• Fue un orgullo quebrantado, una elegante mano que le cubrió los ojos a conveniencia, y otra amable que le guió hasta encontrar su camino de vuelta a casa.
✨ Zhongli x OC (Charlotte Ragvindr).
✨ Los personajes utilizados en este libro no me pertene...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᴇʟ ᴍɪᴇᴅᴏ ᴅᴇ ᴘᴇʀᴅᴇʀʟᴏ ᴛᴏᴅᴏ
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Brillaba con terquedad, la joya seguía presente, y aunque lo hubiesen ignorado a voluntad, siempre había estado ahí. Porque, ¿cómo deshacerse de ella con orgullo? ¿Cómo hacerlo sin recordar la traición? Después de todo, había sido un regalo en uno de los momentos, que quizá, habían sido de los más emocionantes e importantes en toda su vida y en todas sus facetas como ser vivo, porque significaba una primera vez para todo, y aquellas eran difíciles de enterrar. Pasó de confiar, enamorarse y estar a punto de entregarlo todo, a decepcionarse, resignarse y olvidar. Aunque, tal vez, para Charlotte, un paso de aquellos se le había ido de las manos hacia tiempo.
Su cabeza dio un vuelco, mas no era la suya exactamente; su estómago se revolvió, aunque no era el suyo exactamente; su corazón dolió, mas no era el suyo exactamente... Cuando la menor miró hacia la persona que decía amar, encontró un rostro perdido en el recién llegado, unas manos tambaleantes, y unos zapatos pegados a la tierra que pisaban. Presagiaba malas noticias, como si alguien en ese lugar supiese lo que ocurriría cuando la ficha fuese movida de una vez por todas.
—Tartaglia... —susurraron sus labios en automático.
—¿Cómo te atreves...? —amenazó la directora, la primera en moverse hacia el pelirrojo con el arma en mano. Haría lo que fuese por su adorada amiga, como por ejemplo, dar la cara cuando la otra apenas podía respirar.
—No, espera —interrumpió el rubio, haciendo detener a la joven, que inmediatamente colocó un semblante confundido—. No es una amenaza, Tartaglia me ayudó en Inazuma y estoy seguro de que al venir aquí tiene la misma intención.
El muchacho, que parecía haber luchado antes, asintió y se revolvió el cabello al sentirse "amenazado". Por supuesto, sabía que no era bienvenido, no era estúpido, tampoco esperaba flores. Sin embargo, su semblante cambio un poco al mirarlos con atención, pues encontró detrás de Hu Tao y Aether, dos siluetas muy conocidas: la primera, el venerado Arconte Geo que le mintió sobre su identidad, y la segunda...