Anthony J Crowley es un hombre que ha pasado por muchas cosas con su familia, más específico con su padre.
Al morir este, Anthony se queda con toda su herencia al ser hijo unico.
Al llegar a la casa donde vivia su padre, el hogar que lo vio nacer...
Para los que me siguen en Instagram sabrán a lo que me refiero, realmente me impresione. También les deje un ligero spoiler de lo que se viene para el próximo capitulo.
Sin más, ¡disfruten!
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La tarde del día anterior fue fría, a pesar de estar en pleno abril. Al principio Aziraphale dudó entre pasar el día en la sala de estar junto al fuego, o dirigirse a la biblioteca.
Pero después de comer (siendo advertido que la comida se servía a las dos de la tarde por su sirvienta, quien no comprendía o no quería comprender que no tenía apetito), e ir al salón y encontrar a un sirviente arrodillado ante la chimenea, luchando por dominar las llamas, arrojando nubes de ceniza que levantaron una nube infernal. Se desanimó. Tomando una charola sin ser visto, caminó hacia la biblioteca.
Ahí, rodeado de la tranquilidad, hechó las hojas de té en la tetera con agua caliente, con la cuchara y todo y se sentó, frunciendo el entrecejo. Hizo un puchero con los labios, como un niño que está a punto de llorar recordando lo que había pasado.
Después de su noche con Anthony, al día siguiente sabiendo que él no estaría en casa, fue a buscar a Estela, con la excusa de querer pasear un momento, siempre bajo la mirada constante de George.
Afortunadamente, Ms. Jones ofreció la opción de llevar a una joven que ayudaba en la cocina como chaperona, George aceptó a regañadientes.
En una soleada tarde del siglo XIX, Aziraphale y Estela pasearon por los jardines de la mansión familiar, rodeados de exuberante vegetación y el delicado aroma de las flores en flor. La alegría brillaba en sus rostros, pues habían logrado un respiro momentáneo de las presiones familiares. La brisa fresca jugaba con el cabello de Estela, y ambos se sentían aliviados de que el padre de Estela hubiera decidido quedarse en la mansión, y que la señora Jones ofreciera a una de sus criadas como chaperona para acompañarlos.
–No puedo evitar sentirme aliviada. –comentó Estela con una sonrisa radiante– Es un verdadero respiro saber que papá está en la mansión. Ms. Jones ha sido tan atenta al ofrecer a una sirvienta como chaperona.
–Sí, es un gesto realmente amable. –asintió Aziraphale– La tranquilidad de poder pasear sin temores es una verdadera bendición.
Estela suspiró, volteando la mirada hacia Aziraphale, notando su expresión pensativa.
–Usted es una persona confiable Mr. Fell –comentó Estela llamando la atención del mayor– Sabe, antes de partir, Harry me propuso matrimonio. Me ofreció una vía alejada de las presiones de mi padre, una oportunidad para escapar de sus expectativas y convenciones...
