• Fue un orgullo quebrantado, una elegante mano que le cubrió los ojos a conveniencia, y otra amable que le guió hasta encontrar su camino de vuelta a casa.
✨ Zhongli x OC (Charlotte Ragvindr).
✨ Los personajes utilizados en este libro no me pertene...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ᴄᴏᴍᴇɴᴢᴀʀ ᴅᴏɴᴅᴇ ʟᴏ ᴅᴇᴊᴀsᴛᴇ
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡He venido a verlo, General Alatus, Gran Cazador de Demonios, Guardián Yaksha, Xiao! —llamó. Según su pensamiento, habría de hacerlo de una manera magnífica para llamar la atención, sin embargo, quizá estuvo esperando mucho del adeptus.
Nada más al entrar, un hombre de quién sabe cuántos brazos le miró atónito mientras llevaba un pincel en la mano, acompañado de otro que negaba con la cabeza, y dos mujeres, una de colores azules y la otra de rojos. Y, recostado y recién despertado, aquel que ya conocía. Casi de inmediato, el más pequeño en estatura se levantó de un salto, dijo unas cuantas palabras, se talló la cara y observó de forma molesta al más fornido, después, en una carrera por salvar su vida, el último corrió y el otro le siguió con la máscara puesta.
A diferencia de las otras habitaciones, en aquella no se podía distinguir a quien le pertenecía, pues a donde fuese su mirada, habría bosque, montañas secas y montañas llenas de lava, ríos, mar... Era algún tipo de mundo comprimido, y solo para ellos.
—¿A qué se debe tan magnífica entrada, señorita? —cuestionó el hombre que quedaba, observando como Charlie apenas cerraba su boca por la sorpresa que le causó tal espectáculo. Al menos, reconoció que su aparición había sido tal como la imaginó.
El General Kapisas, Menogias, no parecía molesto, en realidad tenía un rostro apacible en donde apenas abría sus orbes un poco, y que sin lugar a dudas le recordó a Zhongli. Tal vez por su aspecto que le hacia ver mayor que los otros y al mismo tiempo joven, y aquellas ropas elegantes, que, juraba, Charlotte ya había visto antes en el armario del asesor cuando no tuvo nada que hacer más que echarle el ojo. Cabellos castaños y reflejos dorados... Fue muy difícil apartar la mirada y saber que contestar.
—Yo, no pensé que fuesen a estar todos aquí, me disculpo. —No los conocía más que por la historia, y en realidad tampoco conocía mucho acerca de Xiao, pero era fácil reconocerlos con pocas pistas, sobre todo porque en su primer día frente al trono, ellos estaban haciendo una fila consecutiva.