『𝟎𝟐: 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏𝒂𝒔 𝑪𝒐𝒔𝒂𝒔 𝑵𝒖𝒏𝒄𝒂 𝑪𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒏, 𝒚 𝑶𝒕𝒓𝒂𝒔 𝑺𝒊』

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El sol continuó su descenso, sumergiendo la ciudad en un suave resplandor. Y mientras Elise se adentraba en la noche, sabía que estaba comenzando un nuevo capítulo en su vida, un capítulo lleno de posibilidades y esperanza.

Las luces de Tokio eran aún mejor de lo que ella las recordaba. Estaba agradecida de poder estár aquí otra vez.

─¡Eli, ven un momento porfavor!─ La llamó su papá desde la cocina.

Ella respondió llegando rápidamente por las escaleras, luego de haber dejado unas cajas en el segundo piso. Una casa llena de fantasmas del pasado, ella había vivido toda su vida ahí.

─¿ papá?─ Cuestionó una vez estuvo detrás de él.

─Te parece si pedimos pizzas... ¿O quieres sushi?─

─S-Sí.─ Ella lo vió, con confusión. ─¿Cómo lo sabes?─

─Aunque creas que es poco, casi cuatro años fueron suficientes para entender cuánto adoras el sushi.─

Ella no pudo evitar sonreír un poco y sonrojarse debido al comentario. La hizo sentir una niña, se sintió rara. Siempre se sentía pequeña cuando su papá la trataba como lo que ya obviamente no es; una niña.

Está bien, voy a pedir. Pero ya deberían empezar a hablar en japonés, no lo retraces más.─ Sugirió antes de desaparecer en busca de el teléfono de la casa.

─Sí, sí.─ Susurró para si mismo, en japonés.

Después de un rato, la comida había llegado. Justo cuando Elise y su hermanito Noah habían vuelto de la tienda cercana a la casa, habían ido a hacer algunas compras urgentes.

Cuando volvieron, la muchacha notó otros zapatos en la entrada. No se apresuró a entrar, ya suponía quien estaba con su papá.

El Sr. Oliver los estaba esperando sentados en la mesa, junto él asiento de Elise, había otra porción.

La mirada de la chica se dirigió hacia la puerta del baño que se estaba abriendo. Dejando ver la figura de su madre.

─M-Mamá.─ La llamó, poniéndose nerviosa cuando los ojos de su progenitora la vieron. ─Hola...─

Su mamá quedó paralizada en la misma puerta. Rápido volvió en si, y para cuando se dio cuenta, ya sus lágrimas estaban corriendo por sus mejillas. Se acercó rápido a su hija.

─¡Elise!─ Los brazos cansados y débiles de la mujer la rodearon, apresandola contra ella, con miedo y ansiedad. Discúlpame por todo...─ Susurró lo último para su hija cerca de su oído. Abrazándola cada vez más.

No quiso pensarlo mucho, y solo correspondió a la muestra de afecto delicadamente.

─Mama me alegro que... estés bien.─ Dijo en otro susurro para su madre.

La llegada de su madre, con sus ojos llorosos y su abrazo tembloroso, derribó las barreras que Elise había construido cuidadosamente. En un instante, los años de horror parecían intentar desaparecer.

 En un instante, los años de horror parecían intentar desaparecer

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Lᴀ Cʜɪᴄᴀ Dᴇ Mɪᴋᴇʏ Es Uɴᴀ NᴇʀᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora