Existen personas que se esmeran demasiado para lograr sus sueños, pero el destino no quiere ponerlo fácil.
Hwang Hyunjin con solo dieciséis años tenía un talento innato para la pintura, cada una de sus obras era elogiada, pero un enorme obstáculo se...
Hyunjin le quitó el cuaderno del rostro, viendo lo rojo que estaba Jeongin pero no le dijo nada, solo le revolvió el cabello con su mano.
―¿Me dejas verlo? Te prometo que no me burlare ―Jeongin no quiso decir nada, solo extendió el cuaderno hacia Hyunjin.
Tomó el cuaderno y le dió la vuelta, viendo que el dibujo no era perfecto, pero se lograba distinguir la persona que estaba plasmada en la hoja, era él, vio detalladamente el dibujo, desde su cabello hasta su cuello, incluso los pequeños lunares que tenía.
Jeongin prestó demasiada atención a su persona, porque nadie se daba cuenta de los pequeños detalles en su cuerpo, ni siquiera recordaban que tenía un lunar debajo del ojo, pero en el dibujo de Jeongin estaba todo, incluso la forma de su labios, y no hablamos del grosor.
Hyunjin sintió estallar en su estómago miles de mariposas, y la idea de que Jeongin le preste atención, más de la que debería, lo hizo muy feliz.
Tenía suerte de que estaba tan en paz con sus sentimientos que lograba saber que sentimiento sentía, cariño.
Hyunjin bajó el cuaderno y vio que Jeongin tenía la mirada baja, así que se puso de cuclillas, dejó el cuaderno cerrado en el suelo y tomó el mentón de Jeongin, para que lo viera.
―Está demasiado bonito Innie, está tan hermoso que me dan ganas de quitarlo de tus manos.
Jeongin sonrió por el comentario, pero no iba a darle el dibujo a Hyunjin, no quería, porque hasta el momento no tenía fotos con Hyunjin y no podía verlo tanto tiempo fuera de la escuela.
Quería tener algo que le recordara a Hyunjin y que mejor que una imagen suya.
―No te dejare hacerlo, me costó mucho dibujarlo ―formó un puchero.
Hyunjin sonrió ante esa acción, no podía creer lo tierno que era Jeongin y ni siquiera lo intentaba.
―Está bien, pero exijo que hagas un dibujo para mí ―Hyunjin acercó sus labios a la oreja de Jeongin ―de tí.
Bueno, para este momento su corazón latía fuertemente, quiso alejarse pero no quería dejar de sentir esa sensación tan linda que se alojó en su pecho, mucho menos dejar de sentir el calor corporal de Hyunjin.
―Yo... Está bien, pero no prometo nada ―Hyunjin se alejo de Jeongin, después de llenarse del aroma del perfume de Jeongin, sus rostros estaban demasiado cerca, tanto que podían sentir el aliento del otro, ambos se miraban a los ojos, pero en cuestión de segundos sus ojos miraron los labios del otro.
En ambos creció el anhelo e impulso de juntar sus labios, de sentir la calidez que la boca contraria podría darles, pero ambos sabían que debían ser sensatos y no dejarse llevar por sus deseos.
Entonces, si ellos sabían que no debían hacerlo, ¿por qué que sus cuerpos estaban actuando en contra de su mente?
Poco a poco la distancia se acortó, estaban a milímetros de tocar los labios del otro, pero una voz los hizo separarse.
―¡Hijo! ―era el padre de Hyunjin.
Jeongin no sabía que hacer, quería huir, pero estando en la silla de ruedas no podría escapar tan fácil.
Por otro lado Hyunjin estaba con las mejillas coloradas, jamás creyó que su padre vendría a recogerlo. Porque siempre estaba en el trabajo, a excepto de la vez que se accidentó, pero eso era tem aparte.
El señor Hwang se acercó a los chicos con una sonrisa grande, ambos muchachos tenían el ceño fruncido, creían que el padre de Hyunjin estaría bastante furioso y enojado por la escena que se presentó segundos antes frente a sus ojos.
―¡Hijo! ¿¡Por qué no me dijiste que tenías novio!? ―preguntó en voz alta, causando que los demás estudiantes que salían recién de sus aulas los vieran ―y es un chico tan lindo... ¿Cómo te llamas?
Qué la tierra lo trague y lo escupa para el lugar que quiera, jamás creyó que pasaría un momento así.
Hyunjin se aclaró la garganta para llamar la atención de su papá, cosa que logró.
―Papá... Jeongin no es mi novio, es mi amigo.
Okey, esas palabras por alguna razón le dolieron, pero era cierto, Hyunjin era su amigo.
Aunque a Hyunjin le pasó lo mismo, era momento de escuchar a su corazón.
―¿Cómo? ¿No son novios? Pues entonces que fue lo que mis ojos vieron hace un momento, porque yo no sabía que los amigos se dieran besos para reforzar la amistad ―el señor Hwang se quedó un momento en silencio ―¡Qué buena idea! ―gritó de la nada, haciendo que varias personas volvieran a verlos.
Hyunjin se pegó la frente, su papá era un caso perdido, esperaba en el futuro cuando sea papá no adoptará esa personalidad.
―Bueno, ya que no son novios todavía ―susurró lo último ―Debo hacer la invitación de forma correcta ¿Qué te parece que vayamos a comer... Jeongin?
Hyunjin soltó un suspiro, para luego ver a Jeongin, quien miraba de vez en cuando a su papá y luego a él, si, era obvio que se parecían entre los dos, ero no era para que Jeongin se quedará viendo por más tiempo a su papá.
Sin darse cuenta frunció el ceño.
―Está bien señor.
El señor Hwang hizo un gesto con la boca, para luego hablar.
―No me digas señor, eres amigo de Hyunjin, cosa que me es sorprendente conociendo la personalidad de mi hijo ―Hyunjin hizo un sonido de reprobación a su padre ―bueno, solo dime por mi nombre Hyunhyo.
―Está bien se- Hyunhyo ―dijo Jeongin de manera tímida, ¿Así se sintió Hyunjin cuando su mamá le dijo lo mismo?
―Así está bien, ahora vamos que mi estómago esta rugiendo como león.
El señor Hwang se adelantó, dejando a ambos chicos solos.
―Lo siento por eso, mi padre es muy... Bueno, así es él, lamento si te incómodo ―Jeongin negó.
―No me incómodo, simplemente se me hizo divertido que tu padre y tú sean casi idénticos, incluyendo la personalidad.
―¿¡Me estás diciendo que actuó como él!? ―de nuevo, varias personas voltearon a verlos.
―Sí, son dos gotas de agua ―soltó una risita, haciendo que Hyunjin también riera.
Mientras a lo lejos estaba Hyunhyo con una sonrisa, le encantaba ver qué su hijo volvía a sonreír de esa manera. Tan soñador y feliz.
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