Mientras me masturbaba en el asiento del copiloto, mi padre iba lo más concentrado posible mirando la carretera. Se desvió a un estacionamiento y detuvo el carro.
- Abby... ¿Por qué haces eso?
- Porque te deseo papito...
Mi padre desabrochó su cinturón, me tomo del cuello y con su otra mano comenzó a estimular mi clítoris, el tacto de su piel en mi parte más íntima, la forma en que lo hacía... no se podía comparar.
- Sigue así papá... no pares...
- Ahhh... sí... que rico...Mi hijita... mmm... estás tan deliciosa. Como quisiera follar ese rico coño, pero...
- Ahhh... ¿pero qué?
- Tendrás que esperar mi amor.
Siguió estimulando mi clítoris, mis piernas me temblaban un poco, la saliva escurría de mi boca, estaba sudando un poco. Comencé a gemir un poco más y más, ya estaba cerca.
- ¡Oh! Papito... Ahhh... ya casi... ya casi viene... Ahhh...
- Chorréate en mi mano mi amor.
- En la mano de tu padre.
- ¡AHHH! Papi... ¡Ahhh!
Mis juguitos salieron expulsados de mi virgen vagina, mi padre me besó apasionadamente. Tomó mi mano y la colocó en su pene. ¡Madre mía! Así se sentía un pene, abultado y duro. Me estremecí un poco, pero él lograba calmarme.
- Mira mi amor... - Apretamos juntos su pene. – Así de dura me la ponías cuando te veía con tu ropa corta y escotada. Solo quería que llegara la noche para poder jalármela pensando en ti.
- Oh papi... que cosas dices...
Desabrocha su pantalón y me muestra su pene.
- Abby, chiquita hermosa, dale a tu papi unas mamadas en su pene. Chúpalo mi niña linda.
- Sí papito lo que tú digas.
Tomo tímidamente su pene entre mis torpes manos, acerco mi boca y comienzo a chupar su tronco, poco a poco subo hasta la punta.
- Así mi amor... lo estás haciendo tan rico.
- Sigue, sigue que a tu padre le excita mucho.
Mi padre acariciaba con mucha ternura mi cabeza, yo gemía en su polla y él también lo hacía.
- Nenita, quiero que te la comas un poquito. Abre tu boquita.
Obediente abrí mi boca, mi papito introdujo su pene, con mi lengua trataba de chupar.
- Así mi reina hermosa.
Tomó mi cabeza y comenzó a guiarme como debía de chuparla.
- Ahhh... sí amor, así... Que rico le chupas la verga a tu padre.
- ¿Lo hago bien?
- Sí mi pequeña...
Seguí chupando el tronco de mi padre, me excitaba mucho saber que le gustaba lo que le provocaba con mi boquita tan torpe y pequeña. Comenzó a moverse un poco para penetrarme lentamente la boca.
- Princesa, quiero que te bebas la leche de tu papito.
- Sí... Mmmmm.... Lo que tú digas papi...
Yo solo quería complacer a mi padre. Dio unas últimas estocadas a mi boquita y su esperma salió disparado llenando completamente mi boca, sin más di un trago. Mi padre acarició mi cabello y me dijo: "Muy bien hecho mi niña".

ESTÁS LEYENDO
Tabú
LosoweDesde lo más profundo, los más oscuros secretos, las fantasías más alocadas y pecados imperdonables. El fruto prohibido con un toque de adrenalina la perversión reina.