La feria del terror (2)

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*Narrador PO.V*

Ya había pasado un mes desde el primer debut de (T/n) como fenómeno de circo. Era conocida al público como la dama sin piernas, y había encantado al público en su primera aparición.

William también estuvo encantado, tanto que casi se le olvida que él como maestro de ceremonias tenía que finalizar en esa noche. Él siempre la llevaba de vuelta a  su jaula, la cual estaba dentro de una carpa en gran parte de  ocasiones. Allí  (T/n) tenía todo lo que él le había regalado. Rosas, maquillaje, ropa, accesorios e incluso un anillo el cual William le obligó a aceptar.

Siempre la hacía portar ese anillo, lo que levantaba las sospechas de los demás freaks del circo, pero no podían preguntar ya que William esquivaba las preguntas y además prohibía que se acercaran a (T/n) sin su presencia. También tenía muy vigilada a su amada, ya que temía que ella consiguiera ayuda de alguna u otra forma.

Por eso él mismo le hacía todo o la vigilaba mientras gente encargada por él la cuidaban, como aquella vez en la que obligó a una de las chicas estilistas a teñirle el cabello n frente de él.

--<¿Por qué quieres mi cabello teñido?, no... Veo nada malo con su color>-- Le preguntó (T/n) cuando William simplemente le fue a decir que el tinte ya estaba hecho (lo que quiere decir que ni siquiera consideró la opinión de su amor).

--<Dos razones: te verías linda con el, y no puedo permitirme dejar que te reconozcan>-- Se acerca a ella y la abraza por detrás --<Y si te reconocen, yo sería sacado del circo; los freaks tendrían que irse a otra parte, y tú serías llevada lejos de mi y no quiero eso>-- Y luego de eso, la obligó a dejarse teñir; aunque intentó resistirse, lo que hizo que William le derritiera la cera de una vela en su ojo, obligándola a usar una venda de color negra.

No solo eso; William acostumbraba a explotarla incluso más que a los otros freaks, pero de la siguiente manera: William le pedía a (T/n) favores pequeños como un beso, abrazo, dejarlo acariciarla y si ella no accedía, la hacía practicar de manera obligatoria casi sin descansos e incluso hasta altas horas de la noche, cosa que la cansaba mucho para el día siguiente.

Las pocas veces en las que (T/n) tenía permitido salir era cargada por el propio William, o este la empujaba en una silla de ruedas, pero eran ocasiones escasas y los demás freaks se dieron cuenta de eso, pero no podían hacer nada o de lo contrario, William arruinaría sus vidas, aprovechando la amistad que tiene con los propietarios y dueños del circo.

Solo había un freak o miembro del circo que no obedecía esto, y su nombre era Anderson. Él era un joven trapecista al igual que su hermano gemelo, aunque de vez en cuando se escapa a molestar al equipo de música (XD). Es el único al que se le ocurre desafiar a William, pero más de forma indirecta que directa.

Antes ni siquiera se daba cuenta de que ella estaba en el público del circo, pero ahora que está secuestrada la ve con poca frecuencia, y pensó que (T/n) le pareció curiosamente adorable (sin saber al 100% todo lo que (T/n) sufrió a manos de William, claro). Anderson se acercaba a (T/n) cuando quería, aunque William estuviese presente, lo que hacía reír al peli castaño y hacía enojar al pelinegro.

--"No...¿no tienes miedo de que William arruine tu vida?"-- Le preguntó la chica una vez en la que Anderson decidió ir a molestarla un poco.

--"¿Miedo de qué?, mi hermano gemelo y yo somos de una familia muy amistada con los dueños del circo. Por eso William no me ha atacado"-- Y era cierto. Esa era la única razón por la que William no tocaba a los gemelos, por mucho que odiara que Anderson se acercara a su amada.

Anderson desde ese entonces se dedicó a molestar a (T/n) cuando ni él ni ella estuvieran ensayando sus actos. En su tiempo libre él hablaba con ella, o le hacía bromas para ver cómo era su reacción pese a que su hermano le advirtió severamente que no desafiara a William, y que dejara en paz a la chica.

Lentamente ese gusto por las bromas pasó a ser amor, y más tarde, obsesión. Anderson ADORABA ver cómo (T/n) estaba siempre alerta ante su presencia, y cuando ella bajaba la guardia *¡PUM!* terminaba como su víctima de travesuras y maldades; algo que William ODIABA con creces.

Ahora, si hay algo que Anderson sabía hacer, era medir sus límites a la hora de realizar bromas. Eran en su mayoría inofensivas, y algunas hasta de mal gusto pero sin herir a nadie; sin embargo, si Anderson veía que alguien resultaba lastimado seriamente por sus locuras, él se detenía de inmediato.

Anderson se convirtió en un yandere bromista que hacía bromas a sus rivales del amor, sí, pero nunca tuvo el atrevimiento de hacerle daño a (T/n).

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Han pasado dos años luego de la llegada de (T/n) al circo. Las cosas cambiaron un poco.

Ahora (T/n) es visitada de modo repentino por Anderson en las noches, aunque este no puede entrar a su jaula (William siempre porta la llave de la puerta). No se queda por mucho rato, pero invade su espacio privado en su único momento de  soledad.

--Primero William y ahora tú, ¿Qué es lo que quieres?-- Preguntó (T/n) con incomodidad mientras él la observaba con esa obsesión traviesa en sus ojos.

--Quería desearle buenas noches a mi blanco de maldades favorito-- Respondió, soltando una sonrisita leve, que no era muy visible por la oscuridad de la noche.

--Vete al diablo, no estoy para tus putas bromas ahora-- Respondió una irritada (T/n).

--Oh~, cuida esa boca señorita. Esas no son pala-- Anderson iba a continuar, pero en ese entonces alguien muy conocido se estaba acercando a la jaula.

--Ella dijo que te largues, y tiene razón-- Era la voz de William, pero este parecía bastante enojado o irritado. Anderson simplemente se despidió bostezando de ella y se fue a dormir.

William lo miró alejarse, y luego se volvió hacia su amada, sonriéndole con amor.

--Haces muy bien en rechazarlo. Se cree intocable por la amistad de su familia con los propietarios-- Se acercó a la puerta de tu jaula y la abrió con su llave --Pero si se sigue metiendo contigo y me sigue provocando, él y su hermano pagarán caro-- Murmuró para luego dar un suspiro y sentarse al lado de su amada, teniendo su llave guardada en su ropa.

--William, no... hagas nada. Yo...dejaré de hacerle caso pero no ocasiones más problemas, por favor-- Rogó ella, bien sabiendo que si William fue capaz de extorsionar a un cirujano para cortarle las piernas a ella; él era capaz de hacerle algo a Anderson, a su gemelo o a alguien más en el circo.

Mientras tanto Anderson, ya en su camerino, estaba bastante más serio. Se molestó por la interrupción de William, y no solo eso, sino que sl recordar los días anteriores, veía como William celaba mucho a (T/n) cuando estaba con él. Había usado su actitud de bromista para acercarse a ella, y por las miradas que William le dirigía, supo que este quizás no planeaba cosas buenas para Anderson, por lo que pensó en que tendría que cubrirse sus espaldas.

Tendría que cuidarse las espaldas de las represalias de William; pero también hacer que (T/n) sea de él a toda costa.

-Fin

Estoy cansada y tengo sueño, buenas noches.

Frases y cosas Yanderes (PEDIDOS ABIERTOS) #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora