Capítulo 47

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"Sí"

Era sorprendente que una sola palabra pudiera alterar el curso de la vida de un hombre, pero Hannibal permaneció sentado en su silla, mirando a la persona más maravillosa que pudiera imaginar, y sintió esa palabra resonar en su corazón con una vitalidad que amenazaba para robarle el aliento.

Hannibal casi empujó también a Will, el vínculo lo dejó a la deriva en la profunda alegría de su marido.

El placer, el alivio y la temblorosa esperanza de Hannibal se movieron de él en un caos de emociones, pero todo estaba envuelto en la gloriosa dicha de su amor.

"¿Estás seguro?" preguntó Hannibal, porque era demasiado bueno para ser verdad, demasiado como deseaba, una esperanza demasiado trémula en la que confiar cuando sabía demasiado bien que no se lo merecía, que nunca podría merecerlo. Las lágrimas se elevaron en sus ojos color ámbar, la confusión de sus sentimientos se derramó por sus mejillas. "¿Es esto un sueño del que estoy condenado a despertar?"

"Estoy seguro, Hannibal" murmuró Will, limpiando sus lágrimas. "He tomado mi decisión. Mi lugar está contigo y nuestro hogar es el uno para el otro. La familia que me ama y me respeta es nuestra"

"Will" dijo Hannibal, sonriendo por la flor de amor dentro de él. "Deberías cambiar de opinión..."

"No lo haré. Soy codicioso para ti, Hannibal Lecter" dijo Will, inclinándose para acariciar su nariz con la de Hannibal. "Siempre te voy a escoger"

"No puedo creerlo" dijo Hannibal, con una risa suave y encantada escapando de él. Will se dejó caer para sentarse en su regazo y envolvió ambos brazos a su alrededor, cerró los ojos mientras abrazaba a su pareja. "Oh, Dioses, por favor no me dejen despertar, si esto realmente es un sueño"

"Te he hecho esperar tanto tiempo" susurró Will, agarrando la mandíbula de Hannibal con ambas manos.

Will se acurrucó contra Hannibal, apoyando su frente en la de su marido y trayendo su aroma a tierra en sus pulmones, saboreando el hecho de que podía hacer tal cosa.

Después de todo ese tiempo, Will pudo alcanzar y encontrar a alguien que le devolviera la mano, siempre buscando su ayuda.

"Ciertamente no más de lo que te hice esperar" dijo Hannibal, temblando y casi indeciso mientras levantaba su mano hacia el rostro de Will. Sus largos dedos se separaron, deslizándose con delicadeza para alisar los rizos detrás de su oreja, colocando su palma contra su mejilla. "¿Tienes idea de lo feliz que me has hecho?"

"Sí" dijo Will, pasando sus manos por los hombros de Hannibal y volteandose para besar la palma de su marido. Frotó sus afilados colmillos sobre la carne de su mano en un suave mordisco, mirándolo desde debajo del pesado flequillo de sus largas pestañas. "Puedo sentir lo feliz que te he hecho, lo suficientemente bien como para decirte que no es tan feliz como me has hecho a cambio, Hannibal"

"Will" exclamó Hannibal, deslizando su mano por la garganta larga de Will y por la elegante longitud de su cuerpo para descansar en su largo muslo, con los dedos extendidos sobre el músculo apretado. "He estado esperando este momento tan ansiosamente, nervioso de que algo pueda influir en ti para alejarte de mí"

"Ya no tienes que estar ansioso. Soy tuyo" dijo Will, haciendo eco de las palabras que Hannibal le había dirigido aquella noche en Chelsea House, la noche en que supo del vínculo y confesó su amor. Se inclinó hacia él, ofreciéndole la comodidad de su aroma y la calidez de su toque, susurrando con perfecto recuerdo. "Juro por todos los Dioses, Hannibal, que soy tuyo y solo tuyo, si es no para siempre, será por el tiempo que me tengas"

"A veces me asusta" suspiró Hannibal, mientras otra lágrima se deslizaba por su mejilla, mirando a Will a los ojos tan intensamente que casi lo hizo sonrojar. "Cuánto te amo. Nunca pensé que podría tener un regalo así, Will, pero me lo diste contra toda expectativa"

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