Avery.
-Viniste... - Escucho. Volteo para verlo sonrojada.
-Sí, el café me gustó, ¿quieres entrar? – Pregunto manteniendo la compostura.
Tomamos asiento, pido un expreso y él mira un poco apenado a la mesera, al final le pide un late.
-¿Cómo estuvo el trabajo? – Pregunta.
-Algo estresante, estamos probando ahora unos medicamentos para el manejo de la obesidad y los nuevos pasantes llegan algo, desorientados. – Me quejo.
-Debe ser frustrante.
-Lo es, al final terminé haciendo el trabajo yo sola para poder venir a... - Me sonrojo.
- A verme... - Dice con una sonrisa, asiento apenada. Observo su ondulado cabello castaño, mientras la mesera trae el pedido y él bebe de su late, me imagino agarrando su pelo al besarlo.
-¿Qué pasa?, ¿tengo algo? – Pregunta confundido mientras trata de verse en el reflejo de la ventana cercana.
-No, yo solo te... observo. – Susurro al final. Siento mis piernas temblar, bajo la mesa mis dedos tocan ansiosamente mis nudillos izquierdos. Muerdo mi labio y le miro, es evidente que está nervioso.
-Cuéntame de ti, ¿vives con alguien? – Le miro, pienso unos segundos cuestionándome si le hablo sobre Johari.
-No. Vivo sola. Rento un apartamento.
-Genial, yo... comparto mi casa con un compañero de trabajo.
Anocheció, me preguntó si cenaríamos ahí de nuevo. No supe responder y sugirió un lugar cercano. Él pagó la cuenta y salimos de L'opportunite y caminamos por la acera.
-¿Qué es lo qué más te atrae de la ciudad? – Pregunta. Observo a las personas que pasan por nuestro lado.
-La gente. Puedes encontrar a todo el mundo en Nueva York. – Digo señalando a un joven asiático.
Llegamos a un restaurante taiwanés, durante la cena me cuenta su trabajo.
-El trabajo en el banco de Nueva York es muy aburrido, a veces fantaseo como en las películas, un misterioso sujeto trata de robar el banco. – Dice con gracia y río un poco. -La verdad solo son números, vengo solo a revisar cuentas, tienes la suerte de entretenerte con tus pasantes.
La cena fue genial, no quería que terminara, pero salimos del restaurante.
-¿Quieres que te acompañe hasta el hotel? – Me pregunta nervioso. Me imagino en sus brazos, entre las sábanas blancas del hotel y Johari viene a mi mente.
-Quizá en otra ocasión, pero espero verte de nuevo. En un mes. – Me ve un poco decepcionado.
-¿Quieres mi número? – Pregunta. Le entrego mi celular y anota su número.
Tomo un taxi de camino al hotel, sonrío en todo el camino hasta llegar al hotel. Entro al ascensor, miro el celular observando una foto junto a Johari, viene a mi mente mi vida con ella contrastando con el deseo carnal hacia Asher.
Entro a la habitación del hotel. Abro la nevera del servicio y saco un tequila, me sirvo un trago. La noche se alarga mientras ambos vienen a mi mente.
Mis labios entre los suyos, Johari, Asher, sus dedos rozando mis piernas, dejo caer mi vestido, tomo otra copa y desabrocho mi sostén dejándolo caer. Susurro sus nombres; "Asher, Johari", me humedezco sintiendo mi mano derecha usurpando mis bragas, mi mano izquierda sirve otra copa y bebo otro tequila con mis dedos dentro, será su pene, será su lengua, sus dedos.
El tequila va terminando mientras mis dedos desbordan mi pasión, mi deseo, mi ser...
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Las trece veces que te vi
RomanceAsher y Avery deben ir a trabajar a Nueva York una vez al mes, lugar donde empezaran a coincidir haciendo que no solo les guste la ciudad, sino ellos también. Desafiando su sexualidad, sus vidas e incluso su futuro.