𝐀𝐂𝐓𝐒 ┃ ❝Mi vida se divide en actos, y de todos esos, el nuestro es el que más aprecio❞
La vida de un pequeño niño, Park Sunghoon, da un giro cuando su madre obsesionada con la inmortalidad lo usa para salvarse a ella misma. Su vida ya no será la...
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La chica guardó sus cosas en la mochila y sacó su jugo y sandwich. Se levantó de la silla con intención de salir del salón de clases, pero una mano en su hombro la detuvo.
— Seoyul, ¿quieres ir a comer con nosotros? — vio a Jay con una sonrisa amigable. Él sabía que Seoyul no estaba bien, siempre intentaba ocultar su dolor, pero esas ojeras la delataban.
Seoyul miró a Jungwon y Jake detrás de él, sonriendo hacia ella.
— Coman ustedes, yo tengo que ir al baño y buscar una factura — se excusó con una sonrisa penosa.
— Bien — Jay se acercó a ella para susurrarle algo en el oído —. Cucharas frías para las ojeras. Póntelas bajo los ojos — Seoyul lo miró con el ceño fruncido, pero él solo asintió con los ojos abiertos —. Hazme caso, nos preocupas así.
Seoyul vio a los chicos irse, y su expresión triste volvió a su rostro. ¿Preocupada a los chicos con sus ojeras? Vaya, debería parecer un panda en esas semanas.
Salió del salón de clases, con dirección al baño. Dejó su merienda en el lavamanos y entró a cubículo, pero al salir, no estaba ahí. Buscó por todos lados, pero no estaba. El baño estaba ubicado en una zona solitaria de la escuela, y no había nadie más que ella misma.
— ¿Buscas esto? — vio hacia la puerta del baño. Había un chico recostado al umbral, con la bolsa en las manos y mirándola con una sonrisa siniestra.
Seoyul pestañeó al verlo.
— Tú — le dijo molesta —. ¿Cómo entraste al baño de mujeres? Eres un pervertido.
— Por ti, lo soy — subió una ceja y le extendió la bolsa —. Soy Ricky, por si olvidaste mi nombre.
— Lo olvido porque no me importa saberlo — tomó la bolsa y pasó de largo fuera del baño, sintiendo al chico Ricky seguirla.
Ricky, se transfirió casi a final del año, con sus facciones irrealistas, dejando a las chicas sin suspiro. Excepto a Seoyul, y ella era la que le interesaba a él. Siempre buscaba hablar con ella, y llegar a ser algo, pero Seoyul no le daba importancia. Solo lo ignoraba.
— ¿Por qué eres tan mala conmigo? — preguntó el chico, mientras caminaba a su lado.
— ¿Por qué eres tan insistente conmigo? ¿Qué quieres de mí?
— Me gustas, ¿qué crees que quiero ser? — cuestionó, usando su voz y rostro para cautivarla, pero ella seguía viendo hacia delante.
— No será posible, pide otra cosa — musitó.
— ¿Por qué no será posible? Si no te gusto, puedo hacer lo que quieras.
— No me gustas y no me gustarás nunca. Ya me gusta alguien más — lo miró de reojo, viendo que él la miraba intensamente —. No lo intentes más.
— Entonces dame un beso — pidió, sabiendo que sería más fácil morderla así, bajo su poder.
— Te puedo dar tutorías, tus calificaciones no son tan buenas — cambió de tema.
— Quiero un beso tuyo, Seoyul — se interpuso en su camino. Seoyul lo miró fijamente, y Ricky creyó que por fin daría el brazo a torcer, pero lo apartó y siguió de largo.
Miró al suelo derrotado. ¿Así que a ella le gustaba alguien más? ¿Quién podría ser él, o ella? ¿Alguien más lindo que él?
Corrió detrás de Seoyul de nuevo, tomando su bolsa para ayudarla.
— ¿Quién te gusta? — preguntó, con un nuevo objetivo en mente. Su obstáculo era ese chico, lo eliminaría.
— Alguien — contestó, caminando hacia donde dejan las facturas de pago.
— ¿No me dirás? Quiero saber por quién estoy siendo derrotado.
— Imagina a un chico alto, lindo y amable, de sonrisa y cabello hermoso — describió al amor de su vida, el cual estaba durmiendo todavía.
— Me describiste a mí — comentó con una sonrisa.
— Y muy estudioso e inteligente.
Ricky rodó los ojos y caminó a su lado, intentando pensar quién era esa persona y cómo ganarse el corazón de Seoyul.
Al ver que Seoyul llegó donde había una caja de facturas y empezó a buscar la suya, Ricky se apoyó en la pared a su lado y la observó de cerca. Seoyul parecía una chica muy bella aún más de cerca, pero su expresión siempre estaba triste y oscura, en sus ojos veía dolor siempre. Alguien tan destrozado como él.
— ¿Qué tiene él que no tenga yo? — cuestionó en voz baja, ya que estaba a treinta centímetros de distancia de su cara.
— Con él siento una conexión especial, como si estuviéramos destinados a enamorarnos — tomó su factura y su bolsa de comida de la mano de Ricky, y lo miró fijamente —. Contigo nunca sentiré eso.
Ricky olió su perfume cuando Seoyul pasó de nuevo por su lado y se fue. La vio irse y sonrió, metiendo sus manos en sus bolsillos.
— Vas a caer por mí, Na Seoyul. No hoy, no mañana, pero algún día — susurró para él mismo.
Ricky siempre había querido a las chicas que quería. Incluso a las más difíciles. Solo debían preguntar por dinero, poder o fama, y él lo conseguiría. Ser vampiro tenía sus beneficios. No había cosa que él no tuviera.
Oh, sí. Excepto Seoyul.
El mundo parecía un tablero de ajedrez para él, donde él era para pieza más brillante. Siempre ha estado en el mejor punto de su vida. Solo entró a la escuela cuando vio a Seoyul caminar dentro, y le dijeron que solo padres y estudiantes podían entrar. Había hecho eso para conocer a Seoyul, y haría eso y más.
Todo comenzó hace años, cuando vio al amor de su vida, creyó que era su Fiebre, como le decían. Pasó los síntomas, pero su deseo de morder a la chica lo hizo drenarla y matarla. Luego, pasó lo mismo con otra, sentía Fiebre, y la mataba. Pasó así con muchas, hasta que solo lo hacía por diversión.
Pero ya no había Fiebre, ya no era divertido. Incluso sin señales, drenaba a chicas por diversión. Estaba cansado de los juegos fáciles, y se iba a presas más complicadas.
Hasta que vio a Seoyul, y lo hizo sentir lo que hace años no sentía. Fiebre y amor.
Y en esos días, necesitaba algo para la sed que sentía. Quería clavar sus dientes en su cuello. Aún cuando bebía sangre, algo en ella lo dejaba sediento y con ganas de más. Por alguna extraña razón, su mirada siempre encontraba a Seoyul entre la multitud. Pero era una ilusión, no amor. Ricky sabía que su deseo por beber sangre de alguien especial lo dejaba loco, era consiente del poder de su mente, a veces.
Quería creer que a Seoyul le gustaba tenerlo de perro faldero detrás de ella, pero él lo haría por ella. Ricky sabía que ella estaba disfrutando del ambiente, eso creía y quería. Quería jugar con ella, de todos modos el tiempo estaba de su lado. Pero no quería usar su habilidad, quería enamorar a Seoyul para tenerla en la palma de su mano, y morderla.
Ricky se separó de la pared y caminó hacia el patio de receso. Planeaba hacer a Seoyul rogar por su amor pronto.
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Publiqué esto en Julio 13, o sea que llevamos siete meses juntos en esta historia. Wow, mucho tiempo. Gracias por leer.