Capítulo 7

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Su madre empezó a mostrar signos de cansancio, tan grave que lograba mantenerla en cama por días enteros. Una noche, cerca de la media noche, le despertó el ruido de un caballo que se detenía en la puerta, su nana abrió la ventana del segundo piso y hablo un rato con el hombre, quien se había identificado como el médico de la familia, y fue llamado para atender a la señora de la casa.

Su nana bajó los escalones, temblando al abrir las cerraduras y cerrojos uno tras otro. Su madre llevaba dos días completos con temperatura elevada, recibiendo tratamiento, pero sin resultado alguno. El hombre dejó su caballo y,  entro tras su nana, sacando un maletín de piel negro, en el que llevaba una botella trasparente con un líquido marrón.

Su madre, recostada en su cama, se incorporó con dificultad para beber aquel líquido, mientras su nana sostenía la luz para evitar que el líquido se tirase.

Mientras tanto, Anthony miraba la escena desde las sombras apoyado en la puerta entreabierta, evitando ser descubierto por los adultos. No sabía qué clase de medicina era la que su madre tomó aquella vez, ni qué contenía, tal vez su yo adulto lo sabría, y entendería por qué a la mañana siguiente, al despertar el caballo había desaparecido junto con aquel hombre que decía ser doctor.

Su pequeña mente joven solo lo pudo entender después de ver cómo su madre tomaba el medicamento, para luego pasar una semana aparentemente mejorada, solo para volver a quedar postrada en cama, para así, empezar su final.

Cuando Anthony abrió los ojos el sol apenas aparecía en el horizonte, miró su reloj que marcaba las cuatro de la mañana. Envuelto en su abrigo y todavía somnoliento por el calor del sueño, se dirigió a su árbol, lugar ahora bautizado como su espacio de paz, y donde mantenía conversaciones amenas con su vecino.
Se dejó arrullar por el tranquilo toque del viento frío en su rostro. Empezaba a amanecer y en las ramas de los manzanos los pájaros permanecían inmóviles agitando sus plumitas en el frío viento de la mañana; la llanura se extendía hasta donde alcanzaba la vista y los grupos de árboles que rodeaban sus terrenos, formaban, a intervalos, manchas de negro y violeta en aquella superficie gris que se perdía en el horizonte en el tono apagado del cielo.

Anthony de vez en cuando, abría los ojos; luego, a medida que su mente se cansaba y el sueño volvía a él, entraba en una especie de sueño en el que sus recientes sensaciones se fundían con los recuerdos, percibiéndose como el joven que caminaba por los pasillos en la escuela, o ya instalado en su pequeña cabaña, el cálido olor de los emolientes se mezclaba en su cabeza, con el aroma del rocío, oía el agua correr del río Wye, los pájaros cantar...

-No estoy seguro de que haya sido un doctor – hablo para sí mismo.

Pronto unos surcos se hicieron presentes mientras se acercaban a Anthony él empezó a correr a través de un agujero en un seto, desapareció para estar de regreso al final de su patio, encontrando un caballo parecido al del hombre que trató a su madre, Anthony se agachó para pasar por debajo de las ramas de los árboles que le nublaron la vista, algunos perros a lo lejos empezaron a ladrar, mientras escuchaba cadenas a su alrededor cuando pudo vislumbrar algo de luz distinguió una granja muy bonita con establos y por encima de las puertas abiertas se podían ver grandes caballos comiendo tranquilamente. A lo largo de los edificios se extendía un amplio camino y el lujo de los patios traseros de las casas lo sorprendió. 

La curiosidad lo llamó y entró a una casa, ahí vio a una mujer joven, con un vestido de Merino azul adornado con flores entretejidas, cuando pudo distinguir bien a la mujer se dio cuenta que era nada más y nada menos que Estela Bobary quién con una sonrisa lo hizo pasar a la cocina donde ardía un gran fuego, el almuerzo descansaba en los platos sobre la mesa, pasó su mirada por el lugar, había ropa mojada secándose dentro de la chimenea mientras a lo largo de las paredes se extendía una abundancia de utensilios de cocina donde la clara llama del hogar brillaba de forma irregular unida los primeros destellos del sol que entraban por las ventanas.

Only of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora