Era una fresca noche de principios de primavera, los bares estaban empezando a recibir a los primeros clientes, deseosos de empezar el fin de semana celebrando. Rob estaba sentado en la barra de su bar de striptease habitual. Su mano aún estaba hinchada y dolorida, después de lo que Sara le hizo. Cada vez que lo recordaba, una ira interna lo recorría, queriendo acabar con la guardaespaldas con sus propias manos. Aunque el sabia perfectamente que eso sería bastante complicado. Teniendo en cuenta que esa mujer lo había humillado ya dos veces, de una manera bastante patética para él.
Aunque todo no era malo para él, ese día había recibido la buena noticia de que la guardaespaldas había resultado gravemente herida cuando rescató a Alicia de un intento de secuestro. Probablemente, si había suerte, moriría en el quirófano y si eso no pasaba, estaría tan débil que él podría encargarse de ella y hacerlo pasar como un accidente. Tenía experiencia en eso, ya lo había hecho en otras ocasiones. Pero hoy quería celebrar esa pequeña alegría que el destino le había dado y lo haría con su bailarina habitual.
Desde una de las puertas de las zonas privadas del club, dos mujeres estaban observando al hombre con desgana.
- Ay amiga ya ha llegado el rarito ese otra vez – dijo la chica a su amiga, que miraba con pereza al hombre.
- Sí es muy desagradable, pero paga buenas propinas y ya sabes amiga, necesito el dinero – explico la chica – trajiste mis cosas? – preguntó.
- Sí aquí tienes, la peluca rubia y las lentillas azules- dijo la joven dándole los objetos a la chica – el rarito quiere que te los pongas y bailes para el así? – preguntó curiosa.
- Si cada vez que viene me hace una petición rara. El otro día me hizo repetir una frase varias veces hasta que lo hice con el tono de voz que él quería y que me pusiese esto y bailase para el – explico la joven mientras se ajustaba la peluca y ponía en sus ojos las lentillas azules.
- Ah casi lo olvido! – expresó la joven pasándole un pintalabios color carmín – también tenias que llevar los labios de este color no? – dijo dándole el pintalabios.
- O si es verdad! – dijo la joven tomando el pintalabios y aplicándoselo.
- Bueno es hora de que vayas a atender al rarito – dijo su amiga – si se pasa de raro grita.
- Si amiga gracias- dijo la joven dándole un fuerte abrazo a su amiga.
La chicha salió en dirección a donde Rob se encontraba y tocando su hombro con delicadeza, habló en el tono de voz que él le pidió.
- Hola guapo! Estas listo para tu baile? – preguntó la joven en un fingido tono sugerente.
Rob la miró complacido, la había visto unas semanas antes bailando en el club y su parecido con Alicia lo había hecho pedir varios bailes privados con ella, se había gastando una enorme cantidad de dinero para convencerla de hacer esas cosas para él, pero viendo el resultado obtenido, el gasto mereció la pena.
- Hola preciosa! Para ti siempre estoy listo – dijo Rob en tono galante, mirando lascivamente a la joven y poniendo la mano en su cintura.
La joven sentía que algo en ese hombre no estaba bien, tenía otros clientes raritos, obsesionados con partes de su cuerpo como sus pies, pero el fetiche de este hombre era extraño. Él le pedía que bailase para él con una peluca rubia y unas lentillas azules. Hasta ahí todo seria normal, pero la forma en la que la miraba la asustaba bastante, parecía un depredador a punto de atacar, algunas veces nombraba a una tal Alicia y hablaba sobre las ganas que tenia de poseerla y someterla hasta saciar todos sus deseos. Ella siempre terminaba bastante ansiosa cuando bailaba para él, pero pagaba bastante bien cada vez que venía y ella necesitaba el dinero.
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Sombras del pasado
ActionUna experimentada guardaespaldas con un trágico pasado es contratada para proteger a la caprichosa hija de un multimillonario. Esta ha sido amenazado por un peligroso cartel mexicano. El choque entre las dos fuertes personalidades de las mujeres ha...