Capítulo 1. En enero te conocí. Parte 3.

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Asher.

Llego a casa, durante el viaje me prometí no pensar en ella. Al abrir la puerta mi hija Ji-a de cuatro años corre a mis brazos, la tomo feliz de verla, la beso en la mejilla mientras pregunta si le traje algo. Le pregunto dónde está su padre y me pide que la baje, toma mi mano y me guía hasta el segundo piso donde Dimitri se encuentra sacando la ropa de la secadora. Me saluda alegre, preguntado cómo me fue, me besa y lo correspondo.

-Pensé que llegaría y no alcanzaría a verte. – Dice tomando Ji-a en brazos.

-¿Ya debes irte a trabajar? – Él asiente mientras regresamos a bajo.

-La doctora Sotton enfermó y debo cubrirla, debo salir lo más pronto posible, estaba haciendo tiempo mientras llegabas. – Dice yendo a nuestra habitación, lo sigo, deja a Ji-a en la cama y empieza a tomar sus cosas para irse.

-Espero verte en la noche. – Digo resignado.

-Prometo compensarte. -Se acerca a besarme de nuevo. -Ji-a tiene un proyecto de ciencias para mañana, tenemos algo adelanto, ¿puedes terminarlo? – Asiento y lo veo irse.

Retomo mi vida de amo de casa, dejo a Ji-a en su cuarto mientras tomo una rápida ducha, me visto de camiseta y pantaloneta, terminó de sacar la ropa de la secadora, la extiendo en el patio trasero, Ji-a me acompaña mientras cocino, al terminar almorzamos en su cuarto mientras ve caricaturas. Pasamos el resto de día terminando su proyecto de ciencias, un sistema solar giratorio. Ji-a terminó cansada, la llevo a su cama y me dispongo a ordenar el desorden que dejamos al hacer el proyecto.

Entretenerme con Ji-a no me había dejado pensar en Avery, viene a mi mente sus labios, verla llegar empapada al café, divago entre Avery y Dimitri. Pensar en ella pone todo en perspectiva.

Conocí a Dimitri hace unos tres años, iba conduciendo ebrio en la autopista cuando tuve un accidente, choqué con otro auto, él único herido fui yo. Dimitri se encontraba haciendo su pasantía cuando me llevaron, él fue quién me atendió, estuve unos meses en observación. Al inicio solo me parecía atractivo. Un día mientras esperábamos unos exámenes me contó que sus padres vienen de Corea del Sur, cuando él nació decidieron ponerle un nombre americano para que se acoplara más fácil a este país. Vi la sortija en un índice y pregunté si estaba casado y se sonrojo. Me contó cómo se enamoró de una joven mientras terminaba la preparatoria, al año se casaron y dos años después tuvieron a Ji-a, dijo que prefería un nombre que la hiciera sentir orgullosa de sus raíces.

Las conversaciones entre los dos se volvieron más comunes, nos convertimos en amigos para cuando me recuperé. Debido al accidente entré al grupo de alcohólicos anónimos, seguía yendo a controles médicos y Dimitri comenzó a estar pendiente de mi salud aún fuera del hospital.

Lo invite a mi cumpleaños, mis padres y mi hermana lo adoraron, para eso entonces ya andaba enamorado de él, en mi mente creía que solo sería un amigo del que había empezado a sentir cosas. Esa noche lo llevé a casa, aparqué fuera de su apartamento; le pregunté si pensaba volver con su exmujer, dijo que no, que ahora pensaba pedir la custodia total de su hija, me preguntó si pensaba en él cuando no estábamos juntos. Me puse nervioso, tomé el volante y asentí. Sentí su mano tomar mi mentón, y girar mi rostro hacia él, y sentí aquel primer beso en mis labios. Aquel primer beso nos transportó a azotar de golpe la puerta de su apartamento, él la cerró y sumergió sus calientes manos bajo mi camisa; lo tomo del pelo duro con mi mano derecha mientras mi mano izquierda desata su cinturón, muerde mis labios y procedo a soltar un leve gemido mientras desabrocho su pantalón, me toma del cuello acorralándome en la pared pidiéndome que pare.

Desde aquel día empezamos a salir, acompañé a Dimitri en su lucha por la custodia y en paralelo nuestra relación se forjó. Al año y medio de ser novios ganó la custodia de Ji-a, desde entonces empezamos a vivir los tres, mi relación Ji-a fue la mejor desde el inicio, con el tiempo ella se convirtió en lo más importante para mi vida, incluso más que Dimitri.

Enero pasó volando, los días junto a Dimitri se hacían maravillosos y aunque Avery regresaba a mi mente me tomaba el tiempo de dedicarle un tiempo a solas, me preguntaba si la volvería a ver o si era lo correcto. Y llegó el día del viaje, llegué a hotel y mis ansias de ir al café si era posible que nos viéramos de nuevo.

Llego al café, pido un chocolate e impaciente me lo tomo, cada que la puerta se abre y suena la campana miro ansioso pensando que es ella, pero no. Miro el reloj y ha pasado una hora así que decido dejarlo a la suerte, saco una moneda. Cruz me quedo, cara me voy. Si es bueno para mí lo que sucede el resultado será cara. La veo girar en el aire hasta que cae cruz.

Salgo del café algo desilusionado, trato de tomar un taxi, pero se me es imposible, miro al café de nuevo y la veo llegar, camino nervioso hacia ella, las manos me tiemblan un poco.

-Viniste... -Digo emocionado.

Las trece veces que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora