David y Rick recorrían disimuladamente la entrada de la mansión, vestidos con ropa de deporte. Steven les había pedido que vigilasen la entrada para poder darle cobertura a Sara en su llegada, por si llegase a haber un ataque del cartel. Por la información que tenían, su compañera llegaría al lugar conduciendo una moto y con Alicia de copiloto. Así que los momentos de la entrada a la casa tendrían que ser cruciales ya que las dos vendrían muy desprotegidas.
Mientras que Rick observaba el movimiento del interior de la Mansión, David echaba un vistazo a los alrededores. Había logrado divisar un coche sospechoso con dos hombres en su interior, por lo que tendría que realizar una maniobra de distracción para mantenerlos ocupados. Es por eso que decidió llamar a una pizzería y pidió una gran cantidad de pizzas, explicando que tendrían que ser entregadas al coche blanco que estaba aparcado a las afueras de la mansión.
En el interior del coche, los dos hombres del cartel estaban esperando impacientes la llegada del sedan negro con Alicia Wilson y su guardaespaldas. Por la información que habían obtenido de sus compañeros, ese era el modelo del coche en el que los objetivos habían escapado la noche anterior. El plan era sencillo, una vez identificado el coche tenían que bloquear el paso, deshacerse de la guardaespaldas y llevarse a la chica con ellos. Esa zorrita ya había corrido con mucha suerte, pero esta sería la última vez que se burlaban del poderoso cartel de Juárez.
Los dos hombres estaban concentrados viendo a su alrededor, cuando un coche con publicidad de un restaurante de pizzas se aparcó a su lado y de él se bajó un muchacho desgarbado que saco de la parte de atrás una buena cantidad de pizzas, para posteriormente, llamar a la puerta del copiloto con los nudillos.
Los integrantes del vehículo se miraron extrañados. ¿Qué hacia ese muchacho llamando insistentemente a la ventanilla de su coche?
- Ábrele y averigua que quiere ese pendejo – dijo el conductor molesto a su compañero, quien bajo la ventanilla y miró al joven con cara de pocos amigos.
- Que quieres? – preguntó de malas maneras.
- Dejar las pizzas que pidieron – respondió el joven de manera obvia.
- Nosotros no pedimos ningunas pizzas! – expresó el hombre molesto.
En medio de la discusión con el joven, el hombre vio como una moto pasaba cerca de ellos con dos personas subidas en ella y se detenía en la entrada de la mansión, donde dos hombres vestidos con ropa de deporte abrían rápidamente las puertas y las dejaban pasar.
- Bueno van a recibirlas? – preguntó el joven molesto – tengo más pizzas que entregar
- Ya te dijimos que nosotros no pedimos las pizzas carajo! – dijo el conductor sacando su arma y apuntando a la cabeza del chico que lo miro aterrorizado – y es mejor que te largues antes de que pierda mi paciencia.
- Sí... sí señor tranquilo, yo ya me voy – dijo el joven de forma atropellada, volviendo a su coche rápidamente y saliendo de allí a toda velocidad.
- Ha habido movimiento en la mansión! – dijo el copiloto alarmado.
- Tú crees que... - quiso preguntar el conductor con un nudo en la garganta – lo del chico de las pizzas fue una trampa?
Los dos hombres se miraron el uno al otro sin saber que hacer, sabían que si llamaban a su jefe probablemente sufrirían un horrible castigo o tal vez la muerte. Habían visto a Luciano muy alterado por los errores de estos días y lo de ellos hoy había sido un error de novatos.
Preocupado el conductor tomo su teléfono y llamó a la única persona que podría aconsejarlos en que hacer.
- "Sí Mauricio. Que sucede? Atraparon a la chica?" – preguntó Fabian al otro lado de la línea.
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Sombras del pasado
ActionUna experimentada guardaespaldas con un trágico pasado es contratada para proteger a la caprichosa hija de un multimillonario. Esta ha sido amenazado por un peligroso cartel mexicano. El choque entre las dos fuertes personalidades de las mujeres ha...