Ya era momento, lograría ver quiénes sobrevivieron, vería quienes tienen heridas tan graves como la suya.
Llegó a la puerta del instituto, tragó saliva y subió la pequeña rampa que recientemente colocaron.
Al entrar lo primero que notó fue la ausencia de varios estudiantes, los pasillos se veían más solitarios, incluso vio como había emotivos reencuentros.
Algunos alumnos tenían un par de férulas en brazos y piernas, incluso vio que varios venían en silla de ruedas, debido a una pierna fracturada.
Si, todos ellos tenían heridas igual de severas, pero para Jeongin sus heridas iban más allá de lo físico, su salud mental se vio muy afectada.
Condujo su silla hasta su aula, pero no había nadie, claro, lo olvidaba, fue el único que sobrevivió de ese vagón, en dónde estaban sus profesores y compañeros.
Por el altavoz se escuchó la voz del director, pidiendo que se reúnan en el auditorio, dónde avisaría lo que sucederá con los cursos y el año escolar.
Todos los estudiantes fueron al auditorio, eran casi la mitad, ni siquiera llegaban a ser el cincuenta por ciento del alumnado que había a principios del año escolar.
El director de puso frente a todos los estudiantes y con micrófono en mano comenzó a dar el aviso.
―Bienvenidos... Amm... Lo siento, no tengo palabras para este momento, fue algo tan rápido, que aún no lo puedo procesar, primero que nada... Hagamos un minuto de silencio por todos los estudiantes y profesores que no pudieron volver a casa.
Todos hicieron caso, bajando sus cabezas por el recuerdo de que no verían a sus amigos y compañeros, incluso a sus profesores favoritos.
―Bueno, el motivo principal para que los reuna aquí, fue para avisarles que uniremos los cursos, debido a que muchos profesores ya no están con nosotros, y encontrar a más profesores capacitados para la institución será una tarea muy tardado ―soltó un suspiro, miró a los estudiantes y continuó ―quiero que se acomoden por orden de grado ―así lo hicieron causando una gran conmoción al ver que había tres grados que faltaban.
Grado 7, 8 y 9.
Estuvo apunto de decir algo, hasta que vio que una persona en silla de ruedas se acercaba al lugar de los del grado 9.
Un gran pesar se instalo en su pecho, era el único sobreviviente de ese grado, claro, en los demás grados faltaban varios estudiantes, probablemente la mitad de ellos, pero ser el único sobreviviente de un grado...
―Bueno... Los grados se unirán, ya no habrá divisiones de grado y para el grado 9... Te unirás al grado 10. Eso es todo, gracias.
Jeongin vio a los del grado 10, sería una completa odisea adaptarse a ellos y seguir el ritmo de su estudio, pero al final de cuentas, a Jeongin ya no le importaba nada.
Se dirigió al aula del grado diez, entró ahí y se fue al lugar más alejado, a lado de una ventana, que para su desgracia, daba a la cancha de fútbol.
Desvió su mirada a la pizarra, en ahí estaba su nueva maestra.
―Buenos días alumnos, soy su nueva maestra, algunos ya me conocen, yo era maestra del curso de al lado ―soltó un suspiro ―ánimo, deben seguir adelante, daremos lo mejor de nosotros por lo que resta del año escolar.
Se dió la vuelta y comenzó a escribir el nuevo plan de estudios, tenían que nivelar a todo el grado.
Las clases pasaron bastante rápidas para Jeongin, prestó atención lo más que pudo y logro entender la mayoría de los temas, la campana sonó para la hora del almuerzo, los estudiantes salieron, pero Jeongin no quería comer, más bien, no tenía las ganas de hacerlo.
Condujo su silla hasta el campo de fútbol, ahí donde paso horas entrenando, dónde tenía lo que muchos querían, ahora no tenía nada que los demás puedan envidiar.
Las lágrimas se acumularon en sus ojos, no debía llorar, no ahora.
Se fue hasta detrás de las graderías de metal, dónde nadie podría verlo y una a una fueron cayendo las lágrimas, hasta que se convirtieron en llanto.
Lo había perdido todo.
Hubiera seguido con su melodrama, pero al levantar la mirada vio a un chico mirándolo desde los espacios vacíos de la gradería.
Jeongin se limpió bruscamente sus lágrimas.
―Hola nueve.
Lo saludo el desconocido, pero Jeongin no respondió, porque no sabía quién era y no tenía las agallas para hablarle después de que viera su lado más vulnerable.
―Mi nombre es Hyunjin, del grado diez ―Jeongin no le respondió, así que Hyunjin bajo de las graderías.
Soltó un suspiro, parecía que ese extraño se fue, su mirada estaba en sus pies, hasta que sintió que alguien estaba al frente suyo.
―¿No te enseñaron que es de mala educación no saludar devuelta? ―extendió su mano izquierda.
Jeongin levantó la mirada hasta la mano extendida, quiso rechazarla e irse de ahí, pero vio que el contrario tenía el brazo enyesado.
Sentía que lo vio antes, pero no sé recuerda en dónde exactamente.
Jeongin se mordió el labio inferior, para luego extender su mano izquierda.
―Me llamo Jeongin...
Ambos estrecharon sus manos, para después de unos segundos soltarse.
―Ahora que no somos desconocidos... ¿puedo preguntarte por qué llorabas?
Jeongin lo miró de mala manera, no tenía porque saberlo, ni siquiera debía interesarle que le pasaba.
―¿También puedo preguntar qué hacías aquí?
Hyunjin suspiro, para luego mostrar una sonrisa fingida.
―Estoy huyendo de mis problemas.
Jeongin lo miró, no parecía que ese chico tuviera problemas, ignorando el hecho del brazo fracturado.
―Lloraba porque... Mi futuro se arruinó.
Hyunjin se quedó sin palabras, pero luego vio su brazo.
"No podrás usar tu muñeca derechas por meses".
―No creo que sea tan grave ―soltó sin pensar.
―Si no fuera tan grave no estaría llorando por un par de piernas inútiles.
―Por lo menos tus manos están intactas.
No era normal que dos desconocidos se hablarán de esa manera, pero no era coincidencia que ambos se encontrarán en el mismo lugar.
―Hubiera preferido que mis manos se queden inmóviles.
―También hubiera preferido que mis piernas salieran lastimadas en lugar de mi mano.
No era normal que hablarán de su frustración con otros, pero simplemente les salió del corazón, como si existiera la confianza suficiente en ambos.
24/06/24
¡Nueva historia!
( ◜‿◝ )♡
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Fulfilling dreams [Hyunin]
FanficExisten personas que se esmeran demasiado para lograr sus sueños, pero el destino no quiere ponerlo fácil. Hwang Hyunjin con solo dieciséis años tenía un talento innato para la pintura, cada una de sus obras era elogiada, pero un enorme obstáculo se...