DIECISIETE

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Paulette:

El sonido que reprodujo una pequeña campanita dorada sobre nuestras Cabezas anunció mi ingreso y el de Sasuke a la cafetería. No habían muchas personas debido a la hora y a que estábamos entre semana, así que habían varias mesas libres y el ambiente se encontraba calmado. Para nada igual a cuando era fin de semana y la estancia se llenaba hasta el tope.

Salude a la joven encargada y avance entre las filas hasta la mesa del fondo seguida de Sasuke.

A pesar de venir seguido, solo había una chica a la conocía de pies a cabeza. Tamara. Quien justo estaba terminando de limpiar una de las mesas.

—Hola, Tara.

Al oírme, la castaña de ojos negros y piel morena se giró hacia mí dirección. Y una enorme sonrisa se le dibujo en los labios al acercarse.

—Adivinaré, ¿Vienes por lo mismo de siempre? —me preguntó, dándome un abrazo de bienvenida.

—Ya me conoces —respondí, asintiendo con la cabeza.

—Entonces dentro de diez minutos llegará tú mate hirviendo, con café cargado y una porción extra de crema —recitó el pedido que hago todos los días que vengo.

—Gracias.

—¿Y que le traemos al joven apuesto que te acompaña el día de hoy? —preguntó con una sonrisa traviesa que me hizo reír.

Tampoco tenía frenos en la lengua.

—¿Podrías traerle la cartilla? —sugerí.

No creo que mis recomendaciones le gusten a Sasuke. Pues si bien a mi me encantaba el azúcar, dudaba que a él también.

—Claro, vengo en un momento. Tomen asiento —nos invitó, mostrando una sonrisa deslumbrante que no desapareció de sus labios ni cuando se marchó.

—¿La conoces? —me preguntó Sasuke, tomando asiento en la mesa más cercana.

—Sí. Nos conocimos cuando recién me mude. Es un año mayor que yo y cursa el primer año universitario —le comenté —. Su simpatía y la manera tan única de tratar a sus clientes no tardó en ayudarle a ser la preferida de su jefa. Y claro, mi amiga.

Sus cejas se enarcaron junto a una sonrisa burlona que de inmediato me hicieron sentir avergonzada. Mierda, creo que con un sí hubiera bastado para responderle.

—Ten guapo. Y llamame cuando te decidas por algo ¿si? —interfirió Tara, con una enorme sonrisa en los labios que pronto supe descifrar.

—Ven conmigo —le pedí y sin esperar respuesta jale de su brazo a un rincón de la cafetería en donde él no pudiera oir —. Deja de verlo así; lo vas a asustar —le reñí.

Chasqueé los dedos frente a ella, tratando de así hacerla reaccionar para que dejara de verle el perfil de Sasuke por un momento.

Está claro que no funcionó.

—Encerio, ¿podrías dejar de babear por él un instante, Tara? —le cuestione, está vez girando su rostro con mis propias manos.

—No. Es imposible.

Solo le faltaba suspirar de fascinación.

—Dime algo, ¿tiene novia? —se apresuró a indagar.

—No, pero dudo que quiera tenerla —le asegure.

Hizo un puchero que se borró con la simple y desinteresada mirada que nos mandó Sasuke antes de volver a centrarse en la cartilla.

—¿Por qué no habías venido antes con él? Es guapísimo —los ojos le brillaron con deseo.

Deseos Cumplidos (Sasuke y Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora