• Fue un orgullo quebrantado, una elegante mano que le cubrió los ojos a conveniencia, y otra amable que le guió hasta encontrar su camino de vuelta a casa.
✨ Zhongli x OC (Charlotte Ragvindr).
✨ Los personajes utilizados en este libro no me pertene...
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ʀᴇsᴘᴏɴsᴀʙɪʟɪᴅᴀᴅ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴀ
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Algunos días después, con permiso de la directora Hu Tao, Charlotte visitó el Ministerio de Asuntos Civiles para informar a Ninguang sobre su cambio de lugar. Como persona en libertad condicional, era necesario, y mucho más cuando Keqing le seguía todos los pasos y no cometería el error de dejar pasar ningún movimiento sospechoso.
—Sí, es una notificación para el Equilibrio Celestial. Me gustaría que se la entregara —decía a la recepcionista de mirada amable, colocando una carta con todos sus datos sobre la superficie de madera.
—En este momento el Equilibrio Celestial tiene tiempo, ¿te gustaría pasar a verla? Para ella es prioridad atenderte —explicó la mujer, sin tanto rodeo.
Ninguang le debía un favor, y Aether si que se había encargado de dejarle el camino libre con las personas que podían ayudarle, por ello estaba justamente allí:
Resultó que el joven señorito Xingqiu tenía conexiones con un prestigioso contratista de Liyue, uno que manejaba dos edificios de pequeños, pero cómodos departamentos no muy lejos de la entrada principal de la cuidad, y gracias a él pudo rentar uno a un buen precio. La oportunidad le vino bastante bien, puesto que dejar la posada le era más conveniente que seguir gastando en una habitación un tanto expensiva, una que Tartaglia le había estado facilitando, pero una vez sola, gastar la mora que tenía en ella era un desperdicio, sobre todo porque era hora de dejar de comer todo el tiempo en restaurantes y ahorrar con eso haciendo comida en casa, después de todo, ignorar que residía en la cuidad del comercio por el momento, ya no era una opción.
—Bien, me gustaría verla en persona —aceptó el trato. Al menos poder explicarle a la albina personalmente sobre su situación le daba ventaja, y no iba a desperdiciarla.
La recepcionista se levantó de su silla y le guió hasta la oficina temporal de la mujer elegante. Una vez ella les permito pasar, la encontraron detrás de su escritorio con un pincel en mano, aunque nada más observó a Charlotte, dejó de lado lo que hacía y le invitó a pasar cordialmente.