𝐀𝐂𝐓𝐒 ┃ ❝Mi vida se divide en actos, y de todos esos, el nuestro es el que más aprecio❞
La vida de un pequeño niño, Park Sunghoon, da un giro cuando su madre obsesionada con la inmortalidad lo usa para salvarse a ella misma. Su vida ya no será la...
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Jaehyun fue hasta la puerta de su casa al oír el timbre. Al abrir la puerta, sonrió al ver a Seoyul de nuevo. Había extrañado la presencia de la chica el último mes.
— Hola, Seoyul. Ya me preguntaba qué te había pasado — le dijo el mayor, sonriendo y dejándola pasar.
— Mi mamá me empezó a preguntar a dónde iba todos los días, y como me negué a decirle, me castigó por un mes — explicó con una mirada triste —. No podía decirle que venía a la casa del amor de mi vida, cuando solo su padre está en casa.
— Sí, me vas a traer problemas serios, niña — le señaló amenazadoramente, pero después sonrió —. ¿Ya comiste?
— Compré un jugo de camino.
— Sube, te llevaré comida. Sunghoon está en el lugar de siempre — le dio paso para ir arriba. Cuando ella se fue, su sonrisa cayó. Jaehyun había notado los ojos hinchados de la chica de tanto llorar.
Seoyul subió las escaleras y abrió la puerta del cuarto de Sunghoon. Vio lo de siempre, al joven acostado en la cama, aún dormido.
Se acercó a él y se sentó en la silla que estaba frente a él. Dejó su mochila en el suelo y lo miró. Un mes sin ver a Sunghoon había sido duro para ella, pero aguantó solo por él. Tenía que aguantar para volver a ver a su amado.
Pasó una mano por su rostro y sonrió.
— Volví, Sunghoon — dijo en voz baja. Jaehyun le dijo que había una posibilidad que pudiera escucharla, ya que ella era su alma gemela —. Perdón por no venir a visitarte el mes pasado. Debiste preocuparte cuando no escuchaste más mi voz. Pero estoy bien — sacó un cuaderno de su mochila y su estuche, sacando un lápiz —. Hoy dejaron una tarea larga, suerte que te van a dar otro chance para pasar el año — comentó.
La puerta se abrió, dejando ver a Jaehyun con una bandeja de comida para ella. La dejó en la cama de Sunghoon y le quitó el cuaderno de las manos.
— Primero come, y luego estudia — le dijo a Seoyul —. Cómo se nota que eres novia de Sunghoon.
— No sé si puedo decir que soy novia de él cuando nunca lo hablamos — musitó la chica, viendo el plato de comida frente a ella.
— Sunghoon siempre tuvo miedo de morder a alguien, incluso le tenía asco. Pero solo contigo eso cambió. Creo que, a este paso, él ya te considera esposa — sonrió el mayor y salió del cuarto.
Seoyul sonrió y miró a Sunghoon. Ella seguía pensando en esa noche, ¿él la amaba tanto, que dejó atrás su miedo y la mordió? Ella estaba segura de que amaba a Sunghoon, pero justo cuando ambos estaban demostrando eso, llegó su Sacrificio.
Seoyul solo pensaba en el momento cuando Sunghoon despertara. ¿Qué pasaría entre ellos? ¿Ahora serían una pareja de vampiros con rostros de adolescentes? ¿Tendría que dejar a su madre atrás y vivir con Jaehyun y Sunghoon? No lo sabía, pero si Sunghoon estaba a su lado, ella iría a donde sea con él.
Cuando terminó de comer, bajó a lavar los platos. Jaehyun se había ido a trabajar de nuevo.
Los tres primeros meses que Sunghoon estuvo en el profundo sueño, no hubo un solo día que Seoyul no lo fuera a ver. Ella y Jaehyun se habían conocido más, compartían el mismo dolor.
Jaehyun siempre le daría comida, sangre, incluso la ayudó a adaptarse a la vida de vampiro. Había veces que él se iba y la dejaba sola con Sunghoon. Ambos se tenían confianza.
Luego su madre la castigó un mes entero, llegando el nuevo mes.
Sunghoon llevaba dormido cinco meses. Pero se sentía como si fueran años.
Seoyul subió de nuevo al cuarto. Sacó su cuaderno nuevamente y empezó a hacer su tarea. Miró a Sunghoon para comprobar que esté bien, y vio sus labios resecos. Recordó que a las personas que están en coma se les suele pasar hielo por la boca. Buscó un hielo en la cocina y lo pasó por sus labios.
Inmediatamente recordó su primer y último beso.
Fue al baño a votar el hielo al inodoro, y cuando volvió al cuarto, se le ocurrió flexionar las piernas de Sunghoon. Cuando despertara, podría tener un calambre o peor. Llevaba cinco meses sin moverse.
Tomó una pierna y la alzó y la regresó, hizo lo mismo con la otra. Luego con sus brazos. Podría parecer estúpida al no saber qué hacer, pero quería tomar cuidado de Sunghoon.
Volvió a seguir haciendo tarea, y al cabo de unos minutos, empezó a sentir sueño. Cerró los ojos y puso la cabeza en la cama. Dormiría solo un momento, nada comparado a todo el descanso que Sunghoon llevaba.
— Despierta, Sunghoon — tomó su mano y, finalmente, se durmió.
Pero no escuchó su celular sonar, un número le había escrito. Uno que a ella no le gustaba.
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NÚMERO DESCONOCIDO
Seoyul-ah
Hay una fiesta en casa de Jeno, deberías venir.
Puedo estar contigo toda la noche... Para que no estés sola.
Te espero.
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— ¿Cómo conseguiste su número? — preguntó un chico a otro, en la fiesta de la casa de Jeno.
— Su amigo Jake deja el celular tirado donde sea, y desbloqueado — rio y pasó una pierna por encima de otra. Este chico era de cabello blanco con raíces negras, unos ojos cautivadores y facciones irrealistas, pero un aura mala.
— ¿Qué piensas hacer con ella?
— Lo de siempre, drenarla. Pero antes, quiero divertirme con ella — dijo con una sonrisa. Sus amigos se miraron confundidos.
— ¿Divertirte? Nunca haces eso.
— Seoyul es diferente — recordó la primera vez que la conoció, en la escuela, y sonrió —. Ella no cayó tan fácilmente por mí, además, su cuello se ve muy bueno. No sé cómo otros vampiros dejaron pasar la oportunidad de morderla — comentó tomando un vaso de líquido rojo.
— Si ella te da muchos problemas, dinos y conseguimos algo para ti.
— No — su mirada se perdió entre el vaso y la viva imagen del rostro y cuello de Seoyul, sonrió y negó con la cabeza —, haré lo que sea para morder a Seoyul. Solo la quiero a ella.