【seis】

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ᴜɴᴀ ᴍᴀsᴄᴀʀᴀ ʟʟᴇɴᴀ ᴅᴇ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀs

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ᴜɴᴀ ᴍᴀsᴄᴀʀᴀ ʟʟᴇɴᴀ ᴅᴇ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀs

         Los días corrían como agua, los tiempos cambiaban y con ello llegaba a Liyue el esperado Rito de la Linterna

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         Los días corrían como agua, los tiempos cambiaban y con ello llegaba a Liyue el esperado Rito de la Linterna. Los preparativos marchaban a paso rápido, pero a uno muy bueno a manos del Equilibrio Terrenal, Keqing, y nadie podía quejarse en ese momento de que fuese tan entregada a sus deberes.

          —¿Me pregunto cómo será? Nunca he visto algo parecido, pero el señor Zhongli dijo que era algo digno de admirar, y que no debía olvidar que antiguamente el rito se llevaba a cabo para guiar a los hombres que iban a la guerra de regreso a casa —contaba entusiasmada la extranjera de cabellos claros, observando desde aquel pabellón a las atareadas personas.

          Un mes había transcurrido y Charlotte aún seguía en aquellas tierras del Arconte Geo. Habían sucedido tantas cosas, al menos para ella, y aunque evadía los conflictos hasta ese momento, no pudo hacerlo más cuando en esa ocasión, el rubio viajero y su amiga Paimon volvieron a encontrarle en el mismo lugar del que pensaron, ella se había marchado.

          —También es nuestro primer Rito de la Linterna, ¡no podemos esperar! —siguió la pequeña albina, observando de igual forma el panorama.

          Sin embargo, Aether se mantenía detrás de ellas, incapaz de asomar la mirada, solo sentado en aquella mesa para cuatro y meditando sobre lo que había encontrado con su regreso. Estuvo tratando de controlarse, pero aquel apretón a los palillos estaba por menguar.

          —¿Por qué sigues aquí? Charlotte, el señor Zhongli nos dijo que nunca te fuiste —reclamó, por fin, y recordando que tan sorprendido estuvo de la noticia nada más llegó.

          La joven dejó aquel semblante risueño, para cambiarlo por uno serio y al mismo tiempo aterrador por lo repentino que fue. Luego se volteó en su lugar y observó el suelo.

          —Lo siento, Aether —comenzó a disculparse, sabiendo que era un mal hábito—. Debí decírtelo, pero el tiempo se me fue volando.

          Mintió, porque a diferencia, había disfrutado cada segundo de aquella cuidad y demás atracciones, todo en compañía del Fatui, y realmente se estaba esforzando por no soltar el dato.

𝓱𝓸𝔀 𝔂𝓸𝓾 𝓻𝓮𝓶𝓲𝓷𝓭 𝓶𝓮 ✨ | 𝐙𝐡𝐨𝐧𝐠𝐥𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora