¿Repetimos?

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Desde aquella vez que tuve la maravillosa experiencia de ser cogida por dos hombres guapísimos, talentosos y de lo más caballerosos… tenía muchas ganas de que volviera a suceder lo mismo. Claro que, estando solos olvidaban lo que era ser caballerosos para demostrarme todo lo contrario cuando teníamos sexo.

Pasó aproximadamente un mes desde esa locura, nos encontrábamos en Canadá, los chicos tenían una gira y varios conciertos que dar.

• Mucha suerte amor. Eres increíble. – Abrazo a mi novio Piero y le doy un beso. Posterior a eso acomodo su corbata para que se vea impecable.

• ¿Y a mí no me vas a desear suerte? – Aparece Gian a nuestras espaldas.

Me sobresalto. Volteo a mirarlo y sonríe mientras sus brazos me hacen una cordial invitación. Yo lo dudé un poco por temor a que Piero se molestara, pero no quería ser grosera.

• Claro, mucha suerte a los tres. – Lo abrazo.

• Gracias, Lia. – Me atrae más a su cuerpo e inhala mi aroma.

Debo admitir que eso me excitó un poco.

Al terminar el concierto, todos nos fuimos al hotel en el que estábamos hospedados.

• Estoy muerta. – Le digo a Piero mientras me aviento a la cama.

• ¿Segura? – Se acerca demasiado juguetón.

Comienza a besarme y a acariciarme el cuerpo con suma delicadeza.

• Yo creo… - Su mano se cuela debajo de mi vestido. – que no estás muy cansada.

• ¿Por qué lo dices? – Río y mis manos comienzan a desabotonar su camisa blanca.

• Estoy seguro que quieres mantenerte despierta hasta que estés cansada de la follada que nos vamos a dar.

• Quizá estás en lo correcto.

Nos besamos con mucho deseo de nuestros cuerpos.

• Te tengo una sorpresa. – Dice y muerde mi cuello.

• ¿Ah sí?

• Sí, pero… necesito vendarte los ojos.

No sé qué es lo que se trae entre manos, pero me gusta. Toma una bufanda y nubla completamente mi vista.

• Espera aquí… - Soba mis pechos y sale de la habitación.

Escucho el ruido de la puerta al abrirse, Piero pronuncia un “Gracias” y la puerta vuelve a cerrarse.

Escucho sus pasos… Yo me revuelvo un poco nerviosa. Su peso lo puedo percibir por el pequeño hundimiento de la cama.

Las yemas de sus dedos comienzan a acariciar mi rostro… puedo sentir su respiración pesada y acelerada.

• ¿Qué es lo que tramas? – Pregunto.

• Solo algo que te gustará…

Sus labios se unen con los míos, su barba me hace cosquillas, me prende, me calienta y me excita.

• Estás deliciosa Lia.

La sangre se me congela.

Gianluca.

Trato de levantarme y quitarme la bufanda de los ojos, pero Gian me detiene y escucho la voz de mi novio.

• ¿No querías repetirlo? – Susurra de una manera que el mismo diablo me tienta.
Y en parte sus palabras tenían cierta verdad.

• Sí… - Jadeo y me dejo llevar por el momento.
Me dejé trasladar a una nueva aventura.

Gianluca continuó besándome despacio, y con forme pasaba el tiempo nuestro beso se tornaba mucho más intenso. Nuestras lenguas jugueteaban.

TabúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora