Sombras del pasado

Capítulo 7

Mientras para el resto del mundo el tiempo pasaba imperturbable, en la habitación de Alicia Wilson parecía que se hubiese detenido. El único sonido que se escuchaba en ese momento, era la cadencia de las respiraciones de las jóvenes mientras sus labios se juntaban y sus lenguas comenzaban a explorarse. Sara no podía pensar con claridad. Sentía el sabor a alcohol en la boca de Alicia. Sabía que eso no era lo correcto, había un montón de impedimentos que podía poner en una lista para detener ese beso en ese momento. Pero el calor de sus besos y la atracción creciente que sentían, hacían que le resultase muy difícil tomar la decisión de separarse de esos adictivos labios.

Alicia sentía que todo su cuerpo ardía. El hecho que Sara no hubiese rechazado su beso y la valentía que en ese momento le ofrecía el alcohol hizo que quisiera ir más allá. Porque Alicia estaba segura que ella quería todo con su guardaespaldas. Pronto tiro de la camisa de la joven y la saco de su pantalón, metiendo la mano debajo de esta para poder sentir el tacto de su cálida piel. Sara al sentir ese contacto, reaccionó de la hipnosis que estaban causando los besos de su clienta. Pronto tomo su mano, se despegó de sus labios y apoyó su frente en la de Alicia, para poder recuperar el aliento e intentar serenarse.

- Alicia! – dijo Sara soltando después un profundo suspiro – esto... no podemos hacer esto.

- Por qué? – preguntó la joven también recuperando el aliento.

- Hay un montón de razones por las que no deberíamos – respondió la guardaespaldas separando su frente y mirándola – has bebido mucho hoy y no estas con todos tus sentidos. Sería como si me estuviese aprovechando de la situación.

- Eso no me importa Sara. Nunca había tenido esta sensación, esta necesidad, esta hambre con nadie! solo contigo – confesó la heredera dejando a una sorprendida Sara.

La guardaespaldas bajo la guardia, sorprendida después de la confesión de Alicia, y esta aprovecho para tomar su cara entre sus manos y volver a besarla. Sara volvió a caer en la hipnótica trampa de sus besos y se dejó llevar poniéndose encima de ella. Las dos podían sentir la excitación creciendo en cada poro de su piel. Pronto Alicia se deshizo de la chaqueta de su guardaespaldas y volvió a meter su mano debajo de la camisa, esta vez siendo más valiente y encaminándose hacia sus pechos. Sara soltó un gemido al sentir el contacto de los dedos de la joven en esa zona tan sensible, lo que hizo que empezase a mover sus caderas en busca de más contacto con el cuerpo de su clienta. Alicia sentía que en ese momento podía morir y más cuando su guardaespaldas comenzó a besar su cuello y metió una de sus manos debajo de su camiseta y tomo uno de sus pechos y sacándolo del sostén para acariciar su pezón que se endureció con el contacto. Un gemido pronto salió de sus labios, los cuales Sara silenció con otro apasionado beso. Las dos jóvenes estaban llegando a un punto de no retorno y la guardaespaldas lo sabía, pero su cuerpo no le obedecía, cegado por el deseo de seguir explorando todas esas sensaciones que Alicia le hacía sentir. Era como un si las dos estuviesen bajo la influencia de un hechizo que se activaba cada vez que sus labios y su piel se tocaban. Pero, como todo, pronto ese hechizo se rompió cuando el teléfono de Sara comenzó a sonar.

La guardaespaldas se separó dolorosamente de su clienta, ante el insistente repiqueteo del aparato, busco su chaqueta en el suelo, donde Alicia la había tirado antes y lo sacó del bolsillo. En la pantalla se podía ver el nombre de Steven, así que decidió contestar.

- "Hey gruñona!" – expresó el joven cuando Sara contesto su llamada.

- Que quieres Steven?- preguntó la guardaespaldas intentando recobrar su respiración.

- "Uy que humor! Nada solo para saber si tengo que hacer el primer turno de la noche? Acabo de despertarme y tengo mucha energía" – preguntó el joven