En el limbo de entender las cosas que te decían de mí y de simplemente olvidar aquello sin
perdonar todas esas cosas, en la confusión de igual pensar que podía arreglar incluso los
cristales que yo rompí, porque intentaba ser tu psicóloga y no una persona con la que podías
olvidarte del resto mientras no te dabas cuenta ni un poco de lo que aguantaba por ti.
Aquel último día que nos vimos quedará en mi memoria, si hice bien o hice mal,
ahora es parte del final de nuestra historia. No puedo comentar mucho de lo que aconteció,
pero el dolor que me martillaba tomar la decisión también produjo un alivio por acabar algo
que más que toxico ya había muerto un año atrás. Porque sí, te aguanté un año sin ser
absolutamente nada y no precisamente porque nos queríamos,
yo solo quería que no te mataras.
Y es que también ese era parte de los problemas: la dependencia puede crear edificios de papel
y yo con mi propio vaso vertiendo veía como se destrozaban hasta caer.
No creas que me siento bien por eso, realmente me dolía que ni tu mismo podías ser
en tu propio lugar pero no justificaré con eso que tampoco me hacías respetar, y tampoco
me respetabas porque incluso ellos se daban cuenta y yo solo aguantaba hasta irme
por instantes para llorar a escondidas. Sé que eso no es el amor, sé que así no se siente
el amor y sé que ya no eras tú, pero ¿Qué bastaba?
Solo cuídate y no conviertas el amor de dorado a cenizas otra vez, te quiero (lejos).
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Las flores que nunca me diste | Cartas regadas
Historia CortaDicen que los poemas son marcas de las cicatrices de nuestros recuerdos profundos, de quienes sienten profundo, y puedo confirmar que lo es. Esto no es motivo de soñar, es una forma de desahogo. No todo será relacionado a una persona en concreto, so...