Anthony J Crowley es un hombre que ha pasado por muchas cosas con su familia, más específico con su padre.
Al morir este, Anthony se queda con toda su herencia al ser hijo unico.
Al llegar a la casa donde vivia su padre, el hogar que lo vio nacer...
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La habitación de Anthony estaba oscura, apenas iluminada por la luz de una vela que titilaba sobre la mesa. Mads y Samuel estaban sentados a su alrededor, la atmósfera se había vuelto tensa, tras la llegada de la carta de Mr. Willow. Anthony sostenía la carta en sus manos, su expresión era de preocupación y rabia.
—No puedo creer que esto esté sucediendo —dijo, su voz baja pero intensa— Willow sabe sobre Aziraphale y George.
—Pero ¿Quién es ese tipo? —Samuel frunció el ceño, mirando a su amigo. —¿Cómo pudo enterarse? ¿soy el único que piensa que aquí hay gato encerrado?
Anthony recordó que aún no le había contado todo a sus amigos, por lo que tomando un respiro profundo se dispuso a resumir todo.
—Cuando llegué a la mansión Crowley descubrí que el difunto Mr. Crowley enviaba sumas significativas de dinero a un tal Mr. Willow. Diez mil libras para ser exactos, al principio pensé que se trataban de negocios, y por curiosidad le pedí a Arthur que mandara a algunos de sus amigos a investigar a este hombre, lo único que logré saber era su posible localización, un pueblo remoto a los límites de Carton y Pays de Caux, pero nada más, poco después Arthur y yo descubrimos que había un espía de él en la mansión, pensamos que solo quería información sobre mí ya que el contenido de las cartas que me llegaban se filtraba, información que solo los más cercanos a mi sabían. Intenté saber más, pero los amigos de Arthur que habían ido a investigarlo.... Desaparecieron....
—Esto es serio, Anthony. —Mads se inclinó hacia adelante, su tono de voz cambió a uno más serio.— Esto vuelve las cosas más serias, ya no solo se trata de George, hablo de que si ese hombre es capaz de desaparecer personas para que no sepas quién es, puede ser capaz de cosas peores, No podemos confiar en nadie, no podemos olvidar que, en esta sociedad, los ojos están por todas partes. Probablemente, los espías no solo estén en tu casa, a estas alturas ese hombre debe saber de nuestra llegada.
—¿Y si ese hombre fue el que le ordenó a George separar a Anthony de Aziraphale? —Samuel llamó la atención de sus amigos, nunca se lo habían imaginado, y claro, en un principio solo pensaron en George, jamás imaginaron que esto sería un asunto más grave que un viejo celoso por la felicidad de su amigo, ahora, un pez más gordo movía los hilos desde lejos.
—No puedo dejar que esto salga a la luz. —Anthony, con los puños apretados se levantó de la silla.— No solo por mí, sino por Aziraphale. Si de verdad este tipo está manejando todo, Aziraphale corre más riesgo del que creía.
—¿Y Estela? — preguntó Mads— ¿crees que ella esté al tanto de todo esto?
—Es probable que Estela no sepa nada, y solo sea una víctima más, pero no podemos bajar la guardia. —Anthony respiró hondo, empezó a sentir una punzada en la cabeza.— Por ahora tenemos a nuestro favor que tanto George como Aziraphale creen que sigo ignorante de todo esto. —Mads lo miró con preocupación.—Y ahora Willow me tiene en sus manos, no puedo decirle nada a Aziraphale, los únicos que sabremos sobre esto seremos nosotros.
