Morir - Carta

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Me siento cansada, las horas pasan y aunque van rápido siguen 

sintiéndose eternas, los helados le hacen compañía a mis lágrimas 

y ahora son buenos amigos, ya no quiero hablarles de esto a mis 

amigos porque ya me han dicho que hacer, porque sé perfectamente 

que es lo que debo pero no puedo, sigo en el rincón de mi cama imaginando 

el santuario de ambos que fue quemado por nuestras propias velas.


Me estoy consumiendo pero sé que eso no te importa en lo más mínimo,

 tampoco creo que sea algo que deba hacerlo pero, ¿Qué pasa si sigues 

siendo el amor de mi vida? No creo sanar esto ni con insecticidas 

porque fue la picada más mortal que he procesado. Me desgarra y 

quiero salir, tu te alejas y me quedé en el mismo lugar dando vueltas

 tratando de entenderlo, eso aún sigue sin sanar.


Deseo que seas feliz pero no seo que sea tan feliz como fue conmigo, 

no te quiero ver con otras o vomitaré, es tan complicado esto que deseo 

que fuera un botón para solo dejarlo marcha atrás. A medida que lo pienso 

mi corazón se va entrecortando, y es que llego a cuestionarme si realmente

 cambié y soy una buena persona o si solo es un filtro para la próxima presa,

 estoy en punto de dudar y tener miedo de mi misma, me estoy sintiendo 

como algo que estalla y ya no quiero lastimar más. He tomado en cuenta 

la decisión de despedirme de aquí, no puedo hacerlo si no estás aquí, 

tampoco seguir si no lo estás, respiro hondo de nuevo para volver a llorar.


Solo cuídate que intentaré no hacerme daño, no sé qué más hago aparte de quererte.

Las flores que nunca me diste | Cartas regadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora