Fulfilling dreams [Hyunin]

IV

Después de ese pequeño desahogó ambos se miraron, sin decirse nada, siendo el único sonido sus respiraciones agitadas.

"¿Por qué no podemos estar en la situación del otro?"

Jeongin estuvo dispuesto a irse, pero las palabras de Hyunjin lo detuvieron.

―La maestra quiere que te ayude en el estudio ―Jeongin mordió su labio inferior, no quería aceptar, tenía todo el derecho a rechazar esa oferta, pero... sabía que necesitaría ayuda en esto.

―Está bien ―Jeongin condujo su silla hasta el final de las escaleras ―Ya es hora de volver ―dijo antes de seguir su camino.

Cuando llegaron al aula vieron que las clases ya iniciaron, y era totalmente prohibido entrar en ese momento.

―¿Vamos a la enfermería?

―No hay otra opción.

Ambos se dirigieron al lugar, en completo silencio, incluso estando en un espacio casi vacío, no sabían de que hablar.

―¿Por qué dijiste esas cosas? ―preguntó Hyunjin, debía romper el silencio de alguna manera.

―Por la misma razón que tú ―Jeongin miro sus piernas y sonrió tristemente ―por frustración, decepción y resentimiento.

Hyunjin suspiro, porque es exactamente lo que sintió hace unos momentos.

―Entonces... ¿Qué fue lo que perdiste?

―Perdí mi futuro, mis sueños, mis metas, mi vida ―parpadeó varias veces para evitar las lágrimas ―¿Y tú? ¿Qué fue lo que perdiste?

―Perdí la más grande oportunidad de mi vida, la cual me hubiera llevado a forjar mi futuro.

Jeongin suspiro, la vida de ese chico no estaba por completo arruinada, solo tendría que perder una cosa, solo una.

―No sabes cuánto quisiera estar en tu lugar.

Hyunjin lo miró de mala manera.

―Yo también el tuyo, porque un pintor puede seguir pintando sin usar sus piernas.

―Y un atleta puede seguir jugando después de una fractura en las manos.

Si, ambos querían la situación del otro, una que el jugador pueda tener la mano lastimada y que el pintor pierda movilidad en las piernas.

―La vida es muy cruel ¿Verdad?

―El destino es una perra ―dijo Jeongin, sorprendiendo a Hyunjin.

Se quedaron ahí hasta que la última clase terminará, cuando quisieron salir fue que Jeongin dejo a un lado la libreta de la enfermera, en dónde estaba haciendo varios dibujos abstractos.

Hyunjin vio la libreta y por arte de magia una maravillosa idea iluminó su mente.

―¿Sabes dibujar? ―preguntó con una ligera esperanza, tal vez su vida no se arruinará después de todo.

―Es un pasatiempo inútil, no soy muy bueno y no le veo el futuro a hacer dibujitos.

Hyunjin quiso sentirse ofendido, pero su maravillosa idea seguía en su mente.

―Jeongin... ¿Podrías ayudarme?

El contrario frunció el ceño, ¿En qué podría ayudarle un inválido?

―¿En qué podría serte útil? ―preguntó con sarcasmo, cosa que Hyunjin paso desapercibido.

―Ayúdame a pintar.

Jeongin hizo una cara rara, como si hubiera dicho la mayor locura de toda su vida.

―¿Yo? ―se señaló asimismo ―Estás loco, te dije que no tengo talento para esa cosa.

―No busques la perfección, una persona solo necesita esfuerzo y dedicación, si te lo propones se que lograrás hacer las mejores pinturas ―Hyunjin se acercó, poniendo su mano izquierda en el hombro contrario ―claro, con mi ayuda.

Jeongin lo miró desconfiado, su habilidad para dibujar nunca fue buena, además de que su papá le dijo que un pintor se muere de hambre y que su único camino asegurado era el fútbol.

Claro, ahora no tenía un camino asegurado, así que no sería tan diferente aceptar el trato a no aceptarlo, al final de todo, igual se morirá de hambre.

―Está bien ―Hyunjin sonrió ante su respuesta.

―¡Gracias! Ahora debemos irnos...

Hyunjin espero a que Jeongin salga primero, para dar ligeros saltitos de alegría sin que lo vea.

Luego siguió a Jeongin, su vida puede que no esté arruinada.

En cuanto salieron del instituto fue momento de hablar sobre su trato y la ayuda que debía darle para nivelar a Jeongin.

―¿Quieres que vaya a tu casa para la ayuda que me pidió la maestra?

―Si claro, la verdad me importa muy poco ―Jeongin se adelantó en el camino.

Hyunjin lo vio desde la lejanía, pudo escuchar la desesperanza en su voz.

Sacudió un poco su cabeza y siguió a Jeongin.

Al llegar a la casa de los Yang, vio como su mamá se preocupaba por él, pero este le daba respuestas cortas.

El accidente le afectó de sobremanera.

Cuando estaban en la habitación de Jeongin era casi un desastre, vio como muchas medallas estaban tiradas.

―Bueno, como eres un año menor tenemos mucho que aprender ―sacó algunos cuadernos y comenzó a enseñarle los temas que aprendieron ese año, para estar al corriente.

Jeongin hizo su mayor esfuerzo para memorizar todo, pero le era demasiado difícil, porque se estaba saltando varios temas, los cuales se suponía que ese año debía aprender.

―Eso es todo, mañana traeré mis cuadernos del año pasado, así lograremos profundizar este y otros temas ―Jeongin asintió, haciendo su mejor esfuerzo en no olvidar lo que aprendió ―Ahora... Quiero que me enseñes tus habilidades.

Jeongin hizo un puchero de manera inconsciente, no le tenía confianza a su habilidad para el dibujo, así que era muy inseguro en ese ámbito.

―No prometo que salga algo bonito ―Hyunjin le sonrió, para luego darle su cuaderno de dibujo, lo cargaba consiguió porque tenía la esperanza de saber que podía dibujar con la mano izquierda, así como logró escribir con esa mano, pero tristemente no pudo hacerlo.

―Confío en tí.

Jeongin tomó el cuaderno y busco una página en blanco, viendo los dibujos en las otras hojas, eran demasiado hermosas.

Encontró la hoja y comenzó a dibujar, pero no tenía la creatividad ni la imaginación para hacer un solo trazo.

―No sé qué hacer ―Hyunjin agarró la mano de Jeongin.

―Deja que tus emociones fluyan, dibuja lo que te entristece o lo que te hace feliz.

Y Jeongin supo que quería hacer, así que con un lápiz comenzó a dibujar, una cancha de fútbol, con el arco frente a él y metiendo un gol. Haciendo que su equipo logre ganar.

Al terminar el dibujo unas lágrimas descendieron por sus mejillas.

Tal vez este proceso sería de mucha ayuda para ambos.

25/06/24