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Jaehyun abrió la puerta al oír el timbre. Esperó ver a Sunghoon regresar de la fiesta, cansado y alegre como siempre volvía, pero se sorprendió de ver a un chico que reconoció como los fiesteros.
— Hola, señor Jaehyun — hizo una reverencia, sonriendo ampliamente.
— Hola,... ¿Sunwon? — frunció el ceño. El chico sonrió poniendo una mano en su boca, viéndose tierno.
— Cerca, es Sunoo — achinó los ojos, dejándolos en una línea delgada.
— Bien, Sunoo. ¿Qué haces en la entrada de mi casa? — fue directo al grano, quería saber.
— Oh, bueno. Vengo en representación de los chicos — acomodó su ropa —. Queríamos pedirle, de corazón, permiso para que Sunghoon se quedara en nuestra casa a dormir. Lo convencimos luego de horas, y básicamente aceptó, pero queríamos avisarle. Él iba a venir, pero se quedó dormido cuando le enseñamos dónde dormirá — rio tiernamente, a Jaehyun le causó ternura.
— Pero por supuesto que no hay problema — sonrió ampliamente de alegría —. ¿Quisieras llevarle algo de ropa? No creo que quiera estar dos días con la misma ropa.
— ¡Claro! Ni siquiera nosotros pensamos eso. Lo espero aquí — sonrió.
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Sunoo llegó a su casa, con la ropa de Sunghoon. La puso al lado de su cama, para cuando despertara pudiera cambiarse. Dejó un vaso de agua y una pastilla, sabiendo que seguro tendría resaca. Se sentía tan culpable que no podía hacer más que cuidar y preocuparse por él.
Le quitó los zapatos, lo arropó y cerró la ventana del cuarto donde lo habían dejado.
Salió del cuarto, viendo a Jay recostado de la pared, el cual lo miró en cuanto salió, como si lo estuviera esperando.
No quería hablar con él. Lo había decepcionado olímpicamente, y no estaba con ganas de oír una disculpa vacía, que luego se desvanecería.
Intentó irse de largo, pero Jay detuvo su brazo delicadamente, muy diferente a cuando lo estaba matando.
— Jay, suéltame — pidió, casi como un mandato.
— Sunoo, perdón. Solo perdón — dijo rápidamente —. Lo que dije... no lo dije en serio. Sé que crees que estoy mintiendo, pero, estaba molesto por lo que pasó con Sunghoon, no sabía cómo actuar y solo pensé en desquitarme contigo... Lo siento.
— Que estés molesto no significa que tenga que ganarme tu odio — lo miro enseriado. Digamos que, Sunoo serio era extraño de ver.
— Lo sé, solo... Intentaré que no vuelva a pasar, está mal, no debería hacerlo — alzó la mirada para verlo —. Eres como un hermano para mí, y desde que sacaste mi guitarra de esa casa, eres especial para mí. Esta tapa ruda de mí es solo porque no quiero que nadie vea que estoy triste. Cada día recuerdo porqué hacemos fiestas, y eso me pone triste, y a la vez furioso, por no poder hacer más por nosotros.
Sunoo se quedó callado, sintiendo pena por Jay, casi cae en su truco de lástima, pero no volvería a pasar. Se acercó a Jay, acercando su boca a su oído.
— Que sea la primera y última vez que tus manos tocan mi cuello, o algo de mí, de esa forma — musitó para irse, sin esperar respuesta de Jay.
Había pasado por mucho, y había demostrado ser alguien como para que cualquiera lo tratara como un muñeco de trapo.
Él era algo más, era alguien, no algo que tratas a tu antojo, era alguien a quien debías respetar. Sunoo se aseguraría de no ser tratado como basura de nuevo.
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𝐀𝐂𝐓𝐒 ㅡ Park Sunghoon
Hayran Kurgu𝐀𝐂𝐓𝐒 ┃ ❝Mi vida se divide en actos, y de todos esos, el nuestro es el que más aprecio❞ La vida de un pequeño niño, Park Sunghoon, da un giro cuando su madre obsesionada con la inmortalidad lo usa para salvarse a ella misma. Su vida ya no será la...