CapĆ­tulo 33

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Jaehyun manejaba una van de tres filas de asientos, para ocho personas contando al conductor. A Jaehyun le había comunicado que debía estar en la escuela de Sunghoon a las 6:00 am para recoger a sus alumnos correspondientes. Su hijo estaba en un asiento de atrás durmiendo por la hora en la que se levantó. 

Cuando llegaron al destino, Jaehyun fue a la parte de atrás para acomodar mejor las maletas. Estarían tres días de viaje, los alumnos haciendo proyectos y aprendiendo y él supervisando. Fácil.

Sunghoon sintió movimiento a su lado después de un rato, y un peso en su hombro. Abrió los ojos lentamente para ver a su amigo Jake en su hombro durmiendo, y a Sunoo intentando no reír mientras tiraba fotos. Sunghoon se tapó la cara y cerró los ojos de nuevo. 

Al rato, volvió a escuchar lo que parecían risas, pero las ignoró. Podía jurar que eran los otros chicos riendo. Y tal vez tirando fotos. 

Abrió los ojos solo para ver y comprobar, viendo que ellos reían más fuerte. 

Giró la cabeza hacia Jake confundido, viendo de qué reían. El chico tenía su boca abierta y había empezado a babear sobre él.

— ¡Qué asco, Jake! —  lo empujó lejos de él y buscó con qué limpiar su baba. Los chicos estallaron en risas mientras el dormilón abría los ojos confundido del susto. 

— ¡Llevas mucho así! — comentó Heeseung con risas. Sunoo empezó a aplaudir de la risa.

— ¿Por qué no me dijeron? Qué malos amigos, en serio — exclamó molesto mientras limpiaba con una servilleta y gel antibacterial la baba de su ropa. Por suerte tenía un suéter y una camisa debajo.

— ¿Sabes? Aún huele a baba — comentó Jay hacia la mancha del suéter de Sunghoon.

— Esa mancha se ve sospechosa.

— Mejor me quito el suéter — dijo, haciendo ademanes para salir de la van. Puso sus pies en la tierra y alzó el suéter para quitárselo. Sintió el frío de la mañana en su piel, así que se apresuró a bajar la tela de su camisa.

— Hola — escuchó frente a él. Alzó la vista, para encontrarse con Seoyul, con un sonrojo en sus mejillas y un abrigo —. Estás enseñando carne, ¿sabías? — señaló su torso.

Sunghoon vio que la camisa estaba arriba, dejando ver su abdomen. Se apresuró a acomodar la camisa nervioso.

— Gracias, no lo había visto — dijo a la chica. Ella se acercó a la parte de atrás y conoció al padre de Sunghoon.

— Hola, señor Park — hizo una reverencia —. Soy Na Seoyul, una de los alumnos encargados a su cargo. Un placer — levantó la cabeza, viendo a un joven padre sonriendo hacia ella. 

— Soy Jaehyun, un placer, Na Seoyul — sonrió. Miró a Sunghoon, queriendo una comprobación de sus sospechas, y el chico asintió tímido —. ¿Tienes el permiso firmado por tus padres? — preguntó, siguiendo el protocolo que se le dio.

š€š‚š“š’ ć…” Park SunghoonDonde viven las historias. DescĆŗbrelo ahora