Capítulo 1. En enero te conocí. Parte 2.

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Avery.

Después de conocer a Asher y regresar a mi cuarto en el hotel, decido tomar un baño en la tina, él vino a mi mente, a mis pensamientos, paso la esponja sobre mi piel, la froto suave, luego un poco fuerte y luego suave, cierro los ojos recordando sus labios hablándome, queriendo saber quién soy. Mientras mi mano izquierda frota la esponja cerca a mis pechos, mi mano derecha trata de rosar mi vagina, por unos segundos pienso que es él, llevo mi dedo índice a los bordes bajos de mi vagina... me detengo a pensar lo que hago. En que me convierte pensar en él así y me detengo, sostengo mi cabeza con ambas manos y me recuesto en la tina tratando de sacarlo de mi cabeza.

A la mañana siguiente tomo el primer vuelo a San Diego, pienso en él durante el camino a casa, llego a casa con la promesa de olvidar. Dejo la valija en mi cuarto, camino a la cocina encontrando una nota sobre la nevera, "¿Puedes ayudarme con el almuerzo? Te ama -J.", sonrío al leerla.

Se me pasa el tiempo ordenando casa, cocinando y terminando mis labores de la empresa. Durante mis quehaceres me siento un poco culpable, él viene a mi mente inescrupulosamente, lo alejo de mis pensamientos con mis ocupaciones, pero no es sencillo. Es la hora del almuerzo cuando Johari llega, veo a mi hermosa novia llegar, la recibo de beso y abrazo.

-Se me hizo eterno tu viaje. – Dice con dulzura tomando mi cintura.

-También te extrañe. – Respondo besando sus labios una vez más.

Johari me acompaña a preparar la mesa, la observo en su vestido ocre servir la cena mientras llevo los cubiertos y sirvo un poco de vino, ella toma asiento, le entrego una copa de vino y la rodeo con mis brazos desde atrás, beso su piel morena subiendo por su cuello hasta llegar a su oreja derecha para susurrar un te amo. Ella ríe un poco y tomo asiento para cenar.

Durante el pasar de los días de enero lo recordaba una que otra vez, empecé a preguntarme cosas que nunca habían pasado por mi cabeza. Rondaba la duda de su nombre, de si lo vería de nuevo. Pensar en eso me hacía cuestionar mi vida con Johari, llevamos juntas siete años de relación y tres de vivir juntas. Nunca había pensado en otra persona en nuestra relación y es extraño que sea un hombre en quien pienso.

Cuando la conocí estábamos en la Universidad de San Diego, ella cursaba último año de leyes, tomábamos el mismo autobús, y con el tiempo nos lanzábamos miradas furtivas, nunca había tenido una novia así que me daba mucho miedo el acercarme para hablar. Un día subimos al autobús, iba por la ruta habitual cuando el autobús se averió, quienes íbamos dentro nos bajamos; fue ahí cuando me habló.

- ¿Podemos tomar café, si quieres?  - Dijo muy segura. Yo asentí nerviosa.

Esa noche me contó que venía de Oregón, sus padres se mudaron a San Diego por cuestiones laborales mientras se encontraba en secundaría, me contó que la motivó a estudiar leyes, tiene un hermano mayor que un día mientras vivían en Oregón fue a una tienda a altas horas de la noche, estando allí una persona entró a robar y asesinó al encargado de la tienda. Su hermano llamó a la policía y cuando llegaron lo arrestaron creyendo que había sido él, todo por su color de piel. Estuvo en prisión en unos días, desde entonces se encontró con el racismo que sufría la gente de color.

Eso me enamoró de ella, su forma de ver el mundo, la forma en la que desea hacer el bien, con el tiempo empezamos a salir más seguido. Le conté que mi padre era una persona dependiente de la insulina y que por ello decidí enfocarme en la química farmacéutica.

Esperó a nuestra décima cita para pedir que fuese su novia, acepté feliz. Ella se graduó de leyes y rentó un departamento más amplio cuando comenzó a trabajar B.Q. Asociados. Cuando terminé mi carrera me propuso vivir juntas, al principio me dio un poco de susto llevar una vida juntas como esposas, pero con el tiempo lo fuimos logrando; fue paciente mientras yo buscaba empleo hasta que al año y unos meses conseguí ser pasante en Laboratorios Patterson. Con el tiempo fui ascendiendo a mi puesto actual, bioquímica en jefe.

Enero finalizaba mientras febrero se acerca con el día en que debo viajar a Nueva York una vez más, en los últimos días no lo pensaba tanto. Él día del viaje, 07 de febrero llegó. Johari me ayudó a realizar la valija de viaje, me llevó al aeropuerto, me deseo buen viaje y se despidió de beso.

Durante el viaje en el avión me pregunto si debo ir de nuevo a aquella cafetería, si debo arriesgarme a verlo, a oírlo, a conocerlo realmente.

Ya instalada en el hotel me lleno de nervios, de ansiedad, deseo verlo de nuevo, la culpa me invade, pero mi corazón palpita con fuerza con el ánimo de verlo.

Es un día soleado, veo por la ventana de L'opportunite.

-Viniste... - Escucho.

Las trece veces que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora