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—¡No entiendo nada! —Se quejó Nina rompiendo el silencio de la biblioteca, ella dejo caer su cabeza contra el libro de historia haciendo aún más ruido.

Adrianne le ofreció una sonrisa avergonzada a los demás que estaban estudiando.

—Oh vamos, no es tan difícil —Dio unas leves palmadas en su cabeza, hablando en voz baja pero sin llegar a susurrar.

Sentía como la mirada de la bibliotecaria les quemaba la nuca.

—¿Qué no es tan difícil? —Repitió la morena incrédula de forma mucho más elevada, provocando que las miradas cayeran en ella dos de nuevo.

Está vez se escuchó un shusheo por parte de la bibliotecaria.

La rubia sintió como el color subia a sus mejillas por la vergüenza.

—No lo es —Insistió la oji-verde cuidando el tono de voz—, déjame explicarte de nuevo.

—De acuerdo... —Aceptó Nina, está vez con un tono de voz más bajo.

La bibliotecaria asintió complacida y volvió su mirada a los libros que ordenaba.

Adrianne sintió que volvía a respirar correctamente, se centro en Nina y procedió a explicarle de nuevo, esta vez con más detenimiento.

—Y luego solo sinplificas para conseguir el valor de y Z. Fácil, ¿no? —La rubia culminó su explicación y miró a su mejor amiga.

Nina parecía haber entendido todo finalmente.

—Creo... creo que entendí —Dijo y Adrianne sonrió.

—Genial, ¿crees que puedes hacer éste tu sola? —Le pasó el cuaderno con uno de los ejercicios de cálculo.

La contraria asintió y tomó el lápiz para empezar a resolver.

Las clases ya habían finalizado hace rato pero como tenía una hora libre antes de su lecciones de esgrima, le había pedido a Nathaniel permiso para utilizar el tiempo libre ayudando a Nina con su tarea de cálculo y, para fortuna de la morena, éste había accedido.

La modelo le dio su espacio mientras resolvía el ejercicio y miró la hora en el reloj que colgaba de la pared. Sí, en el reloj de la pared ya que aún no había comprado un teléfono nuevo. Suspiró, todavía le quedaba media hora libre.

Tal vez incluso tendría tiempo de ir a por un teléfono nuevo.

—¿Así? —La voz de la morena la sacó de sus pensamientos.

Se acercó al cuaderno y revisó con atención el ejercicio, luego de un momento sonrió satisfecha.

—Sí, justo así —La felicitó—. Está perfecto.

La de la gorra quería llorar de felicidad —¿En serio?

—Sí, por supuesto, hiciste todos los procedimientos correctos tú sola —Colocó una mano en su hombro en señal de apoyo—, estás lista para el examen de mañana.

—¡Genial! —Celebró en voz alta.

Lo siguiente que supieron fue que la bibliotecaria les había cerrado la puerta en la cara.

Nina rió al ver la cara de culpa de Adri.

—Yo creo que sí la ofendimos, ¿debería ir a disculparme? —Tomó la manija con la intención de volver a entrar al aula, sin embargo, Nina la tomó del hombro y la alejó de la puerta, empezando a caminar con ella por el pasillo para salir de la escuela.

—Tranquila, se le pasará en cuanto otro idiota la haga enojar —La rubia abrió la boca con clara intención de darle una pequeña charla sobre el respeto y la cortesía a los mayores pero su amiga la interrumpió—. ¿Qué tal si vamos por el celular nuevo?

—¿No necesitabas ayuda con español?

—Nah —Le restó importancia con una mano—, vamos sé de un lugar donde tienen las tres "B".

La miró con extrañeza.

—¿Tres B?

—Sí, ya sabes, bonito, barato y... —Las palabras se cortaron cuando llegaron a la cancha, al parecer ya habían chicos entrenando—, bueno...

Sus ojos verdes se encontraron con los avellana de Kanato quien se encontraba entrenando con otro compañero.

Le sonrió y levantó su mano para saludarlo, moviendola de un lado a otro.

En ese momento el japonés se desconcentró dándole la oportunidad a su oponente de tocarlo en el pecho con su florete. Observó como finalizaron la partida y luego Kanato se acercó a ellas, especialmente a Adrianne.

Saludó a Nina amablemente antes de dirigirse a ella.

—Kanato, llegaste antes.

—Eh, si... —Aclaró su garganta antes de volver a hablar—, quise llegar antes para practicar contigo.

—¿Conmigo?

—Ah... sí, contigo, dijiste que hoy tendrías una horas libre depues después de clases y asumí que podría encontrarte un poco más temprano —Miró a Nina de forma agradable—,no tenía idea qué estabas ocupada.

—Cierto, estábamos estudiando en la biblioteca —Respondió la rubia con una sonrisa.

—Bueno... —Dijo Nina—, creo esta bicicleta no necesita una tercera rueda así que me voy —La morena salió del lugar con una sonrisa cómplice
cómplice.

—¿Bicicleta? —Kanato sin duda había quedado extrañado.

(...)

—Pensé que entrenarías, mocoso —El Kwami lo miraba escéptico desde la cama.

—Eso hago —Respondió concentrado en su consola—, estoy mejorando mis reflejos. No me distraigas.

La pequeña criatura suspiró al ver como su dueño empezaba a hablarle a micrófono de sus audífonos.

Voló hasta el escritorio y tomó un muffin de la caja para segundos después ver al pelinaranja festejar por haber derrotado al oponente, acto seguido comenzando a discutir por el micrófono sobre que su jugada no había sido trampa.

Esta iba a ser una larga tarde.

(...)

Respiró profundo sintiendo una gran satisfacción.

Dejó a su lado una taza con galletas recién horneada para él y para Tikki, a su lado un vaso con malteada de fresa y uno mucho más pequeño para la Kwami.

Encendió su computadora y colocó de fondo la música de su cantante favorito: Jade Stone.

Se estiró un poco y tronó su cuello antes de sentarse frente la máquina de coser.

Iba a aprovechar esa tarde libre al máximo y no había nada que lo impidiera.

—Hoy por fin voy a terminar esos delantales para mis padres —Encendió la máquina y preparó el hilo al la vez que doblaba la tela color crema de forma correcta para coser el dobladillo.

—Sip —Tikki tragó lo que tenía en la boca antes de seguir hablando—, ya hacía falta una tarde para relajarse —La Kwami volvió su mirada hacia la ventana con curiosidad al ver las personas pasear.

Pisó el pedal para empezar cuando una gran sacudida hizo que la costura pasara hasta la manga de su suéter uniéndonos con la tela.

—Lastima que esa tarde no será hoy —Volvió a hablar, con su mirada fija en el nuevo akuma que se encontraba en la plaza.

Marcel bufó queriendo llorar antes de levantarse nuevamente.

—¡Tikki, motas!

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Andaba perdida pero ya volví.

Lamento tantos inconvenientes y que este capítulo sea corto pero sigue algo de acción no se preocupen, trataré de regularme para volver a actualizar cada sábado.

Los amo y no olviden comentar.

~Gomibesos.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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