Capítulo 53

152 14 5
                                    

Entre un aliento y el siguiente, la luz se apagó del mundo de Will.

"Me han notificado, Will. Me enviaran a la guerra"

Tantos pensamientos corrieron por la cabeza de Will, cada uno luchando por dominar a los demás, con una mezcla confusa de miedo e indignación y desesperación que lo dejó mudo por la conmoción: su Alfa se estaba yendo, su marido estaba siendo arrastrado, y con él iría toda la felicidad por la que finalmente había comenzado a confiar.

Fue la forma en que la mano de Hannibal dejó de temblar lo que hizo que Will volviera a enfocarse, la forma en que el vínculo de repente se detuvo cuando su marido luchaba contra sus emociones, siempre buscando calmarlo, incluso a toda su costa.

Will lo alcanzó, alcanzó el vínculo mientras estiraba su mano, tirando de Hannibal hacia él para envolver sus brazos alrededor de su cuerpo.

"Te tengo" susurró Will, presionando vientre contra vientre, pecho contra pecho, con su hijo empujando y moviéndose entre ellos. Los brazos de Hannibal colgaban a los costados, resistiéndose a la comodidad que le ofrecía, no dispuesto a romper el sello de su miedo para no atormentar a su pequeño compañero. Pero era una fuerza imparable en cualquier momento, implacable como el río desgastando la piedra. "Estoy aquí, Hannibal. Si me dejas en el futuro, por favor no me dejes ahora. Si puedo darte lo mejor de ti, entonces te ganaré en lo más vulnerable: déjame ser fuerte para ti, Hannibal"

El goteo de la ansiedad se convirtió en una inundación y Will cerró los ojos, dejándolo correr a través de él y fuera.

Los brazos de Hannibal se alzaron para doblarse alrededor de la cintura de Will y la carta crujió suavemente contra su chaqueta, pero no le prestó atención. Habría tiempo para eso, tiempo para leerla y ver los detalles.

Por el momento, se necesitaban más el uno al otro que lo que necesitaban en el mundo, y Will estaba decidido a ser el peñasco con el que Hannibal lo había comparado.

El ritmo de los latidos de sus corazones se entrelazó en una sola melodía, subiendo y bajando con la subida y la bajada de la respiración.

El bebé se movió, el movimiento fue leve, pero fue un recordatorio agudo y penetrante de que compartían algo mucho más valioso y hermoso que un vínculo ordinario.

Compartían un alma, una parte de sí mismos destilada en una nueva vida, y esa era la mayor comodidad que cualquiera de ellos podía pedir frente a la separación.

"Siempre eres fuerte para mí, Will" dijo Hannibal, estrujándolo con cuidado, aspirando profundamente su dulce y fértil aroma. "Me temo que debo pedirte que seas aún más fuerte"

Hannibal soltó su agarre sobre Will pero no lo dejó ir por completo. En cambio, movió el papel, con ambos girando para que pudiera leerlo.

Fue sucinto, formal, con la redacción rígida. La experiencia de Hannibal Lecter se requería en el frente. Se había tomado un hospital en el campo de batalla, los médicos habían muerto o habían sido capturados, y con una escasez de médicos con experiencia, se le pidió una vez más que cumpliera con su deber al servicio de la corona.

Hannibal sentía escalofríos en el cuerpo de Will, como si alguien hubiera arrastrado un cuchillo helado por el centro de su ser.

Will buscó a tientas para sentarse y Hannibal se sentó con él, agarrando su mano y buscando signos de angustia.

"¿Will? ¿Sientes dolor?"

"En ninguna parte física" susurró Will, dejando la carta a un lado.

Estaba junto al obsequio del abuelo, un amenazante rizo de papel sellado y aprobado por el Ministerio de Guerra.

OvercomingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora