresure a buscar un conjunto antes de que comenzaran a discutir.

A veces sentía que mi departamento era como una guardería llena de niños conflictivos.

Estaba cepillandome el cabello cuando el móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo. Lo saqué y contesté sosteniendolo entre mi oreja y el hombro.