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Draco se sentía atrapado en una pesadilla interminable mientras pasaba las fiestas Decembrinas en Hogwarts. El resto del castillo bullía con la emoción de la temporada festiva pero él estaba sumido en una profunda soledad que parecía envolverlo como un manto oscuro. Las risas y las conversaciones alegres de sus compañeros de casa solo servían para resaltar su sensación de aislamiento. Se encontraba rodeado de personas, pero se sentía más solo que nunca.

 A veces, en medio de la noche, cuando todos los demás dormían, Draco se levantaba de la cama y se acogía bajo el cielo oscuro y estrellado en la torre de astronomía. Anhelaba la presencia reconfortante de su madre y el cálido abrazo de Harry pero el recuerdo de él también lo atormentaba por la conversación que tuvieron antes de las vacaciones; donde el moreno le propuso quedarse en Hogwarts para no dejarlo soló después de lo que había sucedido con Luna y Snape pero Draco sabía que Harry solo estaba tratando de protegerlo de sobre pensar la situación. Sin embargo, era cierto que el rubio se sentía muy abrumado por esa situación pero había estado guardando sus sentimientos negativos para sí mismo, para evitar preocupar a Harry, no quería añadir más peso a su carga, además el moreno tenía la misión de mantener al tanto a los integrantes de la orden del Fénix de lo que estaba sucediendo.

Con el paso de los días, el peso de la soledad se volvía cada vez más abrumador. Draco se aferraba a la esperanza de que pronto las cosas estarían bien. Pero por ahora, en medio de la oscuridad de la temporada navideña, se sentía perdido y solo.

El rubio yacía solo en su cama, con la mirada perdida en el techo que reflejaba sombras danzantes, el silencio se interrumpía solo por el suave crepitar del fuego en la chimenea, se encontraba envuelto en sus pensamientos que giraban en círculos, atrapado en un torbellino de emociones que no podía compartir con nadie. Cerraba los ojos con fuerza, tratando de alejar los recuerdos dolorosos y la sensación de vacío que lo consumía poco a poco. Rodeado por un montón de pergaminos y libros esparcidos en su habitación, se sentía culpable por tener dudas de los planes que habían hecho con Harry, por temer por su propia vida y la de su madre cuando los demás estaban luchando por el bien común.

La puerta de la habitación se abrió con un ligero chirrido, revelando la figura de Blaise Zabini, quien entró con una expresión de preocupación en el rostro. Draco Malfoy se incorporó y se sentó en el borde de la cama, levantó la vista sorprendido al ver a su amigo.

— ¿Blaise? ¿Qué haces aquí? — preguntó Draco, intentando ocultar la sorpresa en su voz. Zabini se acercó lentamente, observando a su amigo con atención.

— Si salieras más de tu habitación  y prestaras atención a lo que te rodea, sabrías que no fui a casa por Navidad.

— Perdón...

— Te he visto un poco distante últimamente, Malfoy. ¿Estás bien? — preguntó con sinceridad.

Draco suspiró y miró hacia abajo, jugueteando con sus manos. — Sí, estoy bien. Solo... pensando. — , respondió vagamente.

Blaise frunció el ceño, notando la evasiva de su amigo. — ¿Estás seguro? Sé que las cosas han estado difíciles últimamente. ¿Extrañas a Potter? — preguntó con cuidado.

— No se trata de Harry— , admitió finalmente, levantando la mirada para encontrarse con la de Blaise. — Es la misión, los planes de mi madre, los planes de Harry, la misión... Me siento abrumado.

Blaise se sentó a su lado, colocando una mano reconfortante en su hombro. — Draco, no eres un asesino. No tienes que hacer nada. — , dijo con firmeza. — Recuerda que no todo gira en torno a ti. Harry está aquí contigo, y tal vez todo esto sea un avance hacia la derrota de Quien tu sabes.

The Tear In My Heart - |DRARRY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora