VEINTICINCO

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Debate

Observo con devoción y fascinación mi ciudad, admirando lo linda que se veía por las noches desde mi balcón.

Hace mucho que no disfrutaba de tan bello paisaje y el poder estar a solas frente a él, bebiendo chocolate caliente y envuelta en una manta mientras respiraba aquel refrescante aire me daba de esa paz que tanto había estado necesitando tras una dura semana.

Los talleres universitarias me estaban matando al igual que todas mis dudas sobre la lluvia de estrellas y lo único que quería era olvidarme de todo ese ajetreo.

Y ni hablar de Naruto y Sasuke, quienes desde aquel suceso, siete días atrás, no habían tenido el valor suficiente para dejar el orgullo y volver a hablarse con normalidad. Pero esa indiferencia era mil veces mejor que una batalla en medio del salón, así que no me quejaré. Por el momento.

Por suerte, mis amigos eran lo suficientemente comprensivos como para no ponerme mucha más presión de la que ya tenía sobre los hombros con respecto a su regreso. Los diez meses que tenían que esperar para presenciar la lluvia de estrellas ya no los atormentaba tanto como los primeros tres días y ahora lo veían como una oportunidad de poder pasar más tiempo conmigo antes de separarnos. O bueno, eso es lo que me han dicho ellos.

Sonreí mientras dejaba a mis cansados ojos cerrarse. Su positiva a toda la situación, fingida o no, me ponía más tranquila. Al menos sabía que nadie más a demás de Naruto se llegaría a desesperar de esa forma.

Oí la mampara abrirse y mis ojos lo hicieron junto a ella. Observé de reojo a la persona que acababa de salir y me enderecé. Cuando se posó a mi lado, no pude evitar escanearla con algo de sorpresa. Sakura no acostumbraba estar en el balcón.

—¿Te molesta si te hago compañía? —me preguntó segundos después.

—Para nada —negué y volví la mirada al frente.

Nos mantuvimos en silencio mientras la brisa de la noche se intensificaba y el frío calaba más mis huesos. Algo me decía que no había salido solo hacerme compañía y esperé por si tenía algo que decirme. Minutos después, estuve por retirarme eh ir por otra taza caliente de chocolate, convencida de que quizás no hablaría, pero entonces entre abrió los labios. Esperé solo un poco más...

—¿Necesitas algo, Sakura? —pregunté tras no escucharla hablar por lo que pareció una eternidad.

Su rostro se giró hasta encontrarse con el mío y su ceño levemente fruncido me creo más curiosidad.

—Eh, sí —asintió sin despegar la mirada de mi rostro —. Pero antes me gustaría pedirte que esto lo dejemos solo entre las dos. No quiero que se vaya de lo confidencial, ¿okey?

Aquello me pareció incluso más curiosos.

—Claro, dime que es lo que necesitas —le mostré una sonrisa para darle más seguridad.

Ví la duda cruzar por su obres, pero se deshizo de ella junto a un pesado suspiro.

—Para empezar vine a ver si...bueno, podrías darme una mano con —se aclaró la garganta mientras las mejillas se le encendían —, Sasuke.

Mis ojos se abrieron con algo sorpresa por lo inesperado que fue eso. De todas las cosas que me pudo pedir nunca pasó por mi cabeza que sería esa en particular.

—Oh —fue lo único que escapó de mis labios antes de que mi cerebro volviera a funcionar con normalidad —. Era eso —no pude evitar soltar una risita —. Por como se veía tu rostro casi creí que me pedirías enterrar un cuerpo.

Deseos Cumplidos (Sasuke y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora