Las flores que nunca me diste | Cartas regadas

De-pender - Carta

Esta confusión entre los recuerdos me está agotando, ligando las marcas

 de partiduras que se desprendían cuando me decías cosas lindas, si era idealizar

 lo que me hacías igual ya no cuenta como aquellos callejones sin salida donde

 estuve mentalmente cuando tomaba decisiones en base a tus opciones, y que

 conducían al mismo lugar siempre. A veces justifico las cosas que pasaban 

solo para pasar un tiempo más, pero esas cosas resultaron peor entre

 los dos y aquel final no sonaba como nos prometimos en un comienzo.

Se siente raro ya no tenerte aquí, sigo extrañándote, a veces los días se 

tornan de color y se siente extraño porque ya no hay caos. Es ciertamente

 estúpido pensarlo así cuando decidí alejarme precisamente para encontrar 

eso que ahora tengo, pero que sigue deseando saber de ti porque de eso 

dependía mi estado de ánimo, debo hacer una huelga de vacaciones para 

aprender lo que solo tu sabías hacer con mi corazón después de romperlo: unirlo.

Han sido semanas difíciles entre músicas y estar cabizbaja, creo que mi gran paso 

es el camino de la aceptación de todo que ha transcurrido hasta este entonces 

donde decido vendar las cicatrices mal curadas. He hecho muchas cosas y no 

te las diré porque no habría cambio, nunca te ha importado, he intentado hacer 

otras y caigo en el vicio del desinterés, me he cuestionado tanto y con tan poco

 he podido seguir porque eres un clavo que mi mente martilla y que debo 

despejar para que deje de doler.

Lamento hacerlo, pero no puedo evitarlo. Yo sí te esperé durante horas y 

que incluso creí que llegarías, mi corazón solo bombeaba  yo sentía que me 

desangraba ahí mismo en el lugar; ya todo me dice que deje de buscar en

 sobras pulverizadas, yo aún no logro dormir bien y trato de dar lo mejor

 de mí al siguiente día, pero es difícil y ya no quiero esta vida.

Solo cuídate de las pesadillas que denotan mi protagonismo, te quiero 

(y mi mente te busca por las noches).