DOCE

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Tarde de chicas

Gracias a la propuesta de Ino me encontraba en mi habitación, con cinco chicas rebuscando en mi armario y conmigo contemplandolas. Sentada en mi cama, sosteniendo las prendas que habían descartado hace unos segundos.

—¿Podrian elegir algo sin descolgarlo? —dejé el montón de ropa a un lado para poder ponerme de pie —. Están desordenandolo todo, chicas.

Hinata se apartó, apenada. Pero Sakura e Ino siguieron saqueando mi ropa como si no hubiera un mañana.

—Además, ¿qué yo no les compre ropa?

—Sí, pero con esa salimos ayer —respondió Ino.

—Bueno, esta bien. Cojan de la mía —accedí —. Pero solo si dejan que les ayude con eso. No quiero tener que recoger más prendas de las que ya arrojaron por doquier.

—Hecho —aceptaron.

Me acerqué, escaneado primero a Hinata.

—¿Alguna preferencia en colores, telas...?

Negó.

—Cualquier cosa está bien.

Asentí, comenzando a buscar un vestido lila que hace tiempo no usaba. Era de lo más sencillo que tenía y también lo menos descubierto, así que se lo dí. A mi no me quedaba bien. Pues no tenía tanto pecho como Hinata y las copas del vestido eran un tanto grandes para mi. Pero a Hinata le quedó espectacular.

Ino se hizo con un corsette blanco y unos vaqueros; Sakura con un top negro y una falda que hace tiempo no veo; Ten ten con una camiseta blanca y unos vaqueros negros; Temari con un buso gris y otro par de vaqueros negros que tenía.

—Me alegra tener tu complexión —comentó Temari, observándose en el espejo —. Tu ropa me queda como si fuera hecha para mí.

Solté una risita. Era cierto. Todas las opciones anteriores a la actual le habían quedado perfectas. Tanto sus pechos como los míos tenían el mismo tamaño y nuestras piernas eran del mismo grosor, así que sí, ambas usaba la misma medida de ropa.

—Pues yo quisiera correr con esa suerte —habló Sakura, disgustada.

Me mordí el interior de la mejilla, reteniendo otra risa.

A diferencia de Temari, a Sakura no le fue fácil encontrar algo que le quedara. Era la más delgada y la mayoría de las cosas le quedaban flojas. Pero eso no significaba que tuviera un mal cuerpo. De hecho era muy lindo y lleno de delicadas curvas.

Ya quisiera yo ser así.

Guarde un par de billetes en mi bolso y agarre las llaves del departamento.

A penas llegué de pasear a Akamaru junto a Kiba, las chicas me acorralaron en la entrada, diciendo que a Ino se le había ocurrido la grandiosa idea de pasar una tarde de chicas en el centro comercial. No ví razones para negarme y acepté. Algo me dice que pasear con esas cinco iba a ser más que interesante.

—Shikamaru, quedas a cargo —le ordené, conciente de que era el más responsable.

—¿Y por qué yo? —se quejó.

—¡Sí! ¿Por qué él? —exclamó Naruto —. Yo podría encargarme sin problemas.

—Porque estoy segura de que si te dejo a cargo ya no habrá departamento que cuidar —señale.

—¿Me estas llamando irresponsable? —insinuó, ofendidísimo.

—Exactamente.

Naru me sacó el dedo corazón, haciendo un puchero.

Deseos Cumplidos (Sasuke y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora