Capítulo 12

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Thomas

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Thomas

Me despierto por el sonido del móvil que por lo visto lleva sonando hace unos varios minutos así que decido contestar antes de que se despierte Amber, cuando veo quién es la persona que me está llamando salgo de la cama para dirigirme a mi oficina y así podré hablar con más calma, pero sobre todo para poder hablar libremente con ella.

— ¿Qué pasa Helen? —sabe que no me gusta que me llamen a éstas horas— ¿quién se murió?.

— Yo estoy a punto de morirme si no vienes —a esta loca que carajo le pasa— y pasa que me tienes abandonada al punto que la abstinencia de sexo me está matando.

— En verdad ¿me estás llamando para eso? —en verdad Helen se encuentra perdiendo la cordura— sabes que no puedo ir, hoy es mi primer día de casado.

— Me vale una mierda —que alguien me dé paciencia— o vienes… o voy para haya y sabes que la última opción no te conviene.

— Está bien ya voy para haya Helen —días como hoy me arrepiento de llevar esta doble vida.

Apago el móvil y regreso a la habitación para poner un pantalón y una camisa, lo hago con el mayor cuidado posible para que no se despierte Amber verla dormida en mi cama parece un sueño al igual que saber qué estoy a nada de obtener la empresa, cierro la puerta con mucho cuidado, bajo las escaleras y me encuentro con mi nana que me lanza una mirada de desaprobación mezclada con decepción intentó acercarme a ella pero lo único que hace es alejarse de mí sin voltear a verme.

Me subo a mi auto para dirigirse al departamento de Helen en todo el camino las palabras de Amber resuenan en mi mente, saber que primero se ubica su amiguita esa de Ava y luego Harry me enfurece bastante ya qué yo debo ser primero que todos ellos, tengo que buscar una forma de alejarla de ellos a cómo dé lugar, pero sobre todo debo hacerle cambiar de idea de que no necesita a nadie porque no es así mientras esté casada conmigo ella deberá entender que yo siempre estaré para ella.

Estaciono en el parqueadero del edificio dónde vive Helen, me bajo del auto y me voy a los elevador que llevan directo hasta su puerta cuando ya estando ahí abro la puerta para irme a su habitación, estando aquí observo que me está esperando con una lencería muy provocadora que lo único que hace es que se me ponga duro y por lo visto ella ya se dio cuenta porque no deja de mirar el bulto que se encuentra entre mis piernas que está a punto de salirse de mi pantalón.

— No se supone que los recién casados ¿follan? —odio que haga preguntas estúpidas.

— No se supone que tú tienes cerebro —rueda lo ojos ante lo que le digo.

— Oh querido ven mejor —me dice y da unas palmadas a su lado para que me acerque a ella— que yo te quitaré el mal genio como mejor se a verlo.

No voy a negar que en estos momentos mi cuerpo pide una buena follada así que hago lo que ella me indica y  acuesto e medio de la cama dejando que ella haga todo el trabajo, empieza a desabrocharme la correa para luego quitarme los pantalones, lo siguiente que quita son mis boxer y empieza a masajes mi falo con su mano logrando que asaltan uno s cuantos jadeos profundos de mi garganta mientras más jadeo más rápido va el movimiento de sus manos.

Inmensa CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora