Estaba recostada bajo el agua disfrutando de la tranquilidad que invadía. Ese día mi novio y yo nos tomamos un descanso por toda la semana pesada donde nos la pasamos viajando en su gira debido a sus conciertos. Por fin ese día pudimos tomarnos un magnífico descanso así que en la mañana fuimos a la playa y después nos fuimos a nuestra habitación de hotel que contaba con una alberca pequeña. Yo estaba en la alberca relajándome de todo y de todos, estaba a punto de quedarme dormida cuando escuché como Piero se metió a la alberca conmigo.
• Creí que ya ibas a dormir. - Le digo.
• No, de hecho quiero que hagamos algo. - Y la sangre sube a sus mejillas.
• Pero lo hicimos hace rato. - Le digo un poco sorprendida.Debo admitir que él y yo somos muy activos, diría que mucho. No hay día que no lo hacemos y el día que no pasa es porque estamos muy cansados y lo único que queremos hacer es dormir u otra cosa es que estamos repletos de proyectos nuevos, organizando y haciendo miles de cosas.
• Sí, ya lo sé, es solo que estaba pensando en hacer algo diferente, algo de lo que habíamos platicado antes. - Me dice con un tono demasiado tentador que estoy a punto de acceder a lo que sea que él me quiera decir.
• Hemos platicado muchas cosas amor, a ver dime a cuál te refieres en específico.
• Estar con alguien más.
• ¿Tú? - Los celos me invaden.
• No, no... me refiero a que seamos tres.
• Oh ya veo... pero no pienso hacerlo con alguien que no conozco y ahorita no podemos salir a buscar a alguien, aparte no cualquiera estaría dispuesto a hacerlo. - Tan solo de pensarlo la curiosidad me invade.
• No te preocupes por eso, ya conseguí a alguien que está totalmente dispuesto, solo es cuestión que tú digas que sí. - Me toma de la barbilla obligándome a verlo.Estoy abierta a experimentar nuevas cosas, no tengo miedo de que yo pueda confundirme o dudar del gran amor que le tengo a Piero, pero a mi si me da miedo de que sea otra mujer y él dude, le guste más ella y yo ya no. Ese sin duda es mi mayor miedo para aceptar una nueva experiencia.
• ¿Es hombre o mujer? - Pregunto tímidamente.
• Eso no importa, solo dime que sí... estoy seguro que lo vas a disfrutar.
• Bueno, está bien. ¿Cuándo lo haremos? - Accedo finalmente.El sonido del teléfono que hay en nuestra habitación interrumpe nuestra conversación. Sale de la alberca sin siquiera decirle que él respondiera. Vuelvo a relajarme en la alberca y cierro mis ojos. Cuando terminó de hablar por teléfono escuché que la puerta se abrió, no le tomé importancia y se volvió a cerrar. Tardó unos minutos para volver a la alberca. Volví a escuchar el ruido cuando alguien entra al agua. Una mano comenzó a acariciarme el abdomen, yo me dejé llevar. Ascendió lentamente a mis senos sobándolos de una manera suave, delicada y placentera. Estaba disfrutando esas lindas caricias que me llenaban siempre de placer. Ahora sentía otros dedos como tocaban mis hombros. Abrí de golpe mis ojos, estaba en medio de dos hombres guapísimos, me encontraba nada más y nada menos con Piero y Gianluca. Al parecer Gian era quien me estaba acariciando los senos, dios, ellos dos son amigos y sobre todo por lo que se dedican, esto está jodidamente mal. Me estremecí de inmediato, pero me tomaron de mis brazos impidiéndome ir de ahí.
• Tranquila, no pasa nada. - Me dice Piero.
• Pero ustedes son amigos. - Y me dirijo a ambos.
• No haremos nada que tú no quieras. - Responde Gian.Piero me toma del rostro para comenzar a besarme mientras que Gian comienza a acariciar todo mi cuerpo, lo amasa suavemente, reparte besos en cada rincón de mi piel. Sabía que esto era malo, estaba mal, pero mi placer me dominaba. Cada uno comenzó a desnudarme quitándome mi bikini, no sé quién desprendió qué, sólo sé que en ese momento quedé desnuda ante tales hombres, un escalofrío recorrió mi médula espinal, salí de la alberca, por suerte estaba ahí mi toalla así que me acosté dejando mis pies todavía dentro del agua. Ellos estaban en ropa interior, se posicionaron frente a mí dentro de la alberca, Gian tomó mis piernas y las abrió lo más que se pudo, ahí me encontraba en una posición un poco vergonzosa aunque el ambiente se estaba tornando cada vez más interesante. Ambos besaban mis piernas, no podía con tanto... sentía que si seguían haciendo eso en cualquier momento iba a tener un orgasmo sin siquiera tocar mi intimidad. Sentía como dejaban un beso húmedo en mis piernas acompañado de un cosquilleo provocado por sus barbas. Sentí como estaban tan próximos a mi parte íntima cada uno separando más mis piernas, yo estaba ahí tumbada en el suelo con los ojos cerrados disfrutando de tal pecado. Una lengua comenzó a lamerme el clítoris, mientras que la otra lamia mi entrada y también hacia el intento de introducirse un poco en mi interior. Mis gemidos comenzaron a inundar la habitación, ese placer que me provocaban los dos era inexplicable, lo estaba disfrutando al máximo. Llegó un momento en que los dos peleaban por mi órgano sexual, para brindarme el más placentero sexo oral, al levantar un poco la cabeza y mirar eso debo admitir que fue una de las cosas más excitantes que había visto. Posterior a eso parecía como sí ambos estuvieran coordinados ya que uno se dedicó a introducir sus dedos en mi interior mientras que el otro seguía dándome placer con su lengua en mi clítoris, estaba a punto de venirme, no podía aguantarlo ni controlarlo, necesitaba liberar ese orgasmo que ya gritaba por salir, las penetraciones con sus dedos fueron cada vez más intensas, me estaba follando con su mano de una manera dura que podría volver loca a cualquier mujer, Piero por su parte trabajaba en un excelente oral dedicado a mi clítoris, lo estaba logrando, ambos lo estaban logrando. Pasaron unos cuantos segundos más para experimentar un orgasmo increíble, mi cuerpo comenzó a tensarse, mis piernas empezaron a temblar un poco, yo me agarré del borde de la alberca mientras sentía las contracciones que me causaban tanto placer, tanto que parecía irreal. Comencé a gemir más y más fuerte, ellos reaccionaron por el episodio en el que me encontraba... me apretaron las piernas con más fuerza como si ellos también hubieran terminado, Gian me penetró más fuerte y Piero succionó mientras seguía lamiendo. ¡Carajo! Si me levantaba era seguro que me caía, mis piernas las sentía demasiado débiles. Al recuperarme de ese orgasmo tan intenso, suspiré varias veces como símbolo de derrota ante tal batalla, ellos se incorporaron dejándome descansar un poco. Salieron de la alberca y como si fuera yo su madre comenzaron a lamer mis senos mientras seguían acariciando cada rincón de mi cuerpo, era increíble sentir el placer al mismo tiempo, estaba volviéndome loca. Yo quería hacer algo al respecto para complacerlos a ambos, pero al parecer ellos tenían el control sobre mí, yo solo era como una sumisa obedeciendo a todo lo que ellos desearan. Escuchaba los leves suspiros que ellos emitían mientras se encargaban de mis pechos, era un ruido muy excitante. Un pecho quedó al aire, Gian comenzó a bajar lentamente por todo mi abdomen repartiendo besos, por mi parte yo estaba besando a mi novio, estaba demasiado caliente, lo podía sentir en la manera en cómo me besaba. Gian volvió a la alberca, tomó mis tobillos para abrir mis piernas, me sentía avergonzada por estar en esa posición tan comprometedora, comenzó a acariciarme lentamente, tomó mis caderas halándome de una manera un poco ruda y me posicionó en el borde de la alberca haciendo que ese beso en el que estaba tuviera una pausa, Piero aprovechó para colocarse hincado detrás de mi cabeza, tomó mis manos poniéndolas a un lado de la misma en forma de L, volteaba y podía ver cómo mis manos estaban completamente inmóviles por el agarre, ahora con mayor razón podían hacer de mi lo que quisieran. Nuestras miradas se conectaron, él solamente sonrió y me dio un beso en la frente, se acercó a mí oreja y me dijo:
• ¿Lo estás disfrutando así como yo? - Muerde mi lóbulo.
• Sí... mucho... - Respondo nerviosa.Al decir esas palabras sentía ya en mi entrada el glande del otro hombre, palpitante. Comencé a respirar profundamente, llena de nervios como si fuera la primera vez. Comenzó a introducir solo la punta, la sacaba y la metía lentamente, siguió ese patrón unas veces, ya quería tenerlo dentro de mí por completo. Estaba gimiendo ahora por desesperación.
• ¿Qué es lo que quieres? - Me pregunta Piero mientras yo veo a Gian.
• Lo quiero dentro. - Respondo.Cuando pronuncié esas palabras Gian me penetró por completo, yo grité por la impresión. Apreté mis ojos y empecé a acostumbrarme a él. Sus embestidas eran fuertes, duras, rápidas, de a momento lentas, cuando yo estaba gimiendo al unísono él empezaba a hacerlo más rápido y los ruidos del choque de nuestros cuerpos inundaban la habitación. Sentía como iba a presenciar otro orgasmo cuando Gian se detuvo y se desprendió de mi. Piero dejó mis manos libres que seguido del otro segundo que pasó ya estaban presas de nuevo con las grandes manos de Gian, ahora él se colocó delante mío mostrándome su miembro todavía con la protección puesta, me liberó una mano y con su mirada supe a qué se refería. Deslice por su miembro mis dedos dejándolo libre de cualquier barrera, comencé a sobar lentamente de arriba a abajo sin dejar de mirarlo.
Piero por su parte comenzó a dilatarme un poco con sus dedos, al sentirme cada vez más húmeda dirigió su glande a mí dejándome más ansiosa, lo necesitaba. Con mis piernas logré enredarlo un poco y dirigirlo a mí, una vez dentro empezó la magia. Sus embestidas eran lentas pero duras, me tomó de la cadera para poder manipular mejor sus movimientos. Mis gestos al parecer estaban excitando más a quien me veía, acarició mi rostro, introdujo un dedo en mi boca y empecé a lamerle, posteriormente tomó su miembro y lo dirigió a mis labios, empecé a lamer la punta con movimientos de arriba hacia abajo, luego como si estuviera pronunciando la "o" comencé a meter y sacar el glande de mi boca con los movimientos de mi cabeza, Piero comenzaba a penetrarme con más fuerza a lo que se me dificultaba hacer un oral, así que Gian giró mi cabeza y él se recostó de manera que su miembro estuviera a la altura de mis labios, lo introdujo lentamente a mi boca, sus movimientos eran suaves, yo hacía lo que podía para poder complacerlo ya que ambos lo estaban haciendo conmigo. Llegó un momento en que las penetraciones se tornaron más salvajes, ya escuchaba el ruido de nuestros cuerpos, eso me estaba excitando de una manera inimaginable. Comencé a chupar con más deseo de placer, mi lengua jugueteaba, en ese momento su gran mano de Gian se posó en mi cabeza apretando un poco.
• Lo estás haciendo bien nena, no pares. - Gime y penetra mi boca un poco más profundo.
En cualquier momento iba a terminar, Piero al escuchar eso aumento la rapidez de sus embestidas, subió mis piernas abriéndolas más, quería gritar, estaba a punto de correrme. Mientras miraba a mi novio de a momentos él me veía con atención durante todo este tiempo, estaba segura que examinó cada reacción de mi cuerpo, en su expresión dominaba la excitación al verme disfrutando de dos cuerpos masculinos, nuestros gestos llenos de placer nos daban un goce mucho más intenso. Me apreté los senos, una sensación como si fuera a orinar me dominó, mi cuerpo se tensó algunos segundos mientras ocurría mi squirt, al haber terminado yo algo tibio inundó mi entrada, Piero eyaculó dentro de mí.
Al desprenderse después de llenarme con su fluido masculino Gian dio una última embestida profunda y su semen llenó mi boca, sin pensarlo lo dirigí a mi aparato digestivo al mismo tiempo que él se desprendió de mí. Estaba agotada. Me quedé recostada suspirando mientras me recuperaba de tantas emociones que había presenciado en ese momento. Estaba llena de sudor y, llena de otros líquidos. Sin pensarlo dos veces, pero tampoco sin dudar del gran amor que le tengo a Piero pronuncie dos palabras que me llevaron a una nueva aventura.• Deberíamos repetirlo.
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Tabú
AcakDesde lo más profundo, los más oscuros secretos, las fantasías más alocadas y pecados imperdonables. El fruto prohibido con un toque de adrenalina la perversión reina.