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Contemplaba desde mi oficina que estaba en lo más alto del edificio la maravillosa lluvia que caia afuera, el cielo estaba completamente oscuro y la brisa movía ferozmente la arna del desierto. Adoraba los días lluviosos, me encantaba escuchar el sonido de la lluvia, me relajaba y me daba pequeñas señales de lo hermoso y peligroso que era la naturaleza.
Siempre que llovía me encantaba sentarse en el gran ventanal que portaba mi oficina, adoro verla y escucharla, Miraba la lluvia con tristeza, ya que siempre me preguntaba como había llegado a la vida que llevo en est momento.
Baje mi mirada y contemple el gran reloj de oro que tenía en mi mano derecha, era el nuevo reloj que Jason me acababa de regalar después de anunciar nuestro "maravilloso" compromiso, nuestro maravilloso compromiso que desde los 15 años está más que planeado.
Han pasado casi 4 años desde que todo aquello pasó, desde que casi me envían al laberinto y la vida que llevo en este momento nunca hubiera existido, si no que seguramente ahora es que estaría escapando para de todas maneras enfrentarme a la cruda realidad de morir.
Jason se enamoro de mi desde la primera vez que me vio, jamás le importo la edad ni mucho menos el miedo que tenía en aquel momento si no que más bien se aprovecho de eso y le saco más que provecho a mi inocencia y temor. Era una de las favoritas de cruel, por lo que a la principal le parecía una maravillosa idea la historia de amor entre Jason y yo, sin embargo nuestro compromiso nunca pudo llegar ya que Jason había estado muy ocupado estos últimos 4 años y no había tenido tiempo de pensar en una boda aún.
El quería, lo deseaba, mientras yo rezaba y rogaba que ese tiempo nunca acabase, que jamás dejara de estar ocupado para que pudiéramos alargar esa boda, estaba atrapada y atada a un destino cruel.
Morir físicamente o morir sentimentalmente.
La vida que llevaba era perfecta, lujos, joyas, una casa perfecta y todo tipo de ropa que puedes imaginar, sin embargo tenía un prometido maltratador que muy pocas veces estaba para mí, obvio estaba ahí para menospreciarme y hacerme menos.
Y la cruda realidad me atormentaba, me atormentaba tener que mentirle a cada joven que pasaba la puerta, mostrarle una sonrisa falsa y asegurarle que de ahora en adelante tendrán una nueva vida mejor, que cruel nunca los encontraria y que de ahora en adelante estarán a salvo.
Odiaba eso.
Pero mi miedo era más grande y por eso acepte aquel trato que me ofrecieron hace 4 años.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos toques en la puerta, sacudí mi cabeza levemente y me incorpore en la silla en donde estaba un poco recostada.
-Pase.- Conteste.- Oh, Olivia. ¿Como estas?-. Sonreí de lado a lado al ver a Olivia una de las doctoras del área 2 asomar su cabeza.
-Señorita Fernanda, buenas noches. Disculpe que la moleste en su día libre pero el Señor Jason me dijo que la necesitaba en la entrada para recibir a los nuevos integrantes.-.
