Amor feroz..🐺

Capítulo 24: Despertar 🐺

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Los enormes árboles se sacudían ante las oleadas de viento que soplaban con fuerza, el crujido de las ramas sobre él, le helaban la sangre y le enchinaban la piel, el clima parecía no ser el más adecuado para estar a la intemperie, pero las opciones dentro de la casa eran pocas.

Sus orejas se movieron intentando escuchar algo más que solo ruidos provocando por el mal tiempo, sus patas evitaban pisar ramas u hojas secas, aquello solo causaría que sus posibles presas escaparán, se agachó un poco doblando las rodillas y dejando que su olfato hiciera el mayor trabajo.

Avanzo con lentitud hasta que su nariz pico y entonces abrió los ojos, su interior vibró y su lado salvaje relució como un diamante al sol, se movió con sigilo y cuando lo tuvo a solo unos metros ataco, la resistencia y la sangre le causaron una indescriptible satisfacción que recorrió su espina dorsal, sus músculos se relajaron dejando que su cuerpo abandonara la tención acumulada, sumiéndolo en un completo estado de gozo donde no había ni un gramo de estrés o pesadez.

Con algo de dificultad tomo al animal del cuello y lo arrastró de regreso, pesaba más de lo que imagino y el hecho de que su tamaño estorbara no ayudaba a transportarlo.

Era lo más grande que había cazado en mucho tiempo, pero bastaría, o al menos eso esperaba, no deseaba regresar al bosque con tal oscuridad y con tan mal clima, sin mencionar que deseaba dormir un poco antes de que amaneciera y considerando el tiempo que tardaría en terminar todo eso y lo que le tomaría enterrar los restos, no tendría un sueño muy largo.

Salió de entre los árboles con los pulmones quemando y el cuello adolorido, hizo un último esfuerzo y por fin soltó al venado, se dejó caer en el pasto y trato de recuperar el aliento, cuando levanto la mirada se convenció de que todo aquello había valido la pena.

Sentir el remolino de emociones colarse por su piel y devorarlo desde su interior no era nada nuevo para él, aunque la primera vez que lo sintió era demasiado joven para entenderlo, comenzó como algo pasajero que crecía con el tiempo, llegó a imaginar que moriría de alguna enfermedad mortal.

Los síntomas se presentaban con lentitud y eran tan particulares que eran difícil de ignorar, siendo dolor en pecho, cosquillas en el estómago, el corazón acelerado, falta de aire, temblor en las manos, tartamudeo, sudoración y unas intensas ganas de llorar cuando estaba solo.

El miedo de saber lo que tenía le impedía decir a sus padres, pero con el trascurso de los años se dio cuenta de que aquellas horribles sensaciones si eran causadas por una terrible enfermedad, que realmente se consideraba mortal, la cual llevaba como nombre "amor."

Un amor que surgió sin darse cuenta, aquello que comenzó como una amistad se convirtió en algo que ni siquiera él sabía como enfrentar, intento asegurarse de que Harry sintiera lo mismo y cuando estuvo decidido a decirlo su lobo despertó, dominando sus sentimientos y haciendo que todos aquellos síntomas volvieron de golpe, sus emociones se dispararon y las largas y tortuosas horas sin su mejor amigo se volvieron una debilidad que atacaba sin consideración.

Desde entonces se volvió devoto a lo que su corazón anhelaba, pero tuvo que frenarlo mientras Harry siguiera siendo humano, con el paso de los meses se volvió más complicado tener que fingir y la mejor solución fue alejarse.

Le era imposible no pensar en el profundo amor que sentía, además de tener problemas para controlar sus deseos y necesidades, tuvo que aprender a frenar a su lobo antes de volver a acercarse a Harry, lo que menos deseaba era hacerle daño.

Durante ese tiempo arruino cada una de sus relaciones y rechazo todo intento de su padre por comprometerlo, y aquello rindió frutos, porque al final estaban juntos, por lo que sin importar lo difícil que las cosas pintaron, no estaba dispuesto a perderlo, lo amaba más de lo que podía reconocer, incluso su lobo pedía a gritos no dejarlo ir.