XI

14 3 0
                                    

Ambos se encontraban de camino a la institución, sería su primer día de clases luego de unas largas vacaciones.

―Odio volver, quería seguir en mi cama y no venir contigo ―hizo un puchero, abrazándose asi mismo debido a la baja temperatura, el clima era muy bipolar.

―Deberías agradecerme que te traje, porque seguramente tus papás te darian la regañada de tu vida si te vieran dormir en un día de clases ―le sacó la lengua, haciendo que el contrario frunciera el ceño.

―No me importa lo que mis papás me digan, ya de por sí me prohíben hacer lo que quiero.

La conversación se quedó ahí, no hubo más charla hasta llegar a la institución, en dónde ambos hicieron una carrerita para ver quién ganaba.

―¡Te gané! ―gritó el chico rubio.

―¿No puedes dejarme ganar una vez Christopher?

Jeongin se despertó de golpe, ese fue el sueño más raro que tuvo y lo que fue más extraño es que el hombre que vio en la floristería apareciera en su sueño.

―No debí sobre pensar las cosas.

Jeongin volvió a dormirse, está vez soñó con las mismas personas, pero en diferente ocasión.

Chris se dirigía a la casa de Lix, está era una de sus tantas subidas de valentía, planeaba decirle al amor de su vida que estaba muy enamorado de él.

Llegó hasta su puerta, acercó sus nudillos a la puerta, pero en el último momento se arrepintió, se dió la vuelta para volver a su casa.

"Soy un cobarde" se reprochó internamente, pero era una situación muy comprensible, era su mejor amigo, crecieron juntos y básicamente son casi hermanos, era imposible que su amado Lix lo vaya a corresponder.

Un nudo se formó en su garganta y las lágrimas comenzaron a salir, ahí en plena calle comenzó a derrumbarse, y para su mala suerte comenzó a llover.

Sentía que su corazón se partía en dos, el simple hecho de imaginar el posible rechazo a su amor lo hacia llorar desconsoladamente, le dolía saber que no sería suficiente para Lix, porque Lix es heterosexual y Christopher no tiene el cuerpo de una mujer.

Los sollozos se hicieron más sonoros, las lágrimas descendían por los costados de su rostro, hasta que abrió sus ojos.

―¿Por qué estoy llorando? ―se dijo así mismo para luego limpiarse sus lágrimas.

Cuando recuperó su ritmo cardíaco quiso volver a dormir, porque ni siquiera había amanecido.

Salió de la floristería, con los dos ramos en sus manos, con el que la novia entraría y el otro para declarar sus sentimientos.

Se subió a su auto y condujo a la sala de eventos, con el corazón latiendo muy rápido, estaba igual que las otras veces, pero esta vez debía hacerlo, ya no debía aferrarse a una ilusión que no le llevaría a ningún lado.

Llegó hasta el lugar, estacionó el auto y salió del mismo, agarró los ramos y se dirigió dónde estaba la novia, tenía que entregarle su ramo.

―Hola Nini, aquí está tu ramo y te ves muy hermosa ―vio el vestido, largo y ceñido a su cuerpo, mostrando sus curvas.

Sí, Christopher no tenía ninguna oportunidad con Lix, así que era mejor cortar este sentimiento desde la raíz.

Camino hasta la recepción, en dónde estaría Lix, ahí le daría el ramo, junto a sus sentimientos, dónde ambos se irían a la basura.

―Hola Lix ―saludo al verlo frente al padre.

Fulfilling dreams [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora