Capítulo 11. Aquel noviembre en mi boda. Parte 1.

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Asher. 

Tomo el primer taxi que veo en las calles de San Diego, compró un tiquete en el primer avión que salga para Atlanta, durante el viaje me siento un completo imbécil, ¿Johari?, ella es quien, ¡Oh, Dimitri! Lo siento. Sostengo mi rostro con mis manos evitando gritar de rabia e impotencia, lloro una y otra vez. La culpa me reboza sin poder contener algo, me permito llorar, dejar salir cada sentimiento de profunda decepción.

Octubre pasa sin más, falto uno que otro día al trabajo aprovechando la casa sola cuando Dimitri tiene sus clases de arte para odiarme en silencio, evito no lastimarlo, apagar cada uno de mis sentimientos, no dejo de preguntarme si ella lo sabe, si ella sabe de Dimitri, si por eso Johari lo destrozo quitando su licencia.

En el trabajo Clade me nota ausente, lo deja pasar por unos días hasta que no puede aguantar más. -¡Hey! Creo que tienes que hablar de lo qué sea que te está pasando. – Al salir del trabajo nos dirigimos a un café cercano.

-Bien, ¿qué es lo qué ocurre? – Pregunta preocupado. -¿Están mal las cosas con Dimitri? – Se aventura.

-No. Soy yo. Clade, lo que voy a decirte no lo sabe nadie. – Los nervios me invaden.

-¿Te gusto? – Hago una negación.

-¿Recuerdas que voy una vez al mes a Nueva York? – Él asiente. -La primera vez que fui conocí a una chica, Avery, ella y yo conectamos. Empezamos a vernos una vez al mes, febrero, tuvimos una cita, en marzo la besé, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, creí que ella era mi amante. No, ambos somos los amantes. – Él me sin decir una palabra. -Supongo que me enamoré de alguna forma de ella, no he dejado de amar a Dimitri, pero si siento algo por ella, hace poco supe que se va a casar, y es extraño ya que también lo haré pronto.

-Asher, ¿estuviste con una chica?, ¡Dios santo, eres bisexual! Estoy muy confundido. – Dice, toma unos tragos de café. Y se queda viéndome sin entender. -¿Dimitri lo sabe?

-No, y no lo sabrá, ahora que sé lo mal que está esto yo... dejaré de verla. Me alejaré de todo.

Un día antes de viajar un mensaje llega. "Déjame explicar". "De acuerdo", respondo.

Nueva York, noviembre. Estamos a días de su boda, el taxi se detiene frente a L'opportunite, veo que empieza a brisar, bajo del taxi y ella está ahí frente a la ventana de L'opportunite ya desocupado, empieza la lluvia, abro el paraguas y camino hacia ella hasta cubrirla. Ella voltea a verme.

-Viniste... - Escucho. La veo bajo el paraguas, trata de acercarse y con mi mano libre dejo una distancia entre ambos.

-¡Asher!

-Di lo que tengas que decir.

-Lo siento, esto se me... se me salió de las manos.

-Te vas a casar. – Añado.

-Lo siento, ella es... es mi novia, mujer, llevo con ella siete años. Hace poco me propuso matrimonio, hace poco acepté, hace poco también te conocí, hace poco no esperaba jamás, sentir algo por un hombre. – La veo y puedo identificarme con cada una de las palabras que pronuncia.

-Por eso es mejor decir adiós, ¿no te parece? Ve, cásate, haz tu vida, yo veré como continuar con la mía. – Me voy, ella queda ahí bajo la lluvia, bajo lo que fue L'opportunite, bajo lo que nos unió. Y yo caminé bajo la lluvia, bajo la ciudad, bajo la ciudad que nos vio amarnos unos instantes.

Las trece veces que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora